Escribo estas líneas, recibiendo la información sobre el ataque armado en Puerto Príncipe, capital de la República de Haití, que se tradujo en el magnicidio del presidente de ese país Jovenel Moise y de su esposa. Por el momento como me encuentro recabando datos y procesándolos, es que espero que en la próxima edición de esta columna referirme a tan delicado tema.
Por los momentos, y tomando en cuenta que estas opiniones que colocaré acá sobre el caso peruano debieron haber salido ayer, es que dedicaremos esta edición para hacer algunas reflexiones sobre el caso de ese hermano país, que advierten sobre escenarios convulsos y de inestabilidad política en la Patria Grande que a los revolucionarios y revolucionarias no nos pueden ser indiferentes.
En ese sentido, y sin más preámbulos, entremos en el tema que hoy nos ocupa.
Cuando pensábamos que lo habíamos visto todo, pues ya vemos que no es así. El detalle de los cipayos y pitiyanquis es que quieren ser "más papistas que el Papa", es decir, mostrarse que son más yanquis que los propios yanquis. En EEUU el año pasado, para conocer el nombre del nuevo mandatario de ese país, hubo que esperar un mes para que los resultados que dieron ganador a Joe Biden Jr fueran validados. En el caso de la República del Perú, hace un mes se celebró el balotaje, ya se contabilizó el 100% de los votos que dan ganador al candidato de la izquierda Pedro Castillo, y aún así, la Junta Nacional de Elecciones del Perú, un mes después, aún no ha proclamado como ganador al vencedor de los referidos comicios.
Esto nos demuestra que, la legalidad burguesa y el modelo de democracia representativa tantas veces defendida por los partidarios de la derecha, cuando ellos ganan, les sirve y las tildan de elecciones "creíbles y transparentes". Cuando opciones distintas a ellos los derrotan con sus mismas armas y sus mismas reglas de juego, pretenden los zarpazos, las patadas a la mesa. El doble rasero pues.
Keiko Fujimori, quien hace 5 años por un resultado más o menos similar con Pedro Pablo Kuzcynski, se quedó tranquila y nada dijo sobre esos resultados electorales, en esta oportunidad frente a Castillo, decidió impugnar el proceso electoral peruano. Un mes antes del balotaje, había señalado que era imposible un fraude electoral en el Perú, ahora, un mes después de celebrado el balotaje, ahora cuestiona el sistema electoral peruano.
Pero esto no es fortuito, sino que esto forma parte de las prácticas de la derecha cuando un proceso electoral no le conviene. La impugnación de Fujimori no es más que parte del plan desestabilizador para escamotear la victoria popular e impedir que Castillo asuma el poder (el cual le correspondería este próximo 28 de julio). Y hay que ver las señalas que se muestran en el horizonte para advertir de los peligros que se avecinan en ese hermano país.
En análisis anteriores que realice sobre este tema, destaque la misiva enviada por un grupo de generales retirados en Perú al actual Alto Mando Militar de ese país, en donde señalaron, palabras más, palabras menos, que ante la situación de "incertidumbre" que hay en ese país debido a los resultados electorales, los militares peruanos no estaban obligados a obedecer las instrucciones de su Comandante en Jefe, ya que podían alegar según ellos "desobediencia legítima". ¿No serán estos llamados no tan disimulados a un Golpe Militar en el país inca?
También la respuesta que el actual presidente transitorio, Francisco Sagasti le dio a la candidata derrotada Keiko Fujimori, ya que esta insto al actual mandatario a pronunciarse y a prácticamente anular el proceso electoral. Sagasti le respondió con mucha firmeza, increpando a Fujimori que prácticamente lo estaba llamando a dar un Golpe de Estado.
Y por si fuera poco, el Congreso peruano a punto de fenecer, quiere lanzar una última maniobra como parte del plan que busca impedir la asunción de Pedro Castillo a la Presidencia de la República que ganó limpiamente, con la designación para el día de mañana 8 de julio de nuevos magistrados y magistradas del Tribunal Constitucional en el Perú. Estos juristas podrían prestarse a una nueva maniobra de "law fare" y bajo tecnicismos legales y constitucionales, buscar la anulación de los comicios presidenciales en el Perú, para escamotearle la victoria popular a Castillo y a la organización política Perú Libre.
Eso sin contar los intentos de procesar judicialmente a Pedro Castillo por supuestos financiamientos ilícitos durante su campaña electoral, además de sus supuestas vinculaciones con la organización "Sendero Luminoso".
Lo cierto del caso es que desde el día de ayer, en el Perú, diversos movimientos populares y de la izquierda han procedido a la convocatoria de un Paro Nacional, a fin de obligar a la Junta Nacional Electoral a que proceda de una vez, y sin más dilaciones, a la proclamación del vencedor del balotaje del 6 de junio, Pedro Castillo, para que se inicie sin más dilaciones la transición del poder en ese país.
Pero como es obvio que la derecha no entregará el poder tranquilamente, por ello es que el titular de la edición de esta columna va acorde a la advertencia que quiero formular. Si a Perú no se le permite el cauce pacífico que pretende para darse el modelo político y económico que así desea, el volcán social que allí hay hará erupción y puede haber impredecibles e indeseables consecuencias en dicho país hermano.
Nuevamente me permito a hacer un llamado de solidaridad y acompañamiento ante una compleja situación, en la que seguramente la OEA como ministerio de colonias de EEUU se debe estar preparando para apoyar el zarpazo que se pretende en el país de Juan Velasco Alvarado y del amauta José Carlos Mariátegui. Estamos obligados y obligadas, desde nuestra conciencia, a la aplicación del internacionalismo revolucionario.
Dios mediante y como ya lo señalé, en la próxima entrega espero referirme una vez procesados los datos e informaciones, sobre el asesinato del presidente Jovenel Moise y sus consecuencias tanto para Haití como para el resto del continente.
¡Resiste Perú!
¡Alerta, Alerta! ¡Alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina!
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!