Título original:
Toda nuestra solidaridad hacia el pueblo de Ecuador; ejemplo de lucha contra los gobiernos paqueteros y traidores
El pueblo ecuatoriano se ha levantado contra el paquetazo fondomonetarista de Lenin Moreno, considerado por los sectores indígenas, obreros y populares como un gran traidor. Hoy ya no se conforman con que sea derogado el decreto del ajuste, sino que quieren que se vaya el presidente con todos sus ministros.
Comunidades indígenas y campesinas, trabajadores y pueblo en general se han volcado de manera muy masiva y resuelta a las calles, desde hace más de una semana, con una sincronicidad impresionante; cerrando vías, tomando localidades y sedes de instituciones, ejerciendo la voluntad de la ciudadanía movilizada y organizada autónomamente en grandes agrupaciones sociales. Incluso, a pesar de la represión, que ya ha cobrado muertos, heridos y detenidos, miembros de la policía y de la fuerza armada se han comenzado a poner del lado del pueblo, negándose a obedecer las órdenes represivas del gobierno antipopular. Es el propio pueblo quien tiene gran parte del control hoy en Ecuador y está decidido a terminar de una vez con el gobierno y su paquete.
Lo que sucede en Ecuador no es nuevo en América Latina ni en el mismo país, pues esta historia, de una u otra forma, se repite a menudo cuando gobiernos anti obreros y enemigos de los pueblos indígenas intentan someter a la población a las medidas recetadas por el FMI para administrar las crisis del capitalismo en los estados nacionales, cuando las burguesías, las elites y los depredadores imperialistas pretenden descargar los costes sobre el pueblo trabajador y campesino, sacrificar a la gente común para el pago de las deudas externas corruptas o tapar los huecos de los grandes robos cometidos por las burguesías y las burocracias.
Así ha venido pasando, tanto donde se aplican las medidas neoliberales típicas como en otros países en los que, aunque sus gobiernos nieguen, formalmente, aplicarlas, vienen generando efectos similares por cualquier otra vía, para hacerle pagar a los pueblos por los desastres económicos, y por las ambiciones de sus burguesías y castas privilegiadas.
Eso es lo que ha venido pasando recientemente en países latinoamericanos como Puerto Rico, Honduras y también en Nicaragua y Haití. Es lo que ha provocado, igualmente, grandes protestas en la Argentina y lleva en picada al gobierno de Macri.
Pero, por otro lado, aunque se diga "antineoliberal", son también políticas de ajuste anti obrero y antipopular las que impone Maduro en Venezuela, con algunos rasgos "sui géneris", dejando a los trabajadores prácticamente sin salario, sin pensiones, sin prestaciones y sin convenciones colectivas, mientras la hiperinflación sin freno devora todas las conquistas sociales que se obtuvieron en los años pasados de la revolución bolivariana y mientras se saquea a la nación. En Venezuela aún no se aumentaron los combustibles, que son casi gratuitos; pero su costo se le saca al pueblo con creces por otros conductos.
Así que da bastante risa que Lenin Moreno le quiera echar la culpa a Maduro por el levantamiento de masas en Ecuador y es una farsa abusiva que se detenga a emigrantes venezolanos, acusándoles de conspiración y de instigar las protestas. Maduro tiene en común con Lenin Moreno mucho más de lo que se piensa, no sólo en lo económico y sino, también en el autoritarismo. Por lo tanto, para Venezuela también es un ejemplo el alzamiento del pueblo ecuatoriano y es muy importante la solidaridad activa, el seguimiento y discusión reflexiva de esta experiencia.
Desde Marea Socialista, junto con todos los partidos de la Liga Internacional Socialista (LIS) nos solidarizamos activamente con los indígenas, campesinos, obreros, estudiantes y pueblo oprimido del Ecuador.
Hacemos extensiva esa solidaridad hacia los migrantes ecuatorianos que se encuentran en Venezuela. Al mismo tiempo exigimos a los funcionarios gubernamentales bajo las órdenes de Moreno, todo el respeto debido a los venezolanos que viven en el Ecuador. Demandamos la inmediata liberación de los detenidos ecuatorianos y venezolanos, y hacemos un llamamiento al pueblo sublevado para que tienda su mano a los venezolanos que han ido a su país a trabajar, de la misma manera que en su momento la presión capitalista y las crisis económicas enfocaron el flujo migratorio desde Ecuador, Perú, Colombia y otras naciones hacia Venezuela. "Hoy por ti y mañana por mí" dice un refrán popular.
No es opción para nuestros pueblos, criollos e indígenas, ni para la clase trabajadora, la continuidad del desarrollismo extractivista, del endeudamiento a gran escala y las políticas que favorecen a los capitalistas o a las burocracias captoras de renta, ni los mecanismos de desregulación o de sometimiento laboral, la entrega de riquezas y bienes nacionales a las transnacionales y los imperialismos, sean éstos tradicionales o emergentes. Eso solo traerá más contaminación, saqueo, precarización, superexplotación, miseria, dependencia y pérdida de libertades democráticas, como está sucediendo.
Por eso saludamos la inmensa insurrección indígena, obrera y popular del pueblo ecuatoriano, y esperamos que esta vez logren su objetivo de alcanzar un verdadero gobierno del pueblo trabajador e indígena, para no repetir la historia de usurpación por oportunistas políticos y militares de turno, como sucedió con otros levantamientos. La clave, que es parte del ejemplo del pueblo de Ecuador, para nosotros, es seguir en movilización permanente y transformadora, con el sostenimiento de la independencia del movimiento social frente a los poderes económicos y las castas políticas del sistema; manteniendo, desarrollando y fortaleciendo el ejercicio del poder comunal y popular, acompañados por una verdadera izquierda que no traicione los principios ni parasite los movimientos.
Tenemos esperanza en un triunfo de los indígenas, los trabajadores y el conjunto del pueblo del Ecuador, que vaya más allá de la derrota de un paquete económico y de la salida de un gobierno nefasto, para que avance hacia la toma del poder por el pueblo y el inicio de una revolución transformadora que no tenga marcha a atrás.