Suena el celular ya entrada la noche y desde su cama el pro-imperialista atiende sobresaltado la llamada. Su pecho late acelerado con la noticia y de un salto abandona las sábanas. "Cómo? Repite eso!!!" Del otro lado del teléfono, suenan dos palabras que hace emerger desde su odio histórico una mueca triunfal.
Esas dos palabras son: 1-."Murió" y 2-."Fidel". Juntas, como él deseó escucharlas desde hace décadas.
El pro-imperialista de nuestro relato, henchido, pleno y con una sensación de victoria final, corre al baño y frente al espejo grita a su trasnochado reflejo: "Coñoooo!!! Lo logramos!!! Murió Fidel!!!!"
De pronto, le asalta una terrible sensación que conoce muy bien: la incertidumbre. "Pero… Ya va… ¿Será verdad esta vez?". Tantas veces le habían dado falsos anuncios, que teme un nuevo desengaño. Y razón tiene en dudar el pro-imperialista: Cientos de atentados contra Fidel han fracasado en los últimos cincuenta años. Así que encender la Tv, revisar los twitts y marcar el número de sus conocidos más archi-imperialistas fue cuestión de un segundo. En todos los idiomas se le confirma la noticia.
El pro-imperialista no sabe muy bien qué hacer, pero sabe una cosa: Es la hora de actuar. "¿Será que guarimbeo? ¿Quemo alguna vaina? Verga, no sé! ¿O será que sueno las cacerolas con arrechera?". Revisa en el Facebook y en Periscope, pero su líder aun duerme y los otros partidos no se han puesto de acuerdo aún en si brindan o se esconden, mucho menos en la línea de acción.
El pro-imperialista se pone en modo creativo y da rienda suelta a su espíritu de combate por la Libertad: Es decir, envía insultantes mensajes a la lista de personas que según él son chusma chaburra, narco-comunista y enchufaos. Es una lista de emergencia que conserva para drenar el grito de guerra. Su abuelita, un hermano y varios primos también están en esa lista, pero que se jodan: la lucha es sin cuartel y por la Libertad. Él está en el lado correcto de la historia. Es un demócrata pues, y la hora del combate final ha llegado: Tweet, retweet, enviar, enviar, enviar, enviar y enviar mil veces más, mientras la noche avanza y la batería del celular se agota.
Hay que hacer notar que este pro-imperialista, no necesariamente vive en Miami, pero su corazon y sueños sí que se ubican allí. Así que a efectos de continuar este relato, nos trasladamos a ese lugar de la Florida en los United States:
Es de madrugada en Miami. La ciudad duerme, pero algunas luces de apartamentos se van encendiendo en la misma secuencia en que se propaga la noticia de dos palabras. Algunos autos con banderas cubanas y estadounidenses cruzan las calles sonando cornetas. En varias esquinas de ciertos condados, señores y señoras de variada edad y vistiendo sus más pro-activas e imperialistas galas (viseras aunque es de noche, banderitas, carteles, camisetas y pitos) agitan sus cuerpecitos cebados de jamberguer celebrando el hecho. Hacemos un Zoom Out (nos alejamos, pues) y desde lo alto de los rascacielos los manifestantes se ven diminutos, como gusanitos alborotados y muy felices. Hacemos ahora un rápido Zoom In (nos acercamos, en lenguaje televisivo) a sus rostros, muy pero muy de cerca y notamos en detalle su salivación rabiosa; las pupilas dilatas mientras sus poros destilan tensión; los músculos faciales prensados en vengativo arrebato; la arteria palpitante en sus cuellos, a punto de estallar con cada grito: "MURIÓ! MURIÓ! MURIÓ!". Aclaro que si usted que lee estas líneas, no comprende cómo un ser humano puede ser capaz de celebrar la muerte con tanto odio y pasión, entonces usted es un humanista. Bien por usted.
Avanza la noche en esa esquina de Miami y los celebrantes pro-imperialistas, desean divulgar y contagiar al mundo entero de su particular festejo, para lo cual acuden en su ayuda los medios de cadenas internacionales. Los camarógrafos hacen su mejor esfuerzo para encuadrar la escena de manera que transmita una creíble sensación de victoria y nobleza. Los periodistas de CNN a esa hora de la madrugada retornan a los estudios con las imágenes y sonidos grabados y una sensación de que fue una pauta inútil: el material es lamentablemente ridículo. Inservible. Pero "don´t worry" que de algún Rincón de la empresa saldrá el maquillaje para que luzca Conclusivo.
Los pro-imperialistas, siguen en su esquina agitando banderines aún cuando la prensa ya se ha ido. Ahora lucen más calmados. O quizás más cansados. O más bien preocupados. "Y ahora, ¿qué pasará?" se preguntan algunos.
Amanece en Miami y en la escueta manifestación pro-imperialista algunas señoras se untan crema antiarrugas en las ojeras militantes, por si vuelve la prensa, mientras las flatulencias emergen de los intestinos rebosados de snacks por los brincos y la agitación nocturna, inundando de sonora pestilencia la esquina del exclusivo condado. Junto a los peos comienzan a salir también los comentarios afónicos de tanto Willie Chirinos y CubaLibre: "Bueno es verdad, Fidel murió, pero de muerte natural... Nunca lo enjuiciamos.... Y además Cuba sigue siendo comunista... Y cóño! Mira el twitter: todas las noticias homenajeando a Fidel!!! Y Trump aún no anuncia a que hora invade Cuba??? Nos traicionó Trump? Y Maduro no fue derrocado en Venezuela????? Y Evo en Bolivia????? Y Correa en Ecuador???? Raúl Castro no abandonó la isla ya???? Pero cómo???? Si Fidel era el cerebro de todos los males! Ooooh my Good!".
Un especialista de cualquiera de los organismos de inteligencia gringo, que monitorea y financia la actividad de ese grupo, se retira de la esquina aguantando la respiración y pensando cómo carajo escribir su informe para que parezca medianamente serio y así conservar su empleo.
En la esquina de Miami, con el sol ya levantándose entre los edificios, el pro-imperialista más meritorio del grupo, que además es aspirante a empleado del mes en MacDonalds, escudriña el cielo por si aparece algún bombardero con rumbo a Cuba. Pero no. Se acuerda que Cuba no está sola, en fin. Enrolla su banderín junto a su resignación, e invita a los festejantes a una contundente acción final: "Bueno, ya hicimos bastante por hoy. Es hora de desayunar. Hip Hip Hurraaa!". Pantuflas y zapatos deportivos dispersan sus pasos por las aceras de ese país que nunca será el suyo, arrastrando un sentimiento encontrado: salieron muy contentos pero regresan igual de vacíos que siempre, a ver si en televisión algún opinador con traje de periodista, les brinda un poquito más de ánimo para odiar apasionadamente, aunque sea por una hora más. Sólo eso desean mientras se alejan y alejan y alejan... ...hasta desaparecer.
Y así concluye el relato de los gusanitos que celebran la muerte. Tan minúsculos y sin lugar en la historia.
Fidel murió, es dolorosamente cierto. Pero lo hizo en Paz, en su Patria y Victorioso.
Nosotros, los de la izquierda, los del socialismo en cualquiera de sus vertientes rendimos honores a la Vida, Obra y Legado del Gigante de Sierra Maestra: Y si hoy nos ven llorando, no se confundan, estas lágrimas son únicamente disparos desde alma saludando al Fidel Invencible que se instaló para siempre en la Historia. En estos días de duelo, escucharán retumbar el rugido del amor rebelde y militante desde el latir de todos los pueblos que luchan.
Con las Botas de Fidel, el Morral de Chávez y la Espada de Bolívar estamos en la marcha indetenible por la vida y por la humanidad.
Infinitas gracias Cuba, por Fidel.