“Carta a Obama"

Señor Presidente Barack Obama, reciba un caluroso y respetuoso saludo de un ciudadano más de la patria bolivariana de Venezuela.

Tal vez esta carta no tenga eco en uno de esos estantes del enigmático Salón Oval de la Casa Blanca; pero insistiré tantas veces sea necesario.

¿Por favor, hay alguien ahí? Alguien caritativo que pudiera hacerle llegar esta misiva al Presidente Obama, ese alguien muy bien pudiera ser: una autoridad, una embajada, un buen vecino, un cartero, un gendarme, algún periódico, un ama de casa o el canal más regular como lo es su secretario o secretaria privada.

Señor Presidente, si al fin me copia, quiero decirle lo siguiente: no se olvide que el mundo entero enterró su frustración, al sembrar las esperanzas en su persona, que no llegó a presidente de la primera potencia, para que a cada momento le recuerden su orgullosa afro descendencia, pero es que semejante acontecer lo convierte a Usted Señor Presidente quiera o no, en uno de esos fenómenos de revolución, que solo se da en cada pausa de la historia y a la vez lo postula candidato, para inventar la vacuna retro viral contra la virulencia, que a plagado con los caracteres más nefastos al PLANETA TIERRA. Presidente, tenga la plena seguridad, que al llevar Usted la bandera vanguardista de tan difícil batalla, el hombre justo y que mira más allá de la punta de la nariz, le ha de seguir, ya que usted conduce el barco de gran calado, logístico y tecnológico que surcan las turbulentas aguas, Usted al frente del timón ha de conducir la nave por los nuevos caminos, que con su rebosante juventud representa junto a líderes, muchos de ellos también jóvenes, que nuestros pueblos al golpe del hacha se han dado a sí mismo, esa es la sangre joven que derramada ayer bajo el domo campal, hoy de nuevo resurge vigorosa de las cenizas, para retomar la rienda de su propio destino, que por plusvalía le pertenece.

Señor Presidente, muchos de nosotros venimos de las sombrías catacumbas, a la cual de vez en cuando debemos volver, para acariciar y respirar un poco de ese aire y polvo cósmico, que nos recuerda de dónde venimos y así ver si alguien por ahí se quedó rezagado e invitarle a que nos acompañe, para que juntos podamos construir en buena parte el anhelado sueño de Martín Luther King.

Señor Presidente, Mi nombre es Julio César Carrillo, humilde ciudadano, le hago llegar una extensiva invitación a esta hermosa y hospitalaria patria venezolana, será Usted objeto de una de la más espectacular ovación y recibimiento que presidente alguno de los Estados Unidos haya recibido. El pueblo venezolano es el más compatible de toda la geografía terráquea,

Señor Presidente, permítame que le cuente un poquito de vivencia propia: soy indioafroamericano, campesino por excelencia, nunca fui a una escuela, nací un 23-11-49, en una casita de bajareque, a la orilla de un agonizante río, perdí a mis padres cuando apenas era un niño de 5 años, en lo adelante me limité a ver como mi única familia a todo aquel que se atravesó en mi camino, incluso amar al que vive más allá y al que nunca le conocí, de profesión barbero, la cual ejerzo hasta el día de hoy con pasión y orgullo. Hace muchos años trabajando en una barbería en Caracas, tuve la oportunidad de tener como cliente al embajador de los Estados Unidos en Venezuela Robert McClinton y en uno de esos acercamientos de confianza que suele darse entre el barbero y su cliente, un buen día con osadía le dije: Señor Embajador, hágame el favor de otorgarme la visa de residente para irme a vivir a su país, a lo cual el Embajador me respondió, “óyeme bien jovencito”, con gusto le doy su visa, pero primero permítame decirle lo siguiente, Yo en su lugar, jamás abandonaría a Venezuela, a lo largo de toda mi carrera diplomática no he conocido país como el suyo, con un hermoso presente y de tan envidiable futuro, ese consejo fue muy oportuno. Aquel hombre de sencilla apariencia, tiempo después supe la triste noticia de su fallecimiento producto de un arrollamiento vehicular en una calle de París.

Señor Presidente Obama, en la próxima cumbre de las AMERICAS a efectuarse en Trinidad y Tobago, sin duda alguna usted será la referencia más notable, allí estará su homólogo el Presidente de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías, hombre de gran magnanimidad, abierto al diálogo, eso sí, nuestro Presidente es muy celoso de lo que hoy vive Venezuela, y su proceso revolucionario Haga de nuestro Presidente su aliado, con respeto mutuo, y reciproco, sin que se violente nuestra soberanía y libre determinación que nos dimos los venezolanos junto a otros pueblos de estas latitudes, que uno de sus defectos mas resaltantes son el de jugar a la carta cabal.

Señor Presidente, su énfasis en paliar la actual crisis por la que atraviesa la banca financiera de su país, por nada del mundo debe empañar la visión clara que pueda Usted tener en Pro de la DIADEMA SOCIAL, que de ser obviada, inexorablemente se transformaría en el elemento más sensible y volátil del siglo XXI. Sobre esos mercaderes bursátiles que actualmente titilan con luz roja, hoy cobra más vigencia que nunca la profecía de su antecesor Thomas Jefferson, cuando dijo: “Considero que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que las fuerzas militares… Si los ciudadanos americanos permiten a los bancos privados controlar la moneda, primero mediante la inflación, y después mediante la deflación, la banca y las corporaciones que proliferen alrededor [de los bancos] despojarán a los ciudadanos de toda la propiedad hasta que sus hijos se queden sin casas, en un continente que conquistaron sus padres y a quienes pertenece todo lo que haya alrededor”.

Señor Presidente, cuando algún soldado norteamericano al igual que otros perece a lo largo y ancho del horizonte bélico, que para bien o para mal le ha tocado involucrarse, cuando eso sucede el corazón se me parte en mil pedazos; es que para mí toda la sangre derramada cobra un valor inconmensurable, ella simboliza la depuración y santidad de toda la afrenta humana. Todo el honor y el merito al caído sería infructuoso, si al mismo tiempo no evolucionamos lo humanamente posible.

Señor Presidente, si llegase a venir por estos lugares, no olvide de traer consigo a los cinco chicos que purgan condena en su país y al mismo tiempo volteando la borrosa pagina de Guantánamo, los desembarca en la isla cubana su tierra natal, donde le esperan sus familiares y sus hijos, hurgando por entre las sombras de la intuición puedo emitir juicio de valor sobre estos valientes hombres, que sus únicos delitos en los Estados Unido fue el de prevenir posibles actos terroristas en contra de su querida patria, ellos no asesinaron ni sustrajeron secreto militar o científico que pudiera poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos, son muchachos como Usted y como tal espero Señor Presidente, que una de sus travesuras que trascienda en lo adelante, sea la de cauterizar las heridas que hacen incontrastable la vida en la tierra carcomida por las larvas del odio y la venganza, necesario es refundarla, abonarla y con el arado de la férrea voluntad abrir los surcos para sembrar la buena semilla, de allí ha de emerger el árbol con las lianas de la esperanza, donde se columpiarán sus hermosos retoños, que Dios les bendiga y les dé larga vida. A esta juventud batalladora del mañana debemos dejarle despejado el puente, por si algún día tiene que pasar llevando a cuesta el albur de un porvenir.

Señor Presidente, me saldré del contexto para hacerle una pregunta: le gusta a Usted la poesía, de no ser así, tenga en cuenta “que La Tierra toda Ella es un verso y una FLOR en el cosmos”. Se ha preguntado Usted alguna vez, cuánto hemos dejado de preservar este bello Planeta que nos pare día a día y nos amamanta cuan generosa madre. Por indisciplinados, por traición y matricidio, todos por igual iremos a parar al banquillo de los acusados, son patéticas las tantas cumbres que se dan en los virtuales escenarios, por que cuando se toca el tema sobre los gases invernaderos y demás parafernalia contaminante hay mucha sordera y cuando de legislar se trata de cómo darle protección a lo que nos legó la noble Naturaleza, el bostezo y la desidia de los allí presentes, es de la China a la Patagonia. Nuestra Madre Naturaleza, al darle a una parte de su creación racionalidad y potestad sobre lo que en ella existe, consciente de su errático error valga la redundancia, con dolorosa y unánime sentencia de su misma conciencia, irremisiblemente nos tragará junto al progreso, que no supimos o no quisimos darle el uso adecuado, ese será nuestro verdadero castigo y derrota en el glosario ecológico, que hoy avizora un incierto horizonte. No lo permita Usted, Señor Presidente. Si cumple, le regalo este verso de mi propia autoría dice así: (Flor de escarcha negra en tu polen - Desarraigada de la caliente tierra africana - Polinizada con la sangre esclava- Derrama tu miel en mi delirante Karma - Con tu rayo de luz, de esperanza americana

julio.cesar.carrillo@hotmail.com
San Joaquín Edo. Carabob


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Julio Cesar Carrillo


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