Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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Durante el período de una semana, el presidente Vladimir Putin pasó de ser descrito en los medios norteamericanos como "un influyente estadista internacional" hasta trillados señalamientos de ser "un espía de la KGB que de algún modo está encompinchado con el presidente Trump.
Se trata, según los medios norteamericanos, de una gama muy impresionante de roles y todo en el breve lapso de unos pocos días.
Estos violentos cambios de actitud dicen mucho más acerca de la prensa norteamericana que lo que dicen los sorprendentes cambios del carácter de Putin.
Cuando el líder ruso se trasladó a Siria la semana pasada para anunciar el fin de las operaciones militares rusas en ese país –luego de una exitosa campaña de dos años de duración para derrotar la insurgencia apoyada por Occidente—los medios de prensa más importantes parecieron reconocer la recientemente descubierta autoridad global de Putin.
Ese mismo día lunes de la semana anterior Putin se trasladó desde Siria hacia Egipto donde fue saludado por el presidente Abdel Fatah al-Sisi y posteriormente a Turquía para conversar con el presidente Recep Tayyip Erdogan.
La agencia de noticias Bloomberg News informó que Putin se encontraba en una "gira triunfal", mientras que el New York Times señalaba que "la veloz gira por Siria, Egipto y Turquía pone de manifiesto el expansivo rol de su país, al tiempo que destacaba la decreciente influencia de Estados Unidos en el Medio Oriente".
Pareciera una cándida evaluación a favor del líder ruso al ser emitida por importantes medios norteamericanos.
El hecho de que Putin fuera calurosamente recibido por Bashar al-Assad de Siria, seguido por al-Sisi y Erdogan –todos ellos que han estado en profundas contradicciones dentro del marco de la política regional—demuestra cuán respetable es en realidad el líder ruso. Eso, a su vez, es un reflejo de cuán exitosa ha sido la intervención militar de Rusia en Siriz –muy a pesar de los recientes groseras y nimias protestas de parte de los gobiernos francés y norteamericano en el sentido que el terrorismo en Siria no ha sido derrotado.
El Washington Post en su programa matutino Today’s Worldview (Hoy, Vistazo Mundial) de manera seca declaró "Putin está superando a Trump en el Medio Oriente". Luego agregó "Mientras el presidente Trump causó un escándalo en toda la región (por su política en torno a Jerusalén) Putin jugó el papel de sobrio y confiable socio… en definitiva un influyente estadistas internacional".
Una vez más este elogio para Putin en los grandes medios de prensa norteamericanos y el opacamiento del presidente norteamericano pareciera ser extraordinario.
Admitámoslo, aquellos órganos de prensa anteriormente mencionados se inclinan por socavar a Donald Trump por razones políticas internas, de tal modo que su supuesto elogio del liderazgo internacional de Putin en parte apunta a ser una crítica con doble intención contra Trump.
No obstante, el reconocimiento de la creciente autoridad global de Putin podría también ser un legítimo reflejo de la realidad objetiva.
Cuando el líder ruso tomó la decisión de enviar fuerzas militares a la guerra de Siria el año 2015 hubo entonces toda clase de predicciones en el sentido de que sería un fracaso. El antecesor de Trump en la Casa Blanca, Barack Obama predijo que Putin quedaría atascado en un pantano e incluso hubo alegres predicciones norteamericanas en el sentido de otro Afganistán para Rusia.
Todo lo contrario a dos años de la intervención militar de Putin en Siria, esta ha sido justificada espectacularmente. La insurgencia con apoyo extranjero que instrumentó Estados Unidos en busca de un cambio de régimen en Siria ha sido derrotada.
Con certeza, el estado sirio se encuentra en ruinas, pero ha sido rescatado de un destino aún más desastroso de cambio de régimen y de constituirse en caos permanente. El país ahora tiene la oportunidad de reconstruirse en paz y libertad.
Rusia, en conjunto con el pueblo y ejército sirio, Irán y Hezbollah asumen un orgulloso lugar en esta histórica victoria. Incluso entre aquellas potencias regionales que apoyaron el cambio de régimen en Siria, principalmente Turquía y Arabia Saudita muestran un tranquilo respeto por lo que Rusia logró.
Los comentarios de Bloomberg, New York Times y Washington Post sobre la gira de Putin por el Medio Oriente la semana pasada constituyen una tácita admisión de la justificación del líder ruso y de la elevada estatura de Rusia como potencia global.
Sin embargo, pocos días después, los medios norteamericanos volvían a denigrar a Putin.
En la maratónica conferencia de prensa anual Preguntas & Respuestas en Moscú, los órganos de prensa implicaron que el evento de casi cuatro horas era el caballito de un dirigente autoritario.
Las respuestas de Putin a una amplia gama de preguntas en un foro abierto fue olisqueada por los medios de prensa norteamericanos como una suerte de regodeo ególatra del hombre fuerte. Se trata de una obtusa y bizarra manera de distorsionar lo que otra gente describiría como un vigoroso esfuerzo del líder ruso de estar abierto y disponible para el escrutinio público. ¿Podrían Uds. Imaginarse a Donald Trump, Theresa May, Angela Merkel o Emmanuel Macron concediendo semejante y agotador escrutinio público?
Posteriormente, la agencia norteamericana de noticias CNN escogió los favorables comentarios que Putin expresó durante su sesión de Preguntas & Respuestas acerca del manejo de la economía norteamericana por parte del presidente Trump y acerca de las incesante acusaciones de "colusión en el Russia-gate" cosas que constituyen un intento de parte de los enemigos internos de Trump con el objeto de socavar su mandato presidencial.
La insidiosa conclusión de la información norteamericana es que Putin estaba revelando su supuesto maquiavélico carácter y su presunto control remoto sobre Trump. Se le recuerda a los televidentes a través de las trilladas acusaciones que Putin era un "ex coronel de la KGB", que los opositores en Rusia terminaban muertos o en prisión. Las difamatorias expresiones del senador John McCain fueron difundidas una vez más diciendo que Putin era un "matón".
Sin embargo, durante un panel de discusión, un discrepante pensador norteamericano lanzó un llamado a la cordura refiriéndose a la retorcida lógica de CNN y que si un líder extranjero que expresara una opinión amistosa sobre el presidente norteamericano no cometía un delito ni era una perversión.
No obstante, la completa pretensión de la cobertura de CNN era tratar de describir a Putin como un déspota maligno que tenía al presidente norteamericano bajo su puño.
Por lo tanto, en el transcurso de unos pocos días, Putin pasó de ser un estadista global muy respetado internacionalmente a ser un inescrupuloso pandillero de la calle que se inmiscuía en la democracia norteamericana. Se confunden ellos mismos.
Se trata de una reprochable y deliberada distorsión decir que la guerra en Siria de casi siete años de duración, "es un levantamiento democrático de parte de rebeldes moderados" en vez de una criminal guerra por un cambio de régimen liderada por Estados Unidos empleando terroristas mercenarios. Su distorsión acerca del ejemplar rescate de Siria bajo el valiente liderazgo de Putin, sus incesantes embustes acerca de una interferencia rusa en las elecciones norteamericanas y suma y sigue…
Al "informar" sobre tantos e importantes eventos internacionales, los medios norteamericanos han estado de manera constante del lado del engaño y de la difusión de propaganda en vez de propalar la verdad, ahí están Afganistán, Irak, Libia, Siria, Irán, Ucrania, Yemen y Corea del Norte, la agresión de la OTAN en Europa, etc., etc. Su credibilidad entre el público norteamericano e internacional está, en consecuencia, hecha pedazos.
Hace pocos días, la "narrativa" de los medios norteamericanos evidentemente rondó por todas partes –giró de un extremo a otro—desde elogiosa a maledicente, desde "el respetable líder internacional a maligno enemigo extranjero". Eso se debe a que los medios norteamericanos giran a diestra y siniestra a raíz de sus propios engaños y distorsiones.
Si a los medios corporativos norteamericanos se les hiciera una prueba colectiva con un detector de mentiras, la aguja del instrumento saldría disparada del papel.
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