¿Es el tenedor o tu mente la que se dobla?

Wikilies

Wikileaks. Un nombre que por si solo anuncia la revelación de “secretos”. Leak en inglés es fuga, filtración; sugiere que alguien sustrae furtivamente algo. Este sitio web quedó grabado en nuestras mentes y espíritus cuando vimos aquel video donde un grupo de  reporteros, camarógrafos y choferes fueron ametrallados desde un helicóptero yankee. Esa matanza, real, es tomada como puerta de entrada a un mundo tergiversado, cuyos creadores saben perfectamente cual es el objetivo y su diseño está determinado a difundir “verdades programadas” para mantener la hegemonía imperante en el mundo.

El 11 de septiembre de 2.001 pudimos presenciar el espectacular choque de dos aviones contra las torres gemelas. Todos quedamos atónitos de que algo así sucediera en el país más protegido del planeta. Pero 48 horas después del hecho, el imperio informa que hallaron el pasaporte casi intacto del terrorista que pilotaba el primer avión, alrededor del amasijo de acero y concreto. Al divulgarse esa noticia, empezamos a sospechar que alguien estaba mintiendo. Claro, la destrucción de las torres fue real, sólo que después se ha venido diluyendo el entramado de todo aquello y creo que hoy somos más quienes asumimos que eso fue obra del propio gobierno norteamericano. Dentro de treinta o cuarenta años tal vez sea “desclasificado” este horror imperial, como muchos otros.

Es probable que a través de Wikileaks, Washington junto a su engendro bélico Israel, pretendan implantar una pauta  virtual de medias verdades, mentiras bien diseñadas, matrices de opinión, documentos reales o forjados, videos reales, editados o creados y cualquier otro elemento de información para confeccionar una especie de red de la verdad, partiendo de la revelación de archivos secretos desde ese portal, que “comprometen su seguridad”. Uno se pregunta qué diablos tiene que ver con la seguridad de Estados Unidos que le pongan apodos a Presidentes de otras naciones o que “descubran” que espían desde sus embajadas. Pero tal ridiculez no significa que la trampa no sirva. Es público y notorio que Irak y Afganistán sufren ahora las consecuencias de las patrañas urdidas por ambos. Esperan turno Irán y las Coreas. Es oportuno señalar los precedentes de sabotajes electrónicos e informáticos en el oleoducto transiberiano en la época de la Unión Soviética y más recientemente en una central nuclear iraní.

Así como el cuento del pasaporte,  ahora tenemos un soldado quien baja más de 250.000 documentos considerados como “top secret”, sin que nadie se diera cuenta. Este soldado ni siquiera es considerado un hacker y fue delatado por  Adrian Lamo, quien supuestamente fue contactado por el soldado para informarle lo que estaba haciendo. Lamo, ex hacker, está “protegido” por el FBI. O sea, que el susodicho soldado es  tan astuto como para hacerse con archivos secretos y suficientemente tonto como para contarle lo que hacía, a un informante de los federales.

Los medios norteamericanos y europeos han desarrollado una matriz de opinión, indicando que el estilo de Wikileaks será la “nueva forma de hacer periodismo”. Recordemos cómo se posicionó en la red este sitio web: “Una página donde los periodistas podrán revelar información censurada por gobiernos, religiones y empresas, con contenido no ético o proveniente de países considerados totalitarios”. Entonces camaradas, aquí no hay casualidades y por eso vemos que los supuestos documentos comprometedores dicen idioteces sobre países europeos y sus mandatarios, pero cuando atañen a estos lares hablan de aislar a Chávez, dudas sobre la buena salud mental de Cristina, que cuidado con Evo y así por el estilo. Allí se perfila todo un plan de ataque a los países latinoamericanos, el ALBA, muy a tono con las acometidas del dúo Connie Mack - Ileana Ros Lethinen y su banda de forajidos pitiyankees.

¿Una nueva forma de hacer periodismo, anunciada desde medios como el Washington Post de Estados Unidos, el País de España o la revista Der Spiegel de Alemania y otros? Es decir, la derecha mediática mundial como replicadores de las “fugas” de Wikileaks, en detrimento del “stablishment” capitalista que han defendido toda su vida. Believe or not.

Hay quienes estiman erróneamente que las revelaciones difundidas desde este portal han puesto en jaque  la política exterior de Washington o que la CIA y el Mossad simplemente se han montado en la ola de Wikileaks, aprovechando colar documentos creíbles para convencer al mundo sobre su confiabilidad en la red. Esto no es más que la apariencia con la cual se nos muestra  el plan. La última vez fue el inimaginable derribo de rascacielos en New York, antes Bahía de la Habana, Tonkim, Pearl Harbor.  Apenas comenzamos a conocer las posibilidades del ciberespacio y ya se ha convertido para millones de seres humanos en una especie de poderoso ente con visos de religión. Es como el comienzo del Matrix y la pregunta fundamental es creer o no creer, escoger entre opciones pre establecidas, para crear una realidad virtual de libre albedrio, conectados, por ahora,  a un ordenador.

Si la ética del periodismo tradicional ha sido ahogada por las empresas mediáticas capitalistas, esta “nueva forma de hacer periodismo” también lo será y seguramente prescindirá de periodistas de carne y hueso, pudiendo crearlos a su imagen y semejanza. No solo se trata de un espacio más entrópico que el real, sino que la deformación de la verdad será tal que la hará indiferenciable de la mentira.

Mientras muchos Pueblos en el mundo se preparan para las batallas ideológicas y se adentran en revoluciones que mejoren  la convivencia de la especie humana y el planeta, las elites hegemónicas están ensayando nuevas formas de esclavitud con asombrosas tecnologías que incluyen proyectos como HAARP, ejércitos droides y la recreación a  escala mundial de realidades virtuales. Y pronto se darán la mano.

La falla fundamental de sus planes ha sido siempre la voluntad de esos Pueblos. Cada vez que invaden territorios ajenos nunca han  salido de ellos por la supremacía bélica de los defensores. Indefectiblemente son sacados a patadas por la fortaleza mental y espiritual que caracterizan a quienes prefieren morir que postrarse sumisos a sus designios.

coolthin@gmail.com



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Plácido R. Delgado


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