Panamá, abril 11 - Los jefes de Estado de las Américas entran hoy de lleno en la sustancia de su VII Cumbre, al tiempo que sostienen encuentros bilaterales, quizás de mayor trascendencia que la propia reunión.
En la sesión inaugural de anoche se produjo uno de los momentos más esperados cuando los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y Estados Unidos, Barack Obama, se saludaron durante esa ceremonia.
Ambos anunciaron el pasado 17 de diciembre la decisión de avanzar hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas por el país norteño desde hace más de 50 años.
La víspera, el mandatario cubano se reunió aquí con el presidente ejecutivo principal de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, Tom J. Donohue, para tratar temas de interés para los dos países, según se informó.
También conversó con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, mientras que el canciller cubano, Bruno Rodríguez, sostuvo una entrevista con el secretario de estado norteamericano, John Kerry.
Esta es la primera participación de Cuba en este tipo de cónclave desde su inicio en 1994, gracias a la enérgica posición de los gobiernos de América Latina y el Caribe a favor de la presencia de la isla caribeña.
Casi la totalidad de los gobernantes presentes en Panamá tienen fijadas una serie de entrevistas bilaterales o de grupos regionales de forma paralela a la Cumbre.
El programa para hoy contempla otras reuniones informales, la tradicional foto oficial, una sesión plenaria y otra a puertas cerradas, antes del acto de clausura y una posterior conferencia de prensa que ofrecerá el presidente panameño, Juan Carlos Varela.
La conferencia no adoptará declaración alguna debido a la falta de acuerdo sobre varios puntos y se limitará a emitir un informe técnico elaborado por los anfitriones.
Ayer también concluyeron los encuentros colaterales de la cumbre que estuvieron dedicados a la sociedad civil, juventud, empresarios y rectores universitarios.
La cumbre recibió anoche un mensaje del Papa Francisco, quien pidió los gobernantes del continente a mantener un diálogo sincero para superar las diferencias, por el bien común de los pueblos.
La salud, la educación y la seguridad son elementos vitales de los que ningún ser humano debe ser excluído, dijo el Pontífice al señalar que mientras no haya distribución equitativa de las riquezas no se resolverán los males de la sociedad.
No es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos, subrayó el jefe de la Iglesia Católica.