Anoche pude observar a través de CNN una curiosa guarimba frente al Vaticano. Se trataba de una trasmisión en exclusiva que hacía la referida cadena televisiva a lo que ellos calificaron como reunión de Lilian Tintori (esposa de Leopoldo López) con el Papa.
Y es curiosa porque utilizando el lenguaje y ambientaciones focalizadas dieron a entender que en efecto, el Papa conversó profunda y profusamente con la prenombrada señora y apoyó su posición política. Esta sui géneris guarimba empieza cuando el entrevistador le pregunta: ¿Qué hablaste con el Papa? Y ella se explaya diciendo que sobre los presos políticos y sobre su esposo, y añade que el Papa le pidió que tuviera fortaleza, fortaleza. Pero lo que en efecto pasó, es lo que rutinariamente pasa en la Plaza de San Pedro donde el Papa le da la mano y bendice a todo el que llegue a pedírselo, a cielo abierto, en brevísimo tiempo.
Ese cintillo en exclusiva, reunión con el Papa y la pregunta sugerente con una fotográfica fuera de contexto con la Basílica de San Pedro de fondo, construyeron una realidad paralela a la que estábamos viendo. Y como si bien, puede llamársele manipulación mediática o como queramos, lo cierto es que el lenguaje con todos sus aditamentos fue utilizado para significar lo que CNN y Tintori querían. Este ejemplo nos dice que quien detente el poder impone su capacidad de significar, impone su ideología.
Bien sabemos que los medios de comunicación son un poder que imponen criterios, en el caso político venezolano contra del proyecto bolivariano, y en contrapartida los medios públicos y alternativos intentan diezmar ejerciendo también su poder. Pero el saldo en tal tensión es favorable a los privados pues el imaginario colectivo del venezolano mantiene intacta las voces, los personajes, la programación de la cultura novelesca y del espectáculo que durante casi medio siglo fueron construidos. Y es en estos patrones culturales donde son anclados los nuevos clichés. Por ejemplo, escuchar en la radio a César Miguel Rondón (guionista de melodramas, voz engolada de locutor exitoso) decir que el senado norteamericano votó a favor de sancionar a funcionarios venezolanos y seguidamente expresar que, el gobierno criminaliza la protesta pacífica, son casi para mucha gente de nuestro pueblo llano, afirmaciones irrefutables. Y en realidad constituyen guerimbas mediáticas.
Bien expresa Lewis Carrol esta relación de lenguaje, poder e ideología en su obra A través del espejo:
Cuando yo uso una palabra dijo Humpty Dumpty en tono despectivo- esa palabra significa exactamente lo que yo decidí que signifique... Ni más ni menos. La cuestión es -dijo Alicia- si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas distintas. La cuestión es -dijo Humpty Dumpty, saber quien es el amo aquí. Eso es todo.
El amo, quien tiene el poder, es quien puede significar, y además, el que tiene la habilidad de saber significar.
En consecuencia, debe entenderse que en estos momentos de confrontación que vive Venezuela, la guerra no es meramente económica, es simbólica. Donde se banaliza el tener Patriaal compararla con la ausencia o presencia de un paquete de harina pan. Donde hay unos seres llamados tierrúos o chukis, castrocomunistas o clase inferior con los que se debe acabar. El submundo de las guarimbas tiene su arraigo en esa serie de códigos y consignas soportadas la ideología del apartheid, de la segregación, de la negación del otro.
Es necesario que, entre otras tantas cosas, el chavismo haga un balance de su capital simbólico, tan importante como el capital económico o productivo. Chávez lo sentía y lo vivía así. Pudo configurar una simbología que transformó la visión que del país, la nación y la patria teníamos. Urge rescatarla, reconstruirla con honestidad intelectual para coadyuvar a afrontar las embestidas pertinaces que día a asechan al proyecto chavista-bolivariano.
