Cuando se va al combate guiado por el destello de un ideal, en ese momento crucial en la vida de un guerrero el pecho se le reviste de coraje, tal vez pueda que sienta cierto temor ante su enemigo, pero jamás puede sentirlo ante la muerte, por que eso lo hace cobarde en el terreno rústico de una guerra.
Señores de de la FARC. No se puede justificar bajo ninguna circunstancia, utilizar como escudos o trincheras de guerra en el campo de batalla a seres humanos indefensos, porque la causa por la cual se lucha estaría inexorablemente perdida del todo y reducida a su más mínima expresión, ya que semejante mecanismo estuvo ayer y estará hoy y por siempre fuera de todo contexto.
Señores de la FARC. Puedo compartir sus ideales, más no sus métodos, como tampoco comparto las prácticas no muy cónsonas de sus más férreos adversarios, que en repetidas ocasiones derraman por el vertedero de la ignominia el cáliz de la elegancia.
En especial es el caso de la FARC. Que es tan lamentable que cuarenta y tantos años de lucha constante, estoica y revolucionaria, por un comportamiento errado e inadecuado que lacera el espíritu fraterno, que mancha la moral combativa en pro de un ideal, petrificados quedaríamos todos, al ver que tanto esfuerzo de la noche a la mañana y de un solo aventón se vierta por el desfiladero de la nada, sin la remota posibilidad de dejar plasmada una huella que seguir en el estrecho y largo sendero, donde ansiosa espera por el relevo la flameante llama de la victoria.
Señores Combatientes. De una forma humilde y a la vez casera quien les escribe estas líneas de reflexión, es uno más de esos que de a pie anda por ahí, que nunca pisó una escuela, pero como ser pensante que es arrastra un corazón nostálgico repleto de profundos sentimientos, por todo aquello de las luchas revolucionarias que ayer y hoy han protagonizado nuestros aguerridos hombres y heroicas mujeres, que un día de temprano amanecer firmes con vista al frente ante el quejido de una patria que les reclama, valerosamente tomaron las armas y se internaron en la espesura de las verdes montañas, para combatir en aras de la dignidad de un avasallado pueblo.
Señores del Secretariado de la FARC-EP. Todo marchaba más o menos normal en lo que debe ser el desarrollo de toda guerra, hasta que de un tiempo para acá, en la prolongada batalla que ni avanza ni retrocede y que hasta el sol de hoy ustedes libran, todavía a estas alturas desconozco las razones que les motivó a retener por tiempo indefinido, a civiles, policías y militares, que según ustedes los mantienen allá en la selva con el estatus de prisioneros de guerra, a partir de ese momento comenzó como una especie de viacrucis a enturbiarme la visión clara que yo tenía de ese cuerpo beligerante alzado en armas, me sentía envuelto en un dilema por algo que no me cuadraba, en ese proceder y practica que se vislumbraba en el seno de sus filas, era como un panal de dudas que me socavaba la conciencia, por que yo siempre tuve la plena convicción, de que una acción armada subversiva, combativa y revolucionaria siendo humana como debe ser, tiene que ir acompañada de “magnanimidad”, manteniendo insoluble la ética por encima de las más duras adversidades, ya que la condición más elemental del hombre, es su libertad y dignidad y por esa libertad y dignidad del hombre, es que un guerrillero en rebeldía con fusil en mano se juega el pellejo, el todo por el todo.
Señores de la FARC. Nuestro Soldado y Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías, con su aptitud sensata y humanista que le caracteriza, atendiendo a un llamado y pedido, pasa a formar parte del reparto de actores en una película de suspenso, rodada en los mas turbulentos escenarios, donde el libreto centraba como figura estelar protagónica a los rehenes en poder de la FARC. Y en el papel cooprotagónico al intercambio humanitario, intercambio que por su compleja naturaleza, en la balanza de sopesar favorecía con más peso el aspecto unilateral en ese llamado intercambio humanitario, que de haberse llevado a feliz término hubiese cambiado un poco para bien, el curso de la historia de nuestros pueblos.
Señores Combatientes. Todos muy regocijados, estuvimos a punto de presenciar el parto más espectacular de una hermosa mujer llamada Colombia, no fue así, EL PARTERO sembrado quedó en el camino, y con la impotencia de la cándida ave, que sin poder actuar observa como el depredador devora a sus indefensas crías, así todos nosotros con dolor y tristeza vimos llegar al mundo a la criatura sin vida, que de haber sucedido lo contrario sin duda alguna, asegurado estaría el camino hacia la paz y felicidad de nuestra región.
No fue un parto del todo, fue un aborto producto de una patada en el abdomen de la madre parturienta.
El Comandante Chávez en varias oportunidades en público abogó, porque se les diera a ustedes Señores de la FARC. La condición de cuerpo beligerante en el campo político - militar, fundamento que establece y reconoce el derecho internacional.
Nada de esto fue posible, ya que la subvertida Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia, involucrada en eso de los rehenes como bien lo sabe el mundo entero, hacía que su contraparte se aferrase con más fuerza moral del mango de la sartén.
Señores de la FARC. Permítanme una reflexión más, que con mucha sinceridad plasmada les dejo sobre estas modestas líneas, que en ningún momento pretenden ganar algún tipo de protagonismo, ni simulan ser un llamado a capitular, no es un halago, ni mucho menos una venganza, tan solo es un clamor envuelto en una lagrima escarlata, que candente emerge de lo más profundo de la rigurosa conciencia, que de alguna manera siente corroída en su esencia LA LIDERANZA del combativo y carismático adjetivo de guerrillero, que es la yesca de encender las grandes hogueras y el reflejo de la mas viva expresión de bravíos pueblos, que como el Lázaro de los tiempos antiguos se levantan cual afiladas zaetas, para tapiar el ápice tiránico de gigantesca y oprobiosa ignominia sin fronteras.
En Cita textual del Manual del Guerrero de la Luz de Paulo Coelho, dice más o menos así: “El Guerrero es dueño del golpe y del perdón y sabe usar los dos con la misma habilidad”.
Señores Combatientes de la FARC. Si de tanto recorrer la senda, al final se les extravió la brújula, consíganse otra brújula y recorran la misma senda, para que de nuevo retomen el curso y la dirección correcta y recuerden que la sagrada montaña desde donde ustedes combaten es trinchera de su grito de guerra y no un campo de concentración, ni tampoco son las tristes celebres cárceles de Guantánamo, que como gotas de sal salpican aun mas nuestra ya enllaguesida afrenta.
Señores de la FARC. Por el momento espero que más temprano que tarde, DIOS MEDIANTE, cuando ustedes se hayan enrumbado por el camino correcto y de justicia, sin haber aceptado jamás proposiciones indecorosas, ese día todos nosotros llenos de júbilos, hombres y mujeres de espíritu revolucionario, sin nada que temer; Sin tener que negarles como el Apóstol aquel que negó a su Maestro!!! Sin nada que nos pudiera avergonzar, marchando con la frente en alto, ese día al unísono podamos gritar a los cuatro vientos: VIVAN LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA - EGERCITO DEL PUBLO.
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San Joaquín Edo. Carabobo