El poder de cumbre en cumbre, de discurso en discurso y el pueblo de abandono en abandono
Habíamos dicho en el artículo anterior que comenzando la segunda mitad del siglo XIX, Luis Bonaparte (Napoleón III), dio un golpe de Estado en Francia y disuelve la república para continuar en el poder donde ya tenía tres años; pero, esta vez lo hacía con la figura de emperador, con él, se estableció el Segundo Imperio. En el siglo anterior en 1799, el prestigioso general Napoleón Bonaparte, igualmente había asumido el poder, después de un golpe de Estado contra el Directorio, representación última republicana, de la revolución francesa, dando lugar al surgimiento de la dinastía bonapartista que concluyó con su sobrino Napoleón III, al ser derrotado y hecho prisionero por el ejército prusiano en Sedán en septiembre de 1870.
La Francia gobernada por este miembro de la dinastía había avanzado pujante en el modelo económico liberal capitalista, disponía de una importante población de aproximadamente 36 M de habitantes y el ejército más poderoso del mundo. La revolución industrial al igual que en Inglaterra y Alemania, fue creando grandes concentraciones proletarias en las ciudades importantes. La dinámica histórica burguesa-capitalista-imperialista, fundamentada en la producción, mercados y competencia, demandaba materias primas, y eso implicaba expansión territorial; en Francia se daban las condiciones nacionales para ello: abundante mano de obra proletaria, existencia de un gobierno autoritario que bastante experiencia tenía en el ejercicio del poder y la maniobra política, una burguesía con contradicciones pero con claridad en cuanto a sus intereses de clase, y un ejército y una estructura policial de larga experiencia en controlar y aplastar las rebeliones populares en París y otras ciudades, lo que hacía suponer que estaba garantizada la paz interior del II Imperio.
"La tranquilidad interior aseguró el pleno desarrollo del nuevo auge industrial, la necesidad de dar que hacer al ejército y de desviar al exterior las corrientes revolucionarias engendró las guerras en las que Bonaparte, bajo el pretexto de hacer valer el principio de las nacionalidades, aspiraba a agenciarse anexiones para Francia…"(1)
En ese contexto, Napoleón III, puso en marcha los ejércitos e hizo la guerra en Crimea, Austria, China, Siria, Indochina hasta México llevó la guerra y al final contra Prusia, en 1870-71.Veinte años estuvo este monarca bonapartista al servicio de los intereses de la aristocracia y la burguesía, enviando a matar y morir a los soldados franceses. El caso de México resulta de sumo interés, pues el envío de tropas a esta república americana, más que un asunto de cobro de deudas como se planteó al principio, lo que motivaba a Napoleón III, era una visión geopolítica imperial de alto tenor, donde además del interés en el territorio mexicano, estaba presente la guerra de Secesión que libraban los gringos, rio revuelto donde pensaba pescar.
Lo curioso de todo esto, es que pareciera que se repiten historias, en aquella oportunidad, una junta de notables mexicanos, representantes del conservadurismo viajaron a Europa para solicitarle al emperador Napoleón III, que México , fuese un imperio gobernado por un aristócrata. Por eso México tuvo como emperador a Maximiliano de Habsburgo y a la emperatriz Carlota, princesa belga. Ahora, todo esto ocurría en plena guerra civil mexicana, que se libraba entre conservadores y liberales, que terminó con la derrota del ejército francés y sus aliados nacionales, y la captura y fusilamiento de Maximiliano en 1867, en el cerro de las Campanas en Querétaro. El triunfo del ejército nacionalista de Benito Juárez sobre las fuerzas invasoras galas, anunciaba la decadencia del imperio y dinastía bonapartista, y su poderoso ejército cuya última derrota había sucedido hacia medio siglo en Waterloo, bajo el mando de Napoleón I.
Las desigualdades, la pobreza, la miseria, las luchas obreras y las barricadas en París las narra un testigo de la época Víctor Hugo, un escritor participe de la actividad política, y de alta sensibilidad social, cuyos desencuentros con el emperador, al inicio de su mandato, lo llevaron a irse al exilio, en la década del 60, publica "Los Miserables": En 1870 después de la derrota de Napoleón III, en Sedan, regresa el escritor a París; el cerco a la ciudad había comenzado el 20 de septiembre, el barón Otto von Bismark, victorioso jefe de los prusianos había establecido su cuartel general en Versalles a pocos kilómetros de París. El gobierno de la defensa Nacional había terminado por aceptar las deshonrosas condiciones impuestas, entre ellas la entrega de la ciudad de París bastión de la resistencia antiprusiana. El 28 de marzo, de 1871, bajo el calamitoso asedio de la ciudad, una multitudinaria asamblea popular proclamó la Comuna como el gobierno de la Ciudad.
Los círculos radicales defensores de la ciudad sitiada, rechazaban los términos vergonzosos de la negociación para la rendición de la ciudad, que acordaban los integrantes de la Defensa Nacional y los prusianos, y redactaron un manifiesto que proclamaba : "el pueblo francés no hace la paz con un enemigo que ocupa su territorio", fue tal la situación de amenaza, traición y deshonor, que generó numerosos pronunciamientos entre ellos Víctor Hugo:
"qué cada casa dé un soldado…que cada ciudad dé un ejército…que los pueblos empuñen las hoces. Hemos de guerrear día y noche, llevar la guerra a las montañas, a las llanuras, a los bosques. No deis cuartel al enemigo. No le dejéis descansar ni reponerse…hemos de librar una batalla terrible por la Francia" (2)
Unos días antes de la proclamación de la Comuna como gobierno de la ciudad, Adolphe Thiers, del gobierno francés execrado y refugiado con los invasores en Versalles, intentó apoderarse de la artillería de la guardia nacional, parte de ella adquirida con recursos populares. Tal misión fue asignada a los generales Lecomte y Clement Thomás, quienes desobedecidos por la tropa fueron capturados y ejecutados sumariamente por el pueblo en armas. No había vuelta atrás. Thiers ordena el bombardeo y el ataque a París, que se prolongó hasta finales de mayo, se calculan: 30.000 ciudadanos muertos en combate y masacrados, 40.000 encarcelados y 8.000 deportados.
Un combatiente escribió:
" el hambre picaba una vez más , la carne de caballo era una gollería. La gente devoraba perros, ratas y ratones. Las mujeres con un frio de 17 grados bajo cero ó entre el barro del deshielo, esperaban horas enteras una ración de náufrago. En vez de pan, una masa negra que retorcía las tripas. Las criaturas se morían sobre el seno exhausto. La leña valía a peso de oro…"(3)
El jovenzuelo, Arthur Rimbaud, ante aquel espectáculo llegó a decir de la ciudad : "ulcera maloliente de espléndida belleza". Los cadáveres se amontonaban en aquellos inmensos bulevares, que formaban parte de la profunda reforma urbana emprendida en París por el barón Haussmann…Atrás iba quedando la ciudad medieval…la de las callejuelas, y antiguos combates de barricadas y adoquines.
El 2 de septiembre de 1870, capitula Napoleón III, en Sedán, dos días después el 4 en París surge un movimiento revolucionario republicano de Defensa Nacional, que llama a la defensa de la ciudad, el nuevo gobierno ante algunas eventualidades, sitiada París, firma el 28 de febrero de 1871, el armisticio en Versalles, diez días antes, el rey de Prusia Guillermo I, para la mayor humillación del pueblo francés, no en Berlín, sino en el propio Versalles, fue proclamado Káiser alemán. Bismark, afanosamente y bajo gran tensión trabajaba en dos direcciones: la total derrota del II Imperio francés y la reunificación de Alemania, y esta rebelión parisina retardaba en algo sus planes; dice el historiador británico, Grenville, que el aristócrata prusiano solo podía conciliar el sueño bebiendo muchas botellas de cerveza que le calmaban la sed producida por comer grandes cantidades de caviar.
La Comuna de París, resultó una gran inflexión histórica, no se trata solamente del heroísmo del proletariado y el conjunto de iniciativas democratizadoras que allí se implantaron, sino que además dejaron lecciones, que no son ajenas a nuestros tiempos y agregaría, que necesarias de revisar. Las derivaciones generales del conjunto de sucesos de la guerra franco-prusiana y la Comuna de París determinaron el derrumbe definitivo del Segundo Imperio francés y del bonapartismo, pérdida territorial y poblacional y brutales reparaciones de guerra y la cruel utilización del ejército nacional francés como fuerza de ocupación y verdugo de sus connacionales. Otto Von Bismark, consolidó las bases fundamentales para la reunificación de Alemania y Surgía ahora el imperio alemán. Ya Guillermo I, no sería el "Kaiser alemán" Sino "El Káiser de Alemania". Sin embargo, al igual que siempre:
"el problema más acuciante con que se enfrentaron los que tenían el poder político en la Europa del siglo XIX era que hacer con las aspiraciones de las masas que formaban la nación pero no participaban ni en su gobierno ni en su prosperidad"(4)
Rafael Castro
LA REVOLUCION ES CULTURAL
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Engels, F/ Introducción a la edición de 1895, del texto de Carlos Marx: Las Luchas de clases en Francia/Págs, 13,14/ Editorial Progreso Moscú 1975.
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Citado en A. Efimov, I Galkine, L Zouboc y otros. Moderna de 1642 a 1918 Editorial Grijalbo, México, 1964, P, 252 (PDF)
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Hipólito Prospero Oliverio Lissagaray/ Periodista y defensor de la Ciudad.
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Grenville J.A.S/ La Europa Remodelada 1848-1878, Pág, 462/Siglo XXI Editores/Madrid 1986.