Diciembre 10, 2007
Leí con gran interés la carta que usted le dirigió al líder de las FARC, Manuel Marulanda. Comparto con usted un impulso humanitario para acabar con el encierro de prisioneros políticos en Colombia. Sin embargo, permítame ser claro, categórico y realista acerca de esto: la liberación de los prisioneros políticos de las FARC depende de un quid pro quo – la liberación, de los calabozos estatales colombianos, de los combatientes de la resistencia FARC.
Su dramática y ampliamente publicitada intervención centró la opinión pública en los prisioneros de las FARC pero usted dejó de mencionar la súplica de los prisioneros políticos del gobierno colombiano, torturados y tratados con brutalidad por el presidente, cuyos más cercanos aliados en el congreso se encuentran a la espera de sentencia por sus vínculos a largo plazo con los escuadrones paramilitares de la muerte y los narcotraficantes.
Déjeme comenzar otra vez, presidente Sarkozy. Si usted desea ser un mediador honesto o un consecuente líder humanitario entonces debería actuar de modo imparcial con un espíritu de reciprocidad. Hasta ahora, usted ha actuado de una manera unilateral, la cual no ayuda a una resolución positiva en el intercambio de prisioneros. En vuestros cortos y ampliamente publicitados llamados, usted no ha actuado con buena fe ni ecuanimidad.
Por ejemplo, a comienzos de diciembre usted lanzó “solemnemente” un llamado a las FARC (específicamente a su secretario Manuel Marulanda) por la liberación unilateral sus prisioneros, incluyendo Ingrid Betancourt. Dicho llamado no tuvo correlato alguno para el presidente Uribe con el objetivo de que liberara a sus prisioneros y aquellos encarcelados por los Estados Unidos. Vuestra demanda parecía más un gesto publicitario con toda su sustancia vacía y su solemnidad teatral. ¿Piensa usted que el más astuto y legendario líder guerrillero latinoamericano sería intimidado y tendría cargo de conciencia debido vuestra retórica inflamada “por la vida” de Ingrid? Vuestra doble moral colonialista no convenció a nadie y ciertamente no avanzó en nada el proceso de negociaciones. Vuestra postura ética puede ser divertida para los cincuenteros filósofos parisinos, antes maoístas y ahora telenoveleros, pero no tiene lugar en los tratos con revolucionarios serios y consecuentes.
Déjeme sugerir que, dado que usted formó algo así como una relación carnal con su “buen amigo”, el presidente Bush, utilice su encanto para proponerle, como parte del intercambio de prisioneros, la devolución de los dos líderes de las FARC de regreso a Colombia en lugar de los tres oficiales contrainsurgentes norteamericanos que en este momento se encuentran en prisiones de las FARC. Reciprocidad, señor, es un sine quo non en cualquier negociación entre iguales.
En segundo lugar, usted hizo una condena pública de los “métodos” y “objetivos” de las FARC, pero no de los de Uribe. Desde luego, ésta no es una manera para empezar las negociaciones. Esto da la impresión de que Uribe es un político democrático, lo cual se encuentra en oposición con cualquier reporte de derechos humanos elaborado por las Naciones Unidas, organizaciones colombianas, la OEA y la OIT que documentan que Colombia es el lugar más peligroso del mundo para los periodistas, sindicatos, abogados de derechos humanos y dirigentes campesinos debido al terrorismo promovido por el estado. Resulta presuntuoso de vuestra parte, presidente Sarkozy, el cuestionar las credenciales morales de las FARC desde que usted y su Ministro de Asuntos Exteriores Kouchner le dieron al estado de Israel vuestro apoyo incondicional, pese al hecho de que posee 10000 prisioneros políticos, la mayoría de los cuales fueron brutalmente torturados y numerosos nunca han sido oficialmente procesados o inculpados. Un régimen como el vuestro, cuyo Ministro de Asuntos Exteriores apoya el estrangulamiento económico (bloqueo de alimentos, medicina, agua y electricidad) de un pueblo entero en Gaza y el baño de sangre de los Estados Unidos en Iraq no tiene autoridad moral para hacer lecturas de “métodos” y “objetivos”. Déjeme ser preciso, señor presidente: las FARC no mantuvieron 10000 prisioneros políticos como vuestro aliado, el estado judío, ni invadieron y colonizaron países independientes como vuestro “buen amigo” el presidente Bush. Habiendo levantado el velo de la hipocresía gala, déjeme ocuparme de los verdaderos problemas a asumir si es que se quieren abrir las negociaciones.
Localización de las negociaciones
La insistencia de las FARC en una localización específica no es una elección de fauna y follaje sino una garantía para su seguridad frente a numerosos acuerdos violados bajo el régimen de Uribe. Presidente Sarkozy, vuestra insistencia, de hecho vuestra demanda, de “pruebas fotográficas” de la supervivencia de Ingrid Betancourt mostraron el ejemplo más reciente de la fundamental falta de seguridad que inspira Uribe: los emisarios que le llevaron las “pruebas” a través de Venezuela fueron arrestados y encarcelados, violación de un implícito acuerdo de un comportamiento digno entre usted, el presidente Uribe y el presidente Chávez.
Entre 1984 y 1990, las FARC alcanzaron un acuerdo con los presidentes Betancourt y Gaviria para darle una oportunidad al proceso electoral. Numerosos ex miembros de las FARC junto con otros individuos progresistas y grupos de izquierda formaron la “Unión Patriótica” (UP). A lo largo de cinco años, más de 5500 miembros de la UP fueron asesinados, incluidos dos candidatos presidenciales, destruyendo, de este modo, aquellos métodos electorales tan cercanos a vuestro corazón. Presidente Sarkozy, yo cito a vuestra atención estos eventos en caso de que vuestros asesores hayan fallado en informarle de los escollos y peligros frente a cualquier negociación de las FARC con el gobierno colombiano. Más precisamente, la insistencia de las FARC en la localización de las negociaciones responde a la necesidad de proteger a sus líderes y los negociadores de cualquier movimiento repentino de la parte de Uribe con miras a romper las negociaciones y capturar o asesinar a los líderes de las FARC.
Usted debería ser consciente de que Uribe acompañó su llamado por un reducido territorio desmilitarizado con una recompensa de $100 millones de dólares ofrecidos a los miembros de las FARC para asesinar o conducir a sus líderes al ejército colombiano.
La unilateral imposición de condiciones de Uribe
Presidente Sarkozy, como usted bien lo sabe, para ingresar en cualquier negociación, una de las partes no debe, de modo unilateral y arbitrario, imponer sus condiciones en prejuicio de la otra parte, tal y como Uribe lo hizo. El presidente “paramilitar” no sólo decidió la localización de las negociaciones sino también la duración y amplitud de la zona desmilitarizada, un tiempo limitado para obtener un acuerdo, el comportamiento subsecuente de los combatientes de la resistencia que fueron liberados y una visita de la Cruz Roja a las prisiones clandestinas de las FARC, así como también la insistencia en calumniosas caracterizaciones de sus socios en las negociaciones.
El reducido tamaño de la región desmilitarizada (así como también su elección y duración) levanta enormes sospechas acerca de los motivos del gobierno. Mientras más pequeña sea la zona desmilitarizada resulta más fácil para el régimen de Uribe el invadir y capturar a los negociadores de las FARC. Una mayor zona desmilitarizada no afecta los puntos esenciales a ser negociados; por el contrario, ella facilita las negociaciones al incrementar la seguridad de los negociadores.
En segundo lugar, las negociaciones no deben ser arbitrariamente decididas en el curso de un simple mes dado que hay cuestiones de gran complejidad que necesitan ser resueltas: antes que nada la inclusión de los líderes de las FARC encarcelados en Estados Unidos gracias a su arbitrario traslado realizado por Uribe.
No hay manera alguna para que las FARC acuerden el permiso de entrada a una delegación de la Cruz Roja para que visite a sus prisioneros, lo cual facilitaría a los consejeros de alta tecnología de Uribe la detección y el ataque de las localizaciones de las FARC. La insana obsesión de Uribe por aniquilar físicamente a las FARC, como ha sido mostrado en sus últimos arrebatos, contradice su reclamo de asistencia humanitaria por parte de la Cruz Roja.
Es inútil mencionar el llamado de Uribe a la “imparcial” Iglesia para que acuda a las negociaciones es una broma de mal gusto: la Iglesia ha sido una acrítica apologista de Uribe, su organización política y su encarcelamiento de los senadores que organizaron escuadrones de la muerte y miembros del congreso (treinta, en total). Hay varios grupos de derechos humanos en Colombia que han sido reconocidos internacionalmente por su coraje e imparcialidad, incluyendo “Paz y Justicia” y “Reiniciar” que pudieron haber servido de un mejor modo cualquier rol intermediario.
Presidente Sarkozy, dejando de lado las limitaciones y vuestra predecible postura moral, usted ha expuesto con éxito el fracaso de Uribe y sus peligrosas medidas para “liberar” por la fuerza a los prisioneros de las FARC. Por medio de promesas y amenazas, usted obtuvo de Uribe un acuerdo a medias con respecto de la razonable demanda de las FARC de una zona desmilitarizada para las negociaciones. No obstante, las concesiones forjadas por Uribe son elusivas - aquello que entre con una mano lo quita con la otra: él multiplica las concesiones inaceptables precisamente para socavar las negociaciones. Debido a esto, es sólo en los detalles que el proceso progresa.
En eso se encuentra el peligro, Presidente Sarkozy. Vuestros ademanes y demás, vuestra exitosa presión con el fin de asegurar un terreno para las negociaciones le ha granjeado el apoyo de varios ciudadanos franceses, sobre todo aquellos profundamente comprometidos en la liberación de vuestra compatriota, Ingrid. Usted se ha convertido en el engreído de los franceses y los medios de comunicación occidentales. No esgrimiré eso contra usted: usted capta interés, habla y actúa…pero todavía no ha alcanzado el éxito.
Incluso para empezar las negociaciones, usted debe convencer a Uribe, una vez más, de ser razonable (al menos con el resto del mundo), olvidar sus agendas escondidas y acceder a una segura zona desmilitarizada de tamaño adecuado así como también darles a los negociadores el tiempo necesario para resolver sus diferencias. Bajo circunstancias normales usted debe admitir, señor Presidente, que se trata de demandas razonables. Pero, como usted ya debe saberlo, Uribe no es un negociador de buena voluntad ni se encuentra dispuesto a un acuerdo equitativo. Usted se encuentra bajo los proyectores de los medios de comunicación. Usted tiene un amplio soporte interno e internacional. Usted tiene toda la credibilidad política (y el poder) para persuadir, presionar o arrastrar a Uribe a la mesa de negociaciones con el fin de liberar a Ingrid y los demás así como también los 500 prisioneros de las FARC que se pudren en los agujeros TB en Colombia y los Estados Unidos. El éxito o el fracaso se encuentran ahora en vuestras manos, Presidente Sarkozy. Usted asumió el solemne deber de liberar a Ingrid. Déjenos anhelar que usted cumplirá con su responsabilidad.
Fraternalmente,
James Petras
Los últimos tres libros del profesor Petras son The Power of Israel in the United States (2006), Rulers and Ruled in the US Empire (2007) y Multinationals on Trial (2007).
Félix Terrones pertenece a los colectivos Rebelión y Cubadebate.
Traducido para Cubadebate y Rebelión por Félix Terrones