Ni siquiera vale la pena entrar en consideraciones sobre la verborragia fecal que con poco disimulo y menos ética periodística soltaron a diestra, siempre a la diestra, estos portentosos ejemplares coprófagos. El camarada Rodrigo actuó con una dignidad inmaculada al no caer en las viles tretas de este tétrico trío. Resultó, eso si hay que decirlo, proverbial verlos iracundos argumentando de la manera más ridícula que eso era un “hecho noticioso”. Kiko, Carla, Roland, lo que ustedes siempre hacen son “hechos calumniosos” y como el cuento de marras, cuando no los confeccionan, ayudan. Y claro, nunca se quedan cortos con los ingredientes.
La verdad saldrá a flote pero eso a ustedes los tiene sin cuidado; pronto zumbarán con fruición sobre boñiga fresca en otro estercolero. Cloacavisión – quiero confesarles que alguna vez tuve dudas de tildar así a ese canal en mis escritos, pero los hechos han demostrado que eso ya es una acepción común – tiene por costumbre, erigirse en tribunal mediático como en los casos de Puente Llaguno y de Danilo, tergiversando los verdaderos hechos, ocultando evidencias audiovisuales y le tienen sin cuidado honores, penas o respetos ajenos.
Argumentaron como pueriles acusetas que La Hojilla hacía lo mismo. Falso, Mario Silva simplemente devela la pudrición moral que los caracteriza y tiene que destapar sus albañales a diario a pesar del hedor que despiden. Y lo hace hasta con humor, lo cual agradecemos. Creo en ese programa porque ha demostrado consistentemente que le asiste la razón y también creo que ustedes sabían que esa foto infame es un fotomontaje. No hay seda que los ilustre ni afeite que les adecente.
Y por favor, dejen de llamar periodismo a sus deposiciones ¡Fo, carajo!
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