Desde su fundación hace 7 años, las sucesivas directivas de TeleSUR han sido criticadas y calumniadas por “colectivos”, “comandos”, “grupos”, “comités”, “trabajadores y extrabajadores”, siempre anónimos, que acusaban al canal de corrupción, maltrato laboral y traición a los ideales de la Revolución. Ninguno de estos señalamientos fue nunca formalizado ni mucho menos probado.
Días antes del 7-O aparecieron en TeleSUR unos volantes con ataques a la directiva, donde se recomendaba a los trabajadores que lo pensaran bien porque aunque Chávez tenía sus cosas buenas, votar por el Comandante era votar por la permanencia de Patricia Villegas en la presidencia del Canal…
Este 19 de Octubre Aporrea publicó otro anónimo, una carta abierta dirigida al nuevo Ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, donde calumnias nuevas contra TeleSUR reemplazan a las anteriores, por lo que no se sabe si se trata de otros autores o de los mismos con diferente discurso. Veamos:
1) SITUACIÓN LABORAL
El anónimo lamenta que TeleSUR sea “una empresa que mantiene un comportamiento hacia sus empleados igual o peor al de cualquier corporación capitalista”. Y como “prueba” añaden: “Un grueso de informes de supuestos (sic) colectivos por la defensa de TeleSUR, otros elaborados por trabajadores y ex trabajadores dan fe de algunos abusos y otras irregularidades a los que hemos estado sometidos y sometidas…”. Según los autores TeleSUR no cumple cabalmente “los acuerdos contenidos en la Ley del Trabajo” ni practica “la humanización del trato hacia quienes nos hemos sudado ese nuevo paradigma comunicacional”. Se habla de “prohibición de la organización de la fuerza laboral, maltratos, despidos injustificados, altísima rotación de personal, arbitrariedad con los horarios” etc., que pintan una Venezuela inexistente donde los trabajadores no tienen derechos. La historia laboral de TeleSUR reposa en el Ministerio del Trabajo y no en otro sitio. A TeleSUR le falta, sin duda, como a otras instituciones, en materia de organización de los trabajadores, pero esa organización es y será obra de sus trabajadores y no de anónimos que, a semejanza de los sindicalistas de la Cuarta, usan los problemas laborales para arrimar la brasa a su sardina política.
2) “DEBILITAMIENTO EDITORIAL”
Las denuncias laborales del anónimo, aún siendo falsas, están en el terreno de lo concreto, pero cuando pasan al “debilitamiento editorial” expresan su juicio político subjetivo sobre la revolución en general y sobre TeleSUR en particular. Por eso leemos: “es mucho más grave que el canal haya perdido completamente su génesis y se haya convertido en un canal más, que mucho dista de su concepto inicial y que se ampara en constantes cambios de forma, resintiendo, impunemente, el fondo”. Y todo eso ocurrió, por lo visto, sin que se enterara Chávez ni sus sucesivos ministros del MINCI, ni el PSUV, ni los periodistas de los países socios del Canal, ni de los periodistas y trabajadores de TeleSUR que nunca aceptaron no aceptarían un bozal de arepa. Únicamente un grupo selecto y secreto ha detectado ese “debilitamiento sistemático de la línea editorial –y del chavismo- a través de la contratación de personal que profesa abiertamente su oposición al Presidente Chávez” (…) amparándose en la necesidad de tener “equilibrio informativo”, en la “imparcialidad de la noticia” y en el “profesionalismo”…todos males que los autores del anónimo evidentemente no sufren, pues se definen a sí mismos como el personal “que apoya, más allá de las franelas rojas y las frases de rigor, el proceso revolucionario venezolano y los gobiernos de izquierda del continente”.
Las afirmaciones edificantes que no edifican nada son propias de una ultraizquierda que ofrece principios abstractos para solucionar problemas prácticos. ¿Qué proponen como solución a los males de TeleSUR?
“ASAMBLEAS PERMANENTES”
Los anónimos “aspiran” como solución para TeleSUR “a una participación activa en las decisiones que se toman dentro del canal a través de asambleas permanentes donde todas y todos podamos ser constructores de una comunicación verdaderamente revolucionaria, tanto en las relaciones internas del canal como en la programación diaria”.
¡Eureka: asambleas permanentes! Este supremo instrumento político del poder popular es, según ellos, lo que resolverá el complejo funcionamiento de un canal multiestatal como TeleSUR, sus turnos, sus corresponsalías y hasta su programación diaria. Los anónimos tienen la fórmula final para la dinámica Estado-Poder Popular, la solución universal a todo, desde los hospitales y el Metro hasta el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar y, porque no, hasta para el funcionamiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Queda claro el carácter ultrarrevolucionario pero irresponsable de los no-firmantes del documento quienes, en asunto tan importante no dan la cara ni se comprometen. El colmo de su ingenua mala fe es el descarado oportunismo con que celebran “con profunda esperanza el nombramiento de Ernesto Villegas como nuevo Ministro de Comunicaciones” porque esperan “ver el sol después de una larga tormenta”. Pero si el ministro Villegas (a quien ellos llaman “camarada”) no acepta sus puntos de vista ni su método de asambleas permanentes y como periodista prefiere el equilibrio informativo, la imparcialidad de la noticia y en el profesionalismo…lo llamarán conciliador e infiltrado (como hicieron con todos los ministros del MINCI y presidentes de TeleSUR) y quizás hasta lo quemen en efigie como hicieron con Maduro e Izarra durante el lamentable caso Pérez Becerra.
TeleSUR tiene mucho recorrido y más por recorrer; ha inventado, errado y corregido; sus trabajadores han dado la cara y el esfuerzo, algunos arriesgaron su vida y lo siguen haciendo por este proyecto de reestablecer la verdad de Nuestramérica en el mundo. TeleSUR tiene que estar, siempre, en construcción, con el concurso y la opinión de muchos, pero ciertamente no de quienes llevan años tras la máscara vil del anonimato.
Estos anónimos, manipulados o no por el enemigo, pueden decirse socialistas, estalinistas, comunistas, trotskistas, luxemburguistas, consejistas, bordighistas, anarquistas…todo menos chavistas, porque la primerísima lección que nos dio Chávez fue la asumir la responsabilidad de sus actos. Sólo se puede tener desprecio para los que a pleno día “esperan ver el sol” pero se mantienen en la sombra porque la luz los volvería polvo como a los vampiros o, peor aún, mostraría al mundo lo que realmente son.