Fidel Castro desafía al imperialismo yanqui aún después de muerto

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation 

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Falleció a la edad de noventa años, después de décadas de heroica lucha por la justicia social, no solo para su tierra de origen, Cuba, sino para todos los pueblos alrededor del mundo. Aún durante su última década de enfermedad, el icónico revolucionario todavía estaba activo escribiendo artículos sobre política internacional y manteniendo la causa del Socialismo.

Una medida de su histórica significación se expresa a través del hecho que él sobrevivió a diez presidentes norteamericanos hasta el momento de su retiro oficial el año 2008 debido al declive de su salud. Contando al actual presidente Barack Obama, la vida política de Fidel se extendió a través de once presidencias norteamericanas. Todas ellas mantuvieron una salvaje política de estrangulamiento económico contra Cuba a través de un bloqueo económico contra la pequeña isla caribeña. Varios dirigentes políticos norteamericanos apoyaron conspiraciones criminales con el objeto de asesinar a Fidel y provocar un cambio de régimen. Todos ellos fracasaron, Castro los derrotó a todos y murió en paz en su lecho habiendo vivido su vida en plenitud.

En tanto las noticias sobre su muerte reverberan alrededor del mundo, incluso países occidentales que en varios niveles habían conspirado para frustrar la revolución cubana, se vieron obligados a reconocer el gigantesco legado de Fidel. Los canales televisivos fueron interrumpidos con la "noticia de última hora" de su fallecimiento. La cadena CNN de Estados Unidos y la BBC de Londres de inmediato publicaron semblanzas biográficas sobre su persona y su pasado revolucionario. Entre las pronosticables mezquindades estuvo la de una "figura autoritaria" pero hasta los propagandistas occidentales tuvieron que admitir que Fidel liberó su pueblo de la miseria y la pobreza, legándole a Cuba un intenso desarrollo social y probablemente, lo más importante, dándole a los pueblos del mundo una monumental inspiración para avanzar permanentemente con el objeto de hacer de este mundo un lugar de justicia para todos. Hasta el final Fidel promovió el Socialismo al tiempo que denunciaba la explotación capitalista, la destrucción y el belicismo imperialista.

Dos de los primeros titulares acerca de su deceso se destacaron. The Washington Post no pudo evitar denigrar diciendo: "El Ex Dictador Cubano Fidel Castro Ha Muerto". El uso de la palabra dictador fue gratuito e indudablemente con la intención de difamar la grandeza del hombre, incluso en su momento de muerte.

The New York Times aparentó ser un poquito magnánimo en su titular: ""Fidel Castro Murió a los 90 el Revolucionario Cubano Fue el Archienemigo de Once Presidentes Norteamericanos".

Pero sus floridas palabras de aparente tributo contenían el veneno de la difamación. The New York Times llegó incluso a atribuir "al feroz apóstol de la revolución" haber "traído la Guerra Fría al Hemisferio Occidental en 1959… y pocas palabras empujó al mundo hacia el borde de la guerra nuclear {en 1962}".

No fue Castro quien trajo la Guerra Fría al Hemisferio Occidental, tampoco fue él quien casi incitó la guerra nuclear. En ambos aspectos, se trató de los gobiernos de Estados Unidos. Sin embargo, de manera insidiosa la prensa norteamericana acusa a Fidel de la malignidad de sus propios gobiernos.

En el año 1960, meses después que Fidel derrocara al corrupto dictador apoyado por Estados Unidos, Fulgencio Batista, el líder de la revolución hizo una visita oficial a Estados Unidos en un gesto de amistad regional. Pero fue ignorado por el entonces presidente Eisenhower quien se negó a reunirse con él. Luego Eisenhower implantó un embargo comercial y diplomático contra Cuba en venganza por las políticas económicas de Fidel que apuntaban a sacar a la mayoría de los cubanos de décadas de pobreza inducida por Estados Unidos.

En el mes de abril de 1961 bajo la nueva presidencia de John F. Kennedy la CIA y el Pentágono lanzaron la invasión de Bahía Cochinos con un ejército privado mercenario compuesto por seguidores de Batista. Kennedy rechazó la idea de un asalto militar en gran escala y las fuerzas de Fidel eventualmente rechazaron a los atacantes. La CIA y los exiliados cubanos jamás perdonaron a Kennedy por esta "traición" y se cobraron una represalia volándole la cabeza al presidente cuando su caravana motorizada atravesaba la ciudad de Dallas el día 22 de noviembre de 1963.

Contrario a la anterior semblanza de The New York Times, fue Estados Unidos bajo el gobierno de Eisenhower y posteriormente de Kennedy quienes trajeron la Guerra Fría al Hemisferio Occidental, no Fidel Castro.

Si Castro respondió a la agresión norteamericana comprometiéndose con la Unión Soviética y sus misiles nucleares lo cual se trató evidentemente de una política de auto defensa. La crisis cubana de los misiles durante el mes de octubre de 1962 cuando John F. Kennedy y el líder soviético Nikita Jrushov se encontraron en un dramático duelo nuclear en la hora de la verdad que fue el resultado de Estados Unidos haberse embarcado en una política beligerante contra Cuba.

La instalación de armamento nuclear soviético en territorio cubano a 90 millas de Estados Unidos continental fue primeramente un acto de legítima soberanía de parte del gobierno cubano y segundo un razonable acto de auto defensa dada la criminal agresión de parte de Estados Unidos el año anterior en Bahía Cochinos.

Dicho un vez más, no fue Fidel Castro quien "puso al mundo al borde de la guerra nuclear". Se trató de la agresiva política de Estados Unidos hacia una nación empobrecida de reciente independencia, cuyo pueblo ejerce su derecho a la auto determinación apoyando a su gobierno socialista.

A la vanidad oficial norteamericana le encanta recontar que John F. Kennedy obligó a los soviéticos a retirar sus misiles nucleares de Cuba. Pero un importante hecho es soslayado, el acuerdo para evitar un conflicto nuclear elaborado por Kennedy y Jrushov radicó en el compromiso que Estados Unidos abandonaría sus planes de guerra encubierta contra Cuba.

Estados Unidos nunca cumplió cabalmente con su promesa de dejar a Cuba en paz.

Las conspiraciones para asesinar a Fidel Castro y a otros líderes cubanos continuaron durante los siguientes gobiernos norteamericanos, como también se llevaron a cabo otros actos de sabotaje y terrorismo patrocinados por el estado tales como el derribo del avión civil cubano el año 1976. Estados Unidos impuso un embargo comercial contra la isla de once millones de habitantes, embargo que comenzó el año 1961 y que continúa hasta el día de hoy bajo el gobierno de Obama no obstante con un leve –algunos dirían "cosmético" --aflojamiento.

Sin embargo, una pequeña gracia se obtuvo al "umbral de la guerra nuclear" el año 1962 en que Estados Unidos desistió de repetir el tipo de agresión abierta como se vio en Bahía Cochinos.

Fidel Castro fue un gigante que marchó a través de dos siglos. Fue un gigante intelectual y humanista cuya solidaridad con los oprimidos por su liberación del sometimiento bajo la explotación y hegemonía ejercida por el hombre, fue tan luminosa como en los días de su juventud. Fidel fue una luz para el mundo y aún en su deceso su luz por la justicia social continúa brillando. Ni siquiera formidables enemigos políticos pueden disminuir a ese radiante revolucionario.

The New York Times dijo que él "fastidió a once presidentes norteamericanos". Se trata de otro miserable intento de difamación. Fidel no los fastidió, Fidel los trascendió a todos y a sus esquemas malhechores a través de una humanidad que obnubila la corrupción de aquellos.

De su espléndido legado, quizás un atributo sería que la vida de Fidel y sus luchas demuestran con elocuente claridad la naturaleza agresiva, destructora y el belicismo del sistema político norteamericano. En su vida, el mundo puede claramente comprobar eso a pesar de los intentos de difamación. Fue el gobierno de Estados Unidos el que desató las hostilidades de la Guerra Fría y fue criminalmente insensato empujando al mundo hacia una guerra nuclear. Se trata de una lección histórica dejada por Fidel Castro que ahora es tan importante como lo fue entonces.

La agresión que Estados Unidos infligió contra Cuba está actualmente vigente en su beligerancia hacia Rusia y China o contra cualquier otro país que desafíe su conducta hegemónica. El comprender la historia de Cuba y la desafiante revolución de Fidel Castro nos capacita para entender la verdadera causa y a los verdaderos culpables de la agresión en el mundo de hoy.

Aún después de muerto, el espíritu revolucionario de Fidel vive, enseña, inspira.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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