"No nos iremos": comunidades se oponen a nueva represa en el Canal de Panamá

Canal de Panamá

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20 de marzo de 2025.- A dos horas al oeste de Ciudad de Panamá, 12 000 residentes temen ser reubicados ya que sus tierras están destinadas a ser inundadas por un lago artificial. Este ambicioso proyecto, propuesto por el gobierno nacional, es para garantizar el suministro al Canal de Panamá que ha visto su agua disminuida en los últimos años.

"Dígale al presidente que nos deje tranquilos ¿Sabe todo lo que vamos a perder: la tierra, la siembra, la casa? Estamos intranquilos", dice Elizabeth Delgado, residente de Limón de Chagres, una comunidad a orillas del río Indio en la que se centra el proyecto de construcción de una represa. A lo largo del río, los Delgado y unas 500 familias más se enfrentan a la amenaza de ver sus casas sumergidas.

La propuesta para el proyecto de la represa surgió para aumentar la capacidad hídrica del canal, ya que las prolongadas sequías han obstaculizado las operaciones en la vía acuática por la que pasa 3 % del comercio marítimo mundial.

En los primeros meses de 2024, la ruta interoceánica operó únicamente a 63 % de su capacidad, durante uno de los años más secos registrados en el país que llevó los niveles de agua en el sistema del canal a mínimos históricos, explicó Jorge Luis Quijano, exadministrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).

Por primera vez en su historia, en 2023, año en que comenzó la irregular sequía del país, las condiciones obligaron a la autoridad a limitar el paso diario de barcos, de la capacidad máxima de 37 a 22.

Troncos de árboles sumergidos en el Lago Alajuela, Panamá

Troncos de árboles sumergidos aparecen sobre el Lago Alajuela, un cuerpo de agua artificial formado en 1935 para sostener el Canal de Panamá. Desde 2023, las sequías irregulares han obligado a las autoridades del canal a limitar el paso diario de barcos. Imagen: Pich Urdaneta

Buques pasan por esclusas de Miraflores, cerca de la Ciudad de Panamá

Las esclusas de Miraflores, cerca de la Ciudad de Panamá. El paso de cada buque por el sistema de esclusas del canal requiere 52 millones de galones de agua. Para aumentar la capacidad hídrica del canal, se construirá un nuevo embalse en el río Indio. Imagen: Pich Urdaneta

El sistema del Canal de Panamá está formado por una serie de vías navegables y esclusas, o estructuras que permiten subir o bajar los barcos entre diferentes niveles de agua.

El canal conecta las costas caribeña y pacífica del país a través del lago artificial Gatún, creado por el represamiento del río Chagres, y el lago Alajuela, también artificial.

Ambos lagos abastecen de agua a algo más de la mitad de la población panameña, incluidas las ciudades de Panamá, Arraiján, La Chorrera y Colón, lo que implica que cualquier alteración en los niveles de estos lagos también el suministro de agua para más de la mitad de la población del país.

Impulsada en gran medida por el fenómeno meteorológico de El Niño, la sequía de 2023-2024 provocó niveles tan bajos en estos lagos que supuso un reto abastecer de agua a los ciudadanos sin restringir el tránsito de barcos, cuyo paso requiere 52 millones de galones de agua por embarcación para navegar por su sistema de esclusas.

El tránsito de buques además ha aumentado exponencialmente de 6.369 en 1935 cuando se creó el lago Alajuela y previamente el Gatún para el paso de buques, a 14.274 en 2022, año previo a la crisis hídrica.

Además de afectar a los ingresos de Panamá, la sequía y las restricciones obligaron a las navieras a buscar rutas alternativas, incluido el Canal de Suez, lo que incrementó los costos, los retrasos y las emisiones de carbono.

Ante las proyecciones inciertas sobre futuras sequías y precipitaciones, Ricaurte Vásquez, actual administrador de la hidrovía, explicó que el proyecto propuesto para aumentar la capacidad hídrica del canal implica la creación de un embalse en el río Indio, que abarcaría una superficie aproximada de 4600 hectáreas.

La construcción de la represa -que aún no ha recibido la aprobación de las comunidades afectadas- está prevista que comience en 2027 y duraría cuatro años, seguidos de dos años para llenar el embalse, con un costo estimado de 1500 millones de dólares, de los cuales 400 millones se destinarán a indemnizaciones y proyectos sociales.

Mapa del Canal de Panamá con el lago Gatún, lago Alajuela y el Río Indio.

Fuente de datos: Autoridad del Canal de Panamá / Mapa: Dialogue Earth

"Estimamos que hay alrededor de dos mil ciudadanos que podrían verse directamente afectados por esta obra, aunque toda la zona de río Indio tiene aproximadamente 12.000 personas", señaló Vásquez recientemente.

Una comunidad que teme por su futuro

A orillas de la carretera que conduce a la comunidad de Limón de Chagres en la provincia de Colón, a dos horas de la capital panameña, se asoman numerosos letreros, pintados a mano sobre telas que dan cuenta del rechazo: "Ríos sin presas, pueblos vivos", "Respeten nuestras tierras" y un decidido "No a los reservorios de río Indio".

Actualmente la Autoridad del Canal de Panamá se encuentra en la fase de censo de las zonas afectadas y de consulta a los residentes de las comunidades que se verán afectadas por el proyecto previsto. Recientemente aprobó la financiación para cubrir su compensación, reasentamiento y apoyo.

Recién este año se darán las primeras acciones: como muchos residentes carecen de títulos oficiales de sus propiedades, el gobierno pretende ayudar a formalizar estos documentos, lo que permitiría pagar las tierras de los afectados y reubicarlos.

En esta primera etapa de diálogo con las comunidades, aún no se ha dado a conocer una fecha estimada para el proceso de licitación de los contratos de construcción.

En el camino a la comunidad de Limón de Chagres, carteles expresan oposición al proyecto de un nuevo embalse

En el camino a la comunidad de Limón de Chagres, en la provincia de Colón, se pueden ver muchos carteles que expresan oposición al proyecto del embalse. Imagen: Pich Urdaneta

Una vez terminada la represa propuesta, la superficie del río Indio se ampliaría para formar un dique que abarcaría zonas de las tres provincias que se asientan a lo largo del curso actual del río, de 98 kilómetros.

El proyecto también propone un túnel para trasvasar agua a la cuenca del Canal de Panamá, donde se encuentran los lagos Gatún y Alajuela, para abastecer de agua a los panameños y para el funcionamiento del canal.

La ACP ha insistido en declarar que con la construcción del embalse se garantiza el suministro de agua para la población y el funcionamiento del canal, por un plazo de cincuenta años, proceso que se efectuará paralelo al diálogo con los afectados y con la garantía de mejores condiciones de vida.

Pero la tensión y el disgusto que proyectan los residentes de las áreas a inundar se siente en el aire. En algunos tramos del trayecto durante nuestro viaje de reporteo hubo que empujar la canoa en la que nos trasladó, luego caminar unos treinta minutos sobre un camino fangoso con el lodo hasta las rodillas, única manera de llegar a algunas de las comunidades, como Pueblo Nuevo.

Mientras con el equipo periodístico avanzábamos llamó nuestra atención unos gritos que provenían de una casa ubicada en la cima de un cerro.

Hombre con camiseta rayada y pantalón jeans camina por carretera de barro

El camino a la comunidad de Pueblo Nuevo no es de fácil acceso. Muchas comunidades de la cuenca del río Indio se encuentran en zonas aisladas y carecen de infraestructura. Imagen: Pich Urdaneta / Dialogue Earth

"¡Busquen oficio!" "No queremos que pasen", vociferaban los moradores indignados, al tiempo que un joven indígena, montado sobre un caballo, salió al paso por un camino de tierra que conduce a las viviendas ubicadas en lo alto de la elevación.

A un costado, pegado sobre una rudimentaria puerta hecha de retazos de madera estaba un papel escrito a mano en donde se leía: "Prohibido el paso a la ACP, propiedad privada, no damos licencia social". En el letrero llama la atención un dibujo que asemeja una pistola, junto a la palabra "peligro".

Nos presentamos como el equipo periodístico de Dialogue Earth y declaramos que veníamos en busca de información, a lo que el jinete respondió que "los periodistas están vendidos" y que no querían "diálogo". Nuevamente, reiteramos que se trataba de un medio de comunicación internacional y finalmente accedió a conversar.

"El administrador de la ACP, Ricaurte Vásquez, dijo que el 90% de la comunidad está de acuerdo con la inundación, lo que es falso", reclamó el indígena, que resultó llamarse Abdiel Sánchez, de 28 años de edad, morador de Pueblo Nuevo.

Una vez superadas las diferencias, la comunidad invitó a nuestro equipo periodístico a integrarse a un grupo que celebraba el cumpleaños de una niña de seis años, festejo que momentáneamente suspendieron para sacar unos carteles de rechazo y repudio al embalse, lo que dejó entrever la necesidad de ser escuchados.

Ahí se encontraba Artemio Sánchez, agricultor de 52 años de edad y presidente de la junta de desarrollo social del lugar, manifestando que no reciben ninguna "ayuda del gobierno y menos de [las autoridades] del canal, ni para comprar una cajita de fósforos".

Tampoco ven a las autoridades, por lo que cada vez que divisan a un desconocido por el área surge la paranoia de que se trata de un funcionario de la ACP que está censando a las comunidades, teniendo en cuenta que este año se entregarán los primeros títulos de propiedad.

"Le estábamos gritando [a ustedes] porque pensábamos que eran de la ACP, porque no estamos de acuerdo que sin permiso anden en nuestra área y río tomando fotos a la escuela ni a las iglesias, sabiendo que no estamos de acuerdo", explicó Sánchez

"Si se llega a dar el proyecto, esperamos que no nos dejen desamparados", comentó Nery Sáenz, otra de las asistentes al cumpleaños. Ella mencionó la construcción del lago Gatún, que también afectó a muchas familias. "No se les reconoció nada y las quitaron de sus tierras. Hasta el sol de hoy no tienen nada. Tememos que esa situación se repita con nosotros", dice.

Alzando la mirada, hace memoria de la creación del lago artificial Gatún que, para el funcionamiento del canal, terminó de llenarse en 1913.

Registros históricos dan cuenta de que en 1912 -cuando la zona del Canal de Panamá era administrada en concesión por Estados Unidos- se produjo el primer desalojo de poblaciones cercanas a la vía acuática, a raíz de un decreto emitido por el entonces presidente estadounidense, William Taft, precisamente para la construcción del embalse, que en aquella época era el lago artificial más grande del mundo.

El libro de la historiadora Marixa Lasso Erased: The Untold Story of the Panama Canal, describe cómo el gobierno estadounidense justificó los desalojos de la época con argumentos de seguridad nacional y criterios militares, basados en prejuicios racistas contra una población mayoritariamente afrodescendiente.

La tierra y la vida en la comunidad

Lo que es un proyecto de infraestructura para apoyar el comercio mundial, para Elizabeth Delgado significa vivir una situación de incertidumbre muy dolorosa. Dice que desde que se enteró de la propuesta de inundar la zona para crear el embalse, unos tres meses antes de nuestra visita en noviembre, empezó a tener problemas para conciliar el sueño.

Elizabeth Delgado recoge agua de un tanque de almacenamiento en Limón de Chagres

Elizabeth Delgado recoge agua de un tanque de almacenamiento en Limón de Chagres. Los habitantes de la comunidad se abastecen del río Indio, ya que no hay otra fuente de agua potable. Imagen: Pich Urdaneta / Dialogue Earth

"Nos mantenemos de la tierra", dice Elizabeth, parada en la puerta de su vivienda construida de tablones de madera que aún dejan ver vestigios de que alguna vez estuvieron pintados de blanco, donde vive junto a sus siete hijos y su esposo, a sus 40 años.

Ante la falta de empleos se valen de la siembra y cosecha de productos agrícolas como el ñampí, yuca, ají, culantro y cebolla, entre otros, así como de la cría de gallinas. Ha vivido en Limón de Chagres más de 18 años.

El río Indio es su fuente natural de agua, puesto que en el área no hay agua potable, los residentes de la cuenca la extraen del río o quebradas por gravedad mediante tubos, la buscan en pozos o caminan largos trayectos con baldes y ollas llenos de agua. Tampoco hay luz eléctrica ni otros servicios básicos.

Con todo lo que está pasando los niños tienen miedo, contó la maestra Aurelia Castillo, quien desde hace nueve años atiende a los niños que acuden a la escuela de Pueblo Nuevo, una de las comunidades condenadas a desaparecer. La maestra Castillo agregó que los que cursan el sexto grado posteriormente asisten a otro pueblo llamado Coquillo, que también se estima que será afectado por el reservorio.

Con el rostro compungido la docente se pregunta "¿a dónde vamos a ir a estudiar con nuestros muchachos?"

Impactos ambientales y alternativas

El río Indio forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano, un ecosistema clave que conecta diversas áreas de América Central, Panamá y el sur de México, siendo un refugio para especies como monos, cocodrilos y diversas plantas endémicas. Este corredor ecológico se vería severamente fragmentado con la construcción del embalse.

Isaías Ramos, biólogo del Centro de Incidencia Ambiental de Panamá (Ciam Panamá), destaca que aunque el impacto ambiental es significativo, los efectos sociales son aún más graves, pues muchas comunidades afectadas no han sido suficientemente informadas sobre el proyecto.

Esto constituye una contravención con el Acuerdo de Escazú, el tratado de América Latina y el Caribe que promueve la transparencia y el acceso a la información en materia ambiental, que Panamá ratificó en 2020.

Por su parte, la Autoridad del Canal ha publicado informes de múltiples reuniones con los residentes del río Indio, y afirma que ha mantenido "contacto permanente" y mecanismos de escucha con las comunidades, con más de 40 reuniones que se habrían celebrado con alrededor de dos mil residentes hasta septiembre de 2024.

Árboles alrededor del río Indio, ubicado dentro del Corredor Biológico Mesoamericano

Exuberante vegetación rodea el río Indio, ubicado dentro del Corredor Biológico Mesoamericano, un ecosistema clave que conecta diversas zonas de Centroamérica, Panamá y el sur de México. Áreas de este corredor podrían verse gravemente fragmentadas por la construcción del nuevo embalse. Imagen: Pich Urdaneta / Dialogue Earth

Y aunque el río Indio tiene abundante agua, su caudal disminuye en algunas zonas, dificultando el transporte. Esto ha llevado al Consejo Nacional del Agua (Conagua) a proponer una alternativa al embalse del río Indio, que en su lugar canalizaría el agua del lago Bayano, 100 kilómetros al este de Ciudad de Panamá.

Guillermo Torres, presidente de Conagua, ha afirmado que el proyecto del río Indio sólo sería una solución temporal dadas las fluctuaciones estacionales de las precipitaciones y la posibilidad de que otras sequías afecten a la capacidad del embalse.

También ha afirmado que, si se hubiera construido en 2006, en 2025 se habría necesitado otra fuente. La tubería de Bayano, afirma, podría garantizar el agua hasta 2075, lo que, según él, ofrecería una opción más viable a largo plazo.

La Autoridad del Canal de Panamá también está considerando otros embalses, como los del río Coclé del Norte, en la región central del país, y el río Caño Sucio, en el oeste.

En 2024, una sentencia de la Corte Suprema anuló una ley que había bloqueado la creación del embalse del río Indio y que, desde 2006, restringía el uso del agua por parte del canal a los límites de su cuenca hidrográfica. La sentencia otorgó a la ACP el control sobre los recursos hídricos más allá de esta cuenca, y abrió así la posibilidad de construir el embalse del río Indio.

Sin embargo, los residentes de Limón y Pueblo Nuevo con los que habló Dialogue Earth expresaron su preferencia por la tubería desde Bayano, que, según ellos, sería menos disruptiva para el ecosistema y sus comunidades. Se esfuerzan por preservar el río Indio y sus alrededores, valorando la tranquilidad y la naturaleza intacta que les proporciona.

Tras aprobar el proyecto el 21 de febrero, la Autoridad del Canal intenta ahora proseguir el diálogo con las comunidades para obtener su aprobación, y pretende concluir el censo del río Indio a finales de abril. Es probable que las conversaciones sigan siendo difíciles, y las protestas de los días siguientes a la decisión son una señal más de la resistencia que siguen oponiendo las comunidades.



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