"Nada es peor en política que dejar de cumplir lo que se ha mandado. Esta debilidad causa el desprecio y hace inútiles las medidas posteriores" (*)
El Magma social acumulado durante siglos en Europa, furioso abrió su cráter en Francia y París pasó a ser el centro de la atención mundial; las causas de la Revolución francesa, son muchas y son localizables entre otras en la razón: fundamento de la condición humana, que al parecer nos impulsa en la perenne búsqueda de un mejor vivir, en ella tiene una alta presencia las ideas, los pensadores, y en este caso los enciclopedistas no son ajenos a esta efervescencia histórica.
La Francia revolucionaria se pobló de consignas contra la servidumbre, el absolutismo, la nobleza y privilegios clericales; y los lemas de igualdad y libertad se expandieron. ¡Claro! estaba andando una nueva situación de relacionamiento de las gentes; la revolución industrial avanzaba, era otro mundo, otra economía; hacía un poco más de una década que los norteamericanos se habían independizado de Inglaterra procurando andar con sus propios pies.
La poderosa Francia, de la igualdad y la libertad; en ultramar tenía sus colonias, entre ellas Santo Domingo, la antigua "Española", muy próspera poblada en lo fundamental por esclavos africanos, hasta allí navegaron las ideas, y bastantes razones había para que los isleños de Santo Domingo hiciesen suyas eso de la Libertad y la Igualdad…o la muerte, dicen que también se le agregaba. En fin, La Declaración Universal de los Derechos del hombre y del Ciudadano, nutrían una Nueva Historia.
Toussaint-Louverture, junto a otros libertos y esclavos, estaban al frente de un movimiento que se opuso militarmente a las tropas coloniales francesas, con él se incorporó el joven Alejandro Petión, de intenso y largo vínculo con los movimientos independentistas de nuestra América. La Revolución francesa, fue un importante salto en la dinámica social, política, económica, en las ideas, en la psique y en general en aspiraciones humanas, pero en lo fundamental era un nuevo modelo liderado por un poderoso sector de la economía y la política.
El corso Napoleón Bonaparte, militar de profesión, fue un brillante oficial de la Revolución, vencedor en todas las guerras, ariete contra las reyecías europeas, quién ante la crisis de los sectores del poder dominante en el escenario político francés; en 1799, da un golpe de Estado y se hace Cónsul; esta nueva situación lo coloca en una disyuntiva: Santo Domingo, el más próspero territorio de ultramar, con una población de más de 500.000, esclavos, 40.000 mulatos y 30.000 blancos dedicados a la producción agrícola, soliviantados con el otrora discurso de la revolución francesa, continuaba en revueltas y en pretensiones libertarias que, la situación política y económica le urgía resolver. François Dominique Toussaint Louverture, y sus seguidores empoderados en la "Declaración Universal de los derechos del Hombre y del ciudadano", se empeñaban en La Abolición de la Esclavitud, cosa que colidía con los planes del nuevo poder.
Napoleón estaba consciente que las guerras se hacen con recursos económicos y humanos, y el panorama europeo era de conflictos crecientes y entendió que no era conveniente en la Francia que se asomaba como imperial, la pérdida de ese enorme proveedor de recursos. A tales efectos el Cónsul, designó a su cuñado el prestigioso general Víctor Enmanuel Leclerc, a quién le asignó un poco más de 20.000 soldados y oficiales y le dio la tarea de restablecer el orden esclavista en Santo Domingo. Este oficial zarpó a fines de 1801, y se presentó en la isla a fines de enero de 1802, con su poderosa armada, constituida por aguerridos soldados de las guerras napoleónicas. El gobierno abolicionista, no aceptó las exigencias de Leclerc, y comenzaron las hostilidades.
Fueron cruentos los combates, el general Bonapartista, y sus oficiales se caracterizaron por la crueldad y la vesania, ejecuciones masivas y devastación de fincas en su guerra anti abolicionista. Duchos estos europeos no solamente en el arte militar, también lo eran en la intriga y el engaño, y lograron armar una estratagema para hacer preso a Louverture y enviarlo a las mazmorras de Fort de Joux, la Cluse-Et-Mijoux, Francia; donde falleció el 7 de abril de 1803. Así terminó su vida, el patriota y revolucionario, importante forjador de la abolición de la esclavitud en América. El general Leclerc, había fallecido en noviembre del año anterior en la isla de la Tortuga de fiebre amarilla, su viuda Paulina Bonaparte, se ocupó de llevarlo a Paris.
Los abolicionistas no cesaron en su empeño, y tuvieron que enfrentar todos los obstáculos, desde las rivalidades e intrigas internas, a los "hijastros de la revolución francesa", y a las potencias acechantes España e Inglaterra. Con Petión, Haití, fue durante un buen tiempo una plataforma eficaz de apoyo a los movimientos libertarios de América.
Simón Bolívar, en 1815 estaba en Jamaica y desde allí viaja a la República de Haití, gobernada por Alejandro Petión, quien a comienzos de 1816, le da una significativa ayuda que le permite organizar "La Expedición de los Cayos" desembarcando en Ocumare de la costa, que terminó en un desastre, afortunadamente el oficial escocés Gregor Macgregor, logró reunir unos 600 hombres del ejército expedicionario y con ellos se abrió paso combatiendo hasta llegar al oriente del país, donde se unió a los patriotas que por aquellos lados enfrentaban a los realistas. Mientras tanto Bolívar había regresado a Haití, donde de nuevo recibió apoyo de Petión y realizó otra expedición que esta vez desembarcó en Barcelona, integrándose a los patriotas orientales que en esa región combatían con gran éxito. Allí se asomó la idea de liberar a la Guayana, proyecto donde tuvo destacada relevancia Manuel Piar. Este suceso fue clave en el proceso de la independencia, pues dispondría la República, de un territorio estratégicamente ubicado que permitiría ampliar las comunicaciones a través del Orinoco, con el exterior: Mar Caribe y Atlántico; allí se instaló el gobierno patriota en armas, allí se planificó, se legisló y se diseñó la Gran Colombia. Aquí está el origen de la octava estrella venezolana, que fue posible por el oportuno y fundamental aporte de la Haití de Petión.
En 1818, el 29 de marzo fallece el revolucionario haitiano, desde el Cuartel general de Angostura el 14 de agosto Bolívar, le escribe a Juan Pedro Boyer, Presidente de la República de Haití:
" He sabido con el mayor sentimiento la muerte del Presidente Petión: su patriotismo, su generosidad y las demás virtudes que lo caracterizaban, han excitado mi veneración y la de todos mis compatriotas; esa veneración será tan inmortal como el nombre de Petión (…) La amistad y el desinterés con que el pueblo y las autoridades de la República de Haití le dieron hospitalidad a los emigrados de Tierra Firme, nos llenaron del más vivo reconocimiento; y yo particularmente hice votos por su prosperidad (…) esta catástrofe, burlando mis fervientes deseos, arrebata a Haití, uno de sus más bravos defensores y le priva de uno de sus más dignos ciudadanos" .
La imágenes que unos cuantos venezolanos tenemos de los haitianos, es el de la pobreza, vendedores de helados y conservas de coco en las ciudades, de su espiritualidad sólo se habla del Vudú, se les identifica como zombis, cualquier país poderoso podía invadir su nación cuando le diera la gana, poner y deponer presidentes, o sencillamente secuestrarlos; hasta grupos de mercenarios colombianos entran y asesinan mandatarios, como si Haití fuese una tierra de nadie. Los franceses colonialistas, después de haber esquilmado a los haitianos hasta mas no poder, hacerles la guerra, devastar el territorio y asesinar a miles de sus habitantes, les hicieron pagar una inadmisible indemnización (¿?).
El Haití de Petión, era un país pobre, y la ayuda que en su momento nos proporcionó, no es tarea fácil retribuirla, y permanece como deuda moral en nuestras naciones americanas.
Hace varias semanas leímos que a "latigazos" los gringos en la frontera echaban de su territorio a los migrantes haitianos, y también leí, que los cubanos "deportaban" con frecuencia a estos ciudadanos que por allá llegaban.
En marzo de 1948, en la ciudad de Caracas, Alejo Carpentier publicaba "El Reino de Este Mundo", allí el notable intelectual cubano escribía:
"Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. Es imponerse Tareas. En el Reino de los cielos no hay grandeza que conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incógnita despejada, existir sin término, imposibilidad de sacrificio, reposo y deleite. Por ello, agobiado de penas y de Tareas , hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este Mundo".
Será acaso Don Alejo, que nuestra América necesita un nuevo "llamado de los Caracoles".
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
(*) Simón Bolívar / Carta a Bartolomé Salom. Pativilca, 20 de febrero de 1824.