El 15 de octubre se cumplieron cuarenta y cinco años
de la muerte del vietnamita Nguyen Van Troi, aquel muchacho que
luchó contra la invasión militar de Estados Unidos a Viet Nam y
quien, a partir de su muerte, es considerado uno de los héroes
que causó más motivación entre los combatientes de todas las
edades y sexos, por su valentía, arrojo y firmeza, al cumplir sus
tareas ante los invasores extranjeros y verdugos.
Luego de
haber protagonizado acciones emancipadoras contra las tropas
colonialistas francesas y sus lacayos nativos (desde sus catorce
años cuando la decisiva batalla de Diem Bien Phu en 1954), Van
Troi comenzó a desempeñar altas responsabilidades en la guerra
de liberación contra las tropas invasoras de EEUU, enviadas por
el presidente Lyndon B. Jhonson a inicios del año 1964.
El
movimiento de liberación nacional de Viet Nam, liderado por Ho
Chi Minh, tuvo que emplear numerosas estrategias y tácticas de
lucha debido al carácter asimétrico de la guerra contra
invasores de gran potencia como Francia y Estados Unidos. Estos,
ricos en recursos militares y financieros, violaron
sistemáticamente las normas internacionales de guerra y los
derechos humanos, con sus bombardeos a zonas civiles como Song My
y Mi Lay.
En ese contexto, el anuncio de la llegada a
Saigón del Secretario de Estado de los EEUU y uno de los
principales cerebros de esa guerra de agresión, Robert Mc Namara,
fue objetivo de guerra de los patriotas vietnamitas.
Van
Troi, encargado de la acción de minado del puente Cong Ly, por
donde pasarían los altos mandos militares estadounidenses,
resultó apresado en plena faena, y tras ser detenido, fue
torturado y condenado a muerte.
Cuando Van Troi fue
conducido al pelotón de fusilamiento y sus verdugos trataron de
vendarlo, estando amarrado en el mástil de ejecución, dijo: “No
lo necesito, déjenme ver por última vez mi querida tierra”.
Acto seguido, exclamó con voz firme, brazos tratando de soltarse
las amarras y las manos increpadas hacia sus ejecutores: ¡Abajo
los yanquis! ¡Viva Vietnam! ¡Viva Vietnam! ¡Viva Vietnam!,
repitió estratégicamente para la historia.
Hoy, la
República Socialista de Vietnam ha alcanzado un crecimiento
económico impactante que trasciende lo comercial, financiero,
agrícola y la propia industria.
En lo social, los
vietnamitas han alcanzado logros sustanciales expresados en las
intensas construcciones urbanas y rurales. Hacia el exterior,
Vietnam ha incrementado sus exportaciones hacia la región y ha
comenzado a abrir sus mercados hacia América Latina y
Norteamérica. Recibe inversiones extranjeras sobre la base de la
planificación estratégica socialista. No es casual, entonces,
que su economía sea considerada entre las de más rápido
crecimiento del mundo.
La historia le dio la razón a Ho
Chi Minh y a Van Troi. Las mismas balas que trataron de callar a
Van Troi, lo convirtieron en un extraordinario símbolo mundial en
las batallas de los pueblos de Asia, África y América Latina.
Fue uno de los iluminadores definitivos del valiente pueblo
vietnamita hacia la victoria que hizo de Viet Nam “un país mil
veces más hermoso”, tal y como lo predijo el Tío Ho.