Esta vez, el embajador norteamericano en Berlín sin pelos en la lengua, puede que haya ido demasiado lejos como para ser ignorado. El gobierno alemán ha denunciado como una "provocación" las cartas de advertencia sobre posibles sanciones que el enviado norteamericano mandó a las empresas alemanas que participan en el Proyecto Nord Stream II.
Se informó que el gobierno alemán dijo a las empresas que participan en el proyecto que "ignoren" las misivas enviadas por el embajador Richard Grenell.
https://sputniknews.com/europe/201901141071446062-germany-usa-ambassador-nord-stream/
Nord Stream II es el gasoducto de 1222 kilómetros que está siendo construido en el lecho marino del Mar Báltico, que aumentará grandemente la entrega de gas natural desde Rusia hasta Alemania. Esto duplicará las importaciones de gas ruso de Alemania una vez que esté terminado. Pero, el gobierno de Trump en repetidas veces has hecho saber que objeta el proyecto alegando que este le dará a Moscú una ventaja política indebida sobre Europa. Trump ha amenazado con sanciones contra las empresas participantes las cuales incluyen a firmas alemanas y austríacas.
La flagrante y oculta agenda quedó a la vista con Estados Unidos tratando de socavar el comercio energético entre Rusia y Alemania con el propósito de vender a Europa el gas natural licuado norteamericano que es más caro. ¡Ese es el capitalismo de libre mercado de Estados Unidos!
Las cartas de Grenell a las empresas alemanas –recibidas durante un fin de semana—son consideradas como una amenaza sin precedentes a la conducción de los negocios privados de la nación. La embajada norteamericana negó que se tratara de una amenaza diciendo que las cartas solo mencionaban la política de Washington de imponer sanciones.
Se trata del último escándalo que involucra al embajador maravilla quien en el pasado ha sido acusado de violar el protocolo diplomático entrometiéndose en los asuntos internos de Alemania. Los medios de prensa alemanes anteriormente lo han fustigado enérgicamente por tratar de promover un "cambio de régimen" en Berlín debido a su abierto apoyo al partido anti migracionista
Alternativa para Alemania (AfG sigla en inglés).
Cuando Grenell asumió su cargo diplomático en Berlín en el mes de mayo del año pasado, de inmediato provocó una tormenta política cuando declaró por las redes sociales que las empresas alemanas que hacen negocios con Irán "deberían suspender sus operaciones" o enfrentar sanciones punitivas de parte de Estados Unidos. Ese fue en el momento en que el presidente Trump se retiró del acuerdo nuclear internacional con Irán. "Nunca le diga al país anfitrión lo que tiene que hacer si no quieres tener problemas" apostrofó el ex embajador alemán en Washington, Wolfgang Ischinger.
Solo unas pocas semanas después de este sospechoso debut, Grenell tuvo una entrevista con la publicación pro Trump, Breibart News pavoneándose y diciendo que él quería "empoderar a otros conservadores por toda Europa." Eso fue considerado como un apoyo al AfD en Alemania que ha surgido como un serio contendor al establecimiento político en Berlín.
Martin Schulz, el ex líder del Partido Socialdemócrata estuvo entre las diferentes personalidades políticas que exigieron la expulsión de Grenell.
Lo que este hombre está haciendo no ha sido nunca visto en la diplomacia internacional… este tipo se está comportando como un funcionario colonialista de la ultra derecha", dijo Schulz. Luego agregó un acertado comentario: "Si un embajador alemán dijera en Washington que él estaba ahí para ayudar a los demócratas, sería de inmediato expulsado."
Las notorias intervenciones de Grenell en la prensa respecto de la política y los negocios de Alemania constituyen una descarada violación de los acuerdos de la Convención de Viena del año 1964 que estipulan que los diplomáticos deben permanecer neutrales en materia política concerniente a la nación anfitriona. Oficialmente, el rol de un embajador es cabildear de manera discreta por cuenta de su gobierno y siempre asumir un perfil bajo.
Por supuesto que esta no es la primera vez que enviados y embajadores norteamericanos violan los acuerdos de la Convención de Viena en países anfitriones. Washington acostumbra a utilizar estos cargos en el exterior para fomentar el cambio de régimen.
No obstante, Richard Grenell ha quebrantado abiertamente estas normas y ha actuado como un descarado vocero de Trump haciendo eco al desprecio del presidente hacia el gobierno de la Canciller Angela Merkel. Según la publicación Der Spiegel es que Grenell ha quedado políticamente
…aislado en Berlín. La Canciller Merkel lo mantiene a distancia y la mayoría de los políticos, exceptuando por supuesto al partido AfD evitan su contacto.
Luego de la última controversia por escribir cartas de advertencia a empresas alemanas, podría decirse que la tolerancia de Berlín ha llegado a su fin.
Ya los medios de prensa alemanes han estado comentando sobre como "la asociación transatlántica" ha llegado a su fin bajo Trump
El periódico comercial Handelsblatt comentó anteriormente que…
…"ya no queda nada normal en las relaciones transatlánticas. Durante demasiado tiempo Berlín se ha aferrado a la ilusión de una normalidad transatlántica, la era de las relaciones estrechas ha llegado a su fin."
Por otra parte, existen crecientes llamados entre los políticos alemanes y medios de prensa por "Una Alemania y Europa estratégicamente autónomas" sin restricciones de parte de la política de Washington.
Hace tiempo que debió haber ocurrido esto y su necesidad antecede largamente a Trump. Desde el fin de la II Guerra Mundial, Alemania parece un país ocupado por el poderío militar norteamericano y subordinado a los objetivos de la política de Washington. El objetivo principal siempre ha sido impedir que Alemania desarrolle una natural asociación con Moscú y anteriormente con la Unión Soviética y posteriormente con la Federación de Rusia.
El gobierno de Trump es quizás el que más claramente a demostrado absoluto desdén por la soberanía alemana, pero durante el gobierno de Barack Obama fue que se supo que las agencias de inteligencia norteamericanas estaban interfiriendo las llamadas telefónicas personales de la Canciller Angela Merkel. Si eso no es arrogancia colonialista ¿Qué es entonces?
Sin embargo, el establecimiento político y los medios de prensa alemanes apenas protestaron esta infracción contra la soberanía del país y de su líder.
Lo que Trump y su insignificante enviado han hecho es llevar su arrogancia a un intolerable nivel de desfachatez. Trump ha estado vapuleando a Alemania por supuestas "prácticas comerciales deshonestas" atacando a la Canciller Merkel por su política hacia los refugiados, tratando de intimidar a Berlín para que este duplique su gasto militar en el presupuesto de la OTAN arremetiendo contra el empresariado alemán por no cumplir con la hostil política exterior norteamericana hacia Irán y Rusia.
Trump y su estilo de patán únicamente está dejando al desnudo la largamente supuesta hegemonía norteamericana sobre Alemania. No se trata de un espectáculo edificante. Berlín está siendo avergonzado y se espera que se alce contra este abuso de parte de Estados Unidos.
La parte ridícula es que Estados Unidos y sus acólitos de la OTAN han estado echando espuma por la boca durante los últimos dos años acerca de una supuesta y no comprobada interferencia de Rusia en la política interna de los países occidentales. Pero, cuando resplandezca la realidad se sabrá que son los norteamericanos los que están cabalgando las diligencias de la interferencia a través de sus supuestos aliados, quienes evidentemente, son sus vasallos.
Traducción desde el inglés por
Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona
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