Los que de alguna u otra manera queremos que nuestras civilizaciones tomen otro rumbo distinto a lo que en la actualidad vivimos, donde la libertad en su dimensión filosófica, sociológica, política, ética y social responda a los intereses de los pueblos, sabemos que los procesos electorales donde el capital está de por medio, los de abajo –a través de esas elecciones que ellos organizan- jamás podrán alcanzar el poder de los de arriba, para transformar y cambiar radicalmente el estado de injusticia que vivimos los seres humanos en esta casa grande que llamamos tierra, donde todos cabemos si respetamos las diferencias multiculturales en todos los sentidos y respetamos la autodeterminación de los pueblos. Ese mismo estado de injusticia a través de nuestra historia, es lo que provocó y ha provocado y seguirá provocando la lucha por la libertad de los pueblos: por el derecho a la tierra, por el respeto a la dignidad de nuestras gentes, el bien colectivo, la igualdad social, el derecho a la vida, al trabajo, la salud, educación, a la vivienda digna, al ocio y a la convivencia en paz.
Ese derecho, que son derechos humanos, ha sido negado por la lógica del poder del mundo occidental, poder que en los modelos socio-económicos conocidos hasta ahora, llamado socialismo y capitalismo siempre lo han negado y por el contrario han utilizado ese poder para beneficio de la clase que gobierna, domina y lo posee.
La guerra que hoy hace el imperio del capital a los pueblos que no se someten por la vía dócil o del llamado conflicto de baja intensidad a sus intereses, es una guerra impregnada de gran contenido ideológico además de bélica. Esta guerra enfrenta una lucha a muerte de valores contra valores, los valores del mundo occidental contra los valores de nuestro mundo Abya Yala, es un choque que en lo cultural la han de ganar nuestros pueblos que se niegan asumir el pensamiento único de la sociedad occidental, llámese capitalismo o socialismo.
Los cambios políticos y de gobiernos que el NEOLIBERALISMO ha venido aupando en América Latina, en el marco de su nueva geopolítica para la región, han estado sellados por los convenios pacíficos y por el uso de las vías "constitucionales" e institucionales internas de cada país, para eso se hicieron las constituyentes derivadas del poder constituido - Venezuela es un claro ejemplo de ello- bajo ese bosquejo se produjo la negociación política entre Cuba y EEUU, la pacificación de las FARC y el ELN(en proceso) en la República de Colombia y los cambios de gobiernos en Argentina, Brasil (aún en trascurso) y en Perú.
Sobre estos cambios el Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá y el ALCA, han aplicado con mucha certeza y destreza sus ejecutorias y se encuentran desplegándose de manera acelerada, sus objetivos relacionados con la explotación de los territorios latinoamericanos (extractivismo) y la pacificación de los grupos insurgentes alzados en armas es un propósito y lo están logrando, pues el planteamiento de la pacificación es para explotar en "sana paz" los recursos de los pueblos sin ningún inconveniente y resistencia.
LA FARC-EP y el ELN
Es así, bajo los llamados "diálogos de paz" sentaron a las comandancias de la FARC-EP y el ELN a negociar, en nombre de la democracia, el desarrollo, la justicia y desde luego la paz.
Los únicos sectores alzados en armas en Sur América, con cierto poder de fuego, de organización político-militar, independientemente de lo que se pudiera decir, representaban un gran obstáculo para el desarrollo de los planes de los grandes conglomerados, sobre todo en la Amazonía, planes que ya echaron andar y en el caso venezolano a través del IIRSA a nombre del "bienestar de los pueblos".
Es de esta manera, como las ejecutorias del capitalismo globalizado, se están aplicando de manera magistral en sus objetivos de dominación para la recolonización, en colaboración con los gobiernos de la región y sus medios de comunicación que no dejan de señalar de manera insistente, lo "importante" de este evento de diálogos por la paz y que beneficiara a todo el continente latinoamericano, además de señalar de manera subliminal que la violencia desarrollada por los "terroristas colombianos" o por cualquier otro grupo armado del continente, no tiene cabida en el nuevo escenario del capitalismo global.
De acuerdo a todo esto, los hombres y mujeres que ofrendaron su vida y que quedaron tendidos a lo largo y ancho de la geografía colombiana, parecen quedar como "triste" recuerdo de lo que no "se debe hacer", pues los ideales y el amor por la patria, causas por las cuales dieron sus vidas, el tiempo se encargara de terminar de sepultarlos. Triste, muy triste el papel que hoy juega la comandancia de la FARC-EP y el ELN, en el panorama político colombiano.
Lo que no se ha dicho en medio de todo éste teatro de claudicación y entrega, es que en los mandos medios de la guerrilla y sus propias bases, se ha presentado la protesta y el desacuerdo con la rendición. Hay sectores, que ya están preparando su salida del entorno, para continuar la lucha y seguir perseverando en proseguir los lineamientos y el ejemplo de muchos revolucionarios latinoamericanos.
De todas maneras, la sentencia ya está confirmada por los mandos altos de la FARC-EP, Timochenko así lo señaló y cumplió su palabra: "NO NOS PARAREMOS DE LA MESA DE DIÁLOGO HASTA TANTO NO LOGREMOS LOS ACUERDOS CON EL GOBIERNO COLOMBIANO".
A Rodrigo Londoño (comandante Timochenko) y a Nicolás Rodríguez Bautista (comandante Gabino) se les olvido dos cosas: la primera, lo que paso con la Unión Patriótica y la segunda fue lo que dijera en una oportunidad el cura Camilo Torres Restrepo: "Las guerrillas en Colombia son mucho más que un problema policial o un problema político. Son un problema social que toca las raíces mismas del país. Por eso no sirven las calificaciones morales para condenar la lucha guerrillera. Es lo mismo que el ejército: no podemos aprobarlo o condenarlo con calificaciones morales abstractas. Hay que ver a qué fines sirven unos y otros, guerrillas y ejércitos. Cuando todos los canales de ascenso social parecían cerrados para el campesinado y la estructura opresora de la sociedad colombiana inconmovible, las guerrillas vinieron a abrir, bien o mal nuevos canales de ascenso, y a través de su existencia decenas y cientos de miles de campesinos adquirieron conciencia de seres humanos capaces de decidir en la historia de Colombia, por primera vez. Quienes en nombre de la conservación social condenan el fenómeno, deben antes explicar por qué las viejas estructuras no pudieron satisfacer esa necesidad". (TORRES, Camilo. "Cristianismo y violencia". Recopilación de Darío Martínez Morales. Universidad Javeriana. 2011).
De acuerdo a todo este panorama político, en los próximos meses Colombia tendrá un nuevo partido de "izquierda" cuyo origen está en la guerrilla, que a la larga –quieran o no reconocerlo sus dirigentes- legitimaran el modelo de dominación del colonialismo eurocentrista del mundo neoliberal globalizado y de la propia oligarquía colombiana.
Mientras los de arriba firman los acuerdos, los de abajo siguen sufriendo en carne propia la violencia de la oligarquía colombiana y de los grandes conglomerados, que al fin y al cabo, fueron los que ordenaron dialogar con los grupos insurgentes.
Para el capitalismo colombiano, la única violencia válida es la que deja como saldo –según UNICEF- más del 34% de los niños en pobreza multidimensional, es decir carecen de: educación, buena nutrición, salud, agua y saneamiento básico, vivienda, seguridad económica, tiempo libre y recreación. Pobreza multidimensional es el de los niños de 3 a 5 años, con un 37 por ciento, seguido de los adolescentes, con un 35,2 por ciento; los niños de 6 a 11 años, con 33,6 por ciento, y los niños de 0 a 2 años, con un 28,6 por ciento. Se le agrega a esta situación –según informe de la CEPAL- que cada año más de 300 mil niños y adolescentes abandonan el colegio. La pobreza extrema se ubicó en 7,9 por ciento en el 2015, desde un 8,1 por ciento que había en el 2014. No obstante, en centros poblados (20 viviendas contiguas) y rural disperso, el indicador no solo no se movió sino que es más del doble, 18 por ciento, en comparación con la cifra nacional.
Esta violencia que es generada por la oligarquía colombiana, es la permitida, donde la muerte, el hambre y la miseria caminan por las calles de Colombia, debido a la mala distribución de una riqueza que pertenece a todos por igual, niños que mueren en hospitales, en los ranchos por desnutrición crónica, campesinos desplazados y asesinados por el paramilitarismo y el narcotráfico, mujeres dedicadas a la prostitución obligadas por la situación que viven, desempleo y ausencia de contratos colectivos justos que eviten la explotación de la fuerza de trabajo de los que producen realmente la riqueza en Colombia, la represión, el desalojo, el encarcelamiento, las torturas y asesinatos como respuesta del gobierno a las justas demandas de los campesinos sin tierra, de los maestros mal pagados, indígenas desalojados de sus tierras originarias, persecución a estudiantes, obreros, pescadores, los falsos positivos, altos impuestos que golpean el bolsillo de los más pobres, la entrega y venta de la soberanía nacional al dar a los grandes conglomerados la explotación de los recursos naturales de toda la industria minero extractiva y de sus selvas, ríos y fauna y paremos de contar. Para eso es la paz, para permitir asesinar y matar un pueblo sin resistencia alguna.
¿Estará dispuesta la oligarquía colombiana, para hacer efectiva esa paz, a lo que planteara en una oportunidad el cura Camilo Torres Restrepo?: "En el económico, con una reforma agraria que reestructure la posesión de la tierra en base a la mayor productividad y dentro de la libertad, naturalmente. En el social, por medio de la Acción Comunal bien orientada, para disminuir la pobreza atroz y que devuelva al país el sentido de la solidaridad. En el cultural, consagrando mayor parte del presupuesto a la formación de técnicos y a campañas de alfabetización, que defienda y proteja la identidad nacional. Y en el campo político, resultante de los anteriores, mediante la participación real de la masa en la dirección del país". (ibíd.).
AHORA VAN POR EZLN
Si alguna semejanza tiene el Plan Puebla-Panamá con el Plan Colombia, es la explotación de los recursos naturales y la de aplastar cualquier insurgencia que atente con los propósitos de dominación y recolonización del imperio del capital. Estos planes representan y expresan la explotación de los recursos que tiene nuestro Continente y con respecto a Centro América.
Al igual que la FARC y el ELN en sur américa, el EZLN incomodaba a los planes de ese capital y a los gobiernos de centro americanos y muy particularmente a México.
Desde la selva La Candona el EZLN, puso en jaque al Estado Mexicano por la influencia ideológica y política que tuvo y tiene no solamente en México, sino en todo el resto de América Latina e incluso incomodaba a las llamadas organizaciones de izquierda que se autodenominaban y se autodenominan marxistas- leninistas.
Rechazaban el poder constituido de los viejos modelos socio-económicos llámense socialismo o capitalismo, ya que su planteamiento es generar un nuevo mundo con un nuevo poder que le devolviera a los de abajo su capacidad real de mando colectivo. El planteamiento según el subcomandante Marcos: "¿La toma del poder? No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo.", y en la Declaración de la Selva Lacandona se estableció: "...lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz...lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático." (Declaración de la selva Lacandona 1993.)
Esta aspiración del EZLN, ¿lo podría lograr a través de un proceso electoral? una buena pregunta, que es válida para la insurgencia revolucionaria de nuestro continente, cuando se sabe que toda iniciativa e institucionalidad que surja del ESTADO, es para consolidarlo el mismo y más cuando no se quiere tomar ese poder del ESTADO, pues se sabe que ese poder de ESTADO está en función y al servicio de los de arriba, de los grandes conglomerados y sus intereses y de participar en esos procesos electorales que son arreglados, tramposos y perversos, simplemente se estaría legitimando un modelo de dominación, llámese socialismo o capitalismo que solo ha servido para vejar y pisotear la dignidad de los pueblos, someterlos y esclavizarlos en nombre de la democracia e incluso a nombre de revoluciones como es caso de Venezuela y de la propia Cuba y de otros países, que lo que han hecho es consolidar el poder del gran capital dentro de ese poder llamado ESTADO.
Para el zapatismo, tomar el poder del ESTADO, implicaría aceptar la institucionalidad del mismo, entendiendo al ESTADO como represivo y excluyente ya que desarrolla el poder vertical y tomar ese poder implicaría condenarse a quedarse atrapado en la ideología del enemigo. La historia y la experiencia de nuestros pueblos nos ha señalado que al tomar el poder de ese ESTADO las revoluciones traicionan, pues se institucionalizan y reproducen de manera más sofisticada la lógica del poder y termina reproduciendo las diferencias de clase entre opresor y oprimido, entre el que domina y el dominado.
UNA REALIDAD INOCULTABLE
Mientras el zapatismo discute si van o no a las elecciones, estudios realizados por Universidades mexicanas entre las cuales se encuentra la UNAM, han indicado que más de 60 millones de mexicanos se encuentran arropados por la pobreza, poblaciones sin servicio de agua potable, una desnutrición en la población infantil elevada, problemas de salud muy graves en la mayoría de sus gentes, los niños en México –en su inmensa mayoría- no van a la escuela pública, desempleo muy alto, campesinos sin tierra, indígenas desalojados por las trasnacionales mineras, maestros mal pagados y perseguidos, asesinatos de estudiantes al estilo de Ayotzinapa, una clase política que saquea y roba la nación sean de la llamada derecha o izquierda, impuestos desorbitantes que recaen sobre los más pobres, persecución policial y paremos de contar.
Toda esta situación contrasta con la millonaria suma que las clases políticas gastan en sus respectivas campañas electorales, dinero que les otorga el ESTADO mexicano. Datos del máximo organismo electoral (INE) nos indica lo siguiente. El costo de esta campaña electoral es 21 mil quinientos millones de pesos, distribuidos de la siguiente manera:
"Todo el aparato electoral nacional nos va a costar este año más de 21 mil 500 millones pesos de los cuales 18 mil 500 millones de pesos van al INE y de ellos 5 mil millones a los partidos políticos que se van a distribuir en siguiente proporción:
PRI: 1 mil 375 millones 978 mil 133 pesos.
PAN: 1 mil 157 millones 974 mil 667 pesos.
PRD: 886 millones 136 mil 473 pesos.
PVEM: 444 millones 719 mil 546 pesos.
PT: 389 millones 740 mil 205 pesos.
Panal: 371 millones 227 mil 013 pesos.
MC: 368 millones 372 mil 261 pesos.
Morena: 120 millones 874 mil 315 pesos.
Humanista: 120 millones 874 mil 315 pesos.
Encuentro Social: 120 millones 874 mil 315 pesos.
Este es un "simple ejemplo" de lo planteado por las clases dominantes "Este derroche no es reciente. En los últimos 15 años, los partidos políticos en su conjunto han recibido fondos públicos por 58 mil 603 millones de pesos.
En un país como el nuestro, agobiado por grandes carencias, dilapidar esas cantidades resulta a todas luces injustificable".
Son las dadivas que le da el sistema a quienes legitiman el poder de los de arriba y de los grandes conglomerados que colocan y ponen gobiernos de acuerdo a sus intereses.
¿Toda esta situación de pobreza, miseria, abuso de poder será corregible por un proceso electoral y el gobierno electo garantizara desde el poder del ESTADO, administrar un gobierno con justicia social?
Dejemos que el tiempo nos de la respuesta.