15-10-19.-Es lunes y la muchedumbre se arremolina en Quito. Entre gritos de emoción tratan de tocarlo. Se oye la palabra “gracias” infinidad de veces mientras ecuatorianos emocionados persiguen al dirigente indígena Leonidas Iza entorpeciendo su paso, aunque un grupo de jóvenes custodios hacen lo posible por evitar que lo maltraten entre tantas muestras de afecto, reportó la agencia AP.
Todos quieren una foto. Lo graban y, cuando se aleja, un coro masivo grita emocionado “¡Iza, Iza, Iza! ¡Comienza la paliza!”, como una forma de saludar lo que consideran un triunfo en su lucha contra el paquete económico del gobierno, que la noche anterior fue derogado por el presidente Lenín Moreno a causa de turbación social de quienes aseguraban que las medidas golpeaban a los más pobres.
Iza –un indígena quichua de la comunidad San Ignacio de Toacazo, 60 kilómetros al suroeste de la capital en la provincia de Cotopaxi– y Jaime Vargas –un indígena achuar de la Amazonía– fueron los líderes visibles del poderoso movimiento indígena que con poco recursos, limitado apoyo de los capitalinos y enfrentando a la policías y los militares, lograron cambiar decisiones que, Moreno aseguró, no eran reversibles.
El mismo Iza, de 37 años, habló con serenidad y precisión en la noche del domingo durante las negociaciones que condujeron a Moreno a derogar su propuesta, que entre otros temas, permitía la sustancial elevación del precio de la gasolina desde 1.85 a 2.39 dólares el galón, y el diésel de 1.03 a 2.30.
De lo que por ahora pareciera un triunfo, Iza está convencido de avanzar hacia la discusión directa con el Estado sobre políticas económicas, tributarias y sociales, y ve posible que el movimiento indígena dispute la presidencia en el futuro. Las próximas elecciones generales están previstas a inicios de 2021.
“Construir un modelo económico”
En diálogo con The Asscociated Press, abordó si los indígenas han pensado en postular a un candidato. “No es un sueño, es una realidad que se puede enfrentarla. Lo que nosotros hemos propuesto al pueblo ecuatoriano, siendo o no siendo autoridades, es que estamos en la obligación de construir un modelo económico que realmente sea decido por los ecuatorianos”.
Expresó que los indígenas quieren repensar y cambiar todo el modelo económico, políticas de beneficio para pequeños y medianos productores, políticas que fortalezcan el modelo de gestión comunitario, el transporte público, que los que más tienen, paguen más impuestos, entre otros temas.
Al respecto, el analista Julio Echeverría, de la universidad San Francisco, opinó: “Está muy bien que los indígenas puedan intervenir en política económica… que puedan contribuir a la definición de la política pública en general. Esto es, que el movimiento indígena abandone esa lógica de exclusiva de resistencia frente a todo”.
Añadió que ahora se deben buscar acuerdos que den cabida a todas las voces que están en juego “con una economía mucho más sostenible, más racional en donde los subsidios dejen de ser subsidios generalizados y regresivos y pasen a ser subsidios más eficaces”.
Iza, con calma y con la voz afectada por la intensidad de las protestas, afirmó que “este triunfo, realmente es una gloria de todos, no es una ganancia de los dirigentes, sino del pueblo ecuatoriano y a nosotros nos ha tocado ponernos al frente y poder conducir sobre los ánimos y el temperamento de la gente, que en un momento se desbordó”.
Ante este escenario, el analista de la Facultad de Ciencias Sociales, Santiago Basabe, expresó: “Creo que el gobierno queda golpeado de forma importante. Su única propuesta de reforma económica durante dos años ha sido echada abajo y eso le reduce la poca credibilidad, la poca capacidad de maniobra que tenía, la que queda reducida al mínimo”.
Por ahora pareciera que lo ocurrido entre el 7 y el 13 de octubre, cuando miles de indígenas llegaron a Quito para protestar a diario, ya es parte del pasado, pero para los indígenas, según Iza, queda mucho por conseguir y eso lo tienen claro.