Con el deseo de compartir con los aporreístas algunas ideas en el marco de los continuos y permanentes debates como lo propicia el espacio de Aporrea y que permite que el relato colectivo sea una realidad. Obliga además hacer síntesis de estos debates y comprender la fuerza colectiva que sostiene los procesos revolucionarios: el derecho a expresar libremente y la capacidad que tenemos los ciudadanos de influir en los temas de la agenda pública.
Pero no basta: es necesario construir desde la Palabra el rumbo del país y, por otra, ser escuchado con respeto y valoración aquello que se dice, que se expresa en ideas y sentimientos. Independientemente de quién opina, se trata de seres humanos quienes como ciudadanos comparten sus voces y miradas frente a una realidad en la que anhelan haga posible un buen vivir para todos y todas.
En el 2012 realicé un estudio a 400 artículos de Aporrea en los cuales pude aprehender las tendencias y construir teoría práctica desde los que escriben artículos en esta página de opinión que ya cumplió 12 años, que como espacio de debate, crítica y construcción creo que resulta una fuente para quienes gobiernan y desean hacerlo bajo la escucha atenta de un pueblo que expresa su discurso desde sus necesidades, intereses y anhelos. Fuente que puede permitir la producción de conocimiento y otorgue direccionalidad a la acción sociopolítica a nivel nacional, regional y local.
A continuación compartiré algunas ideas con el fin de convocar a los aporreistas a que cuando escriban y realicen sus críticas revisen sus textos y verifiquen si responden a estas categorías con el objeto a que su esfuerzo recreador de la realidad en búsqueda del cambio del mundo que nos rodea no se reduzca a exaltar lo negativo sino que haga un esfuerzo de transformación apuntando al desarrollo del pensamiento creativo, innovador y generador de nuevas situaciones a partir de nosotros y para nosotros. Es decir, asumir nuestra forma identitaria, nuestra idiosincrasia, nuestras formas de sentipensar pues es desde las bases culturales que nos identificamos donde puede surgir cambios profundos y permanentes.
Para estudiar estos artículos me fundamenté en la teoría del acto del habla de J. Austin que sostiene que las palabras crean y hacen posible la acción y en la teoría de la acción dialógica y antidialógica de Paulo Freire, quien me enseñó a observar el fenómeno conversacional el cual puede ser direccionado hacia la Palabra creadora, liberadora y transformadora o de lo contrario a la palabra destructora, opresora y depredadora. Ambas posibilidades la tenemos todos, sin embargo, la conciencia de esto nos lleva a darle un uso constructivo para el bien de todos y todas, incluyendo la madre naturaleza.
Necesitamos desarrollar nuestra capacidad del lenguaje, esto no puede ser privilegios de unos pocos, sino debe ser natural en la formación desde el hogar, la escuela y el trabajo como espacios de enseñanza aprendizajes. Y más cuando nos constituimos en una sociedad democrática participativa y que establecida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) nos debe llevar a considerar esto una materia importantísima para opinar y dar nuestro punto de vista con conocimiento y conciencia de las cosas y no desde la impulsividad o estado emocional que muchas veces nos lleva a hablar sin medir las consecuencias. Todo está mediado por el lenguaje y nos hacemos desde la palabra.
A continuación explicó brevemente el siguiente cuadro.
Saberes conversacionales en Aporrea |
Los articulistas de Aporrea o “aporreadores” en que basé el estudio me enseñaron que para exponer sus ideas sus tendencias se orientaron hacia: a) Crítica a la realidad que observan y a las que están más comprometidos; b) Relatos que reflejan la confianza o no en personas, instituciones o procesos; c) Convocatoria a acciones éticas, es decir, a los valores de solidaridad y bien común; d) Reflejo de una visión del mundo, en la que apuestan por los cambios y; e) Aportes y propuestas para revertir el orden establecido el cual critican.
Al estudiar estos artículos, quienes escriben enfatizan en dos o tres de estos grupos. El más usado es la crítica, pues se entiende que es una página de opinión y la opinión generalmente es usada para la denuncia, para la confrontación, para exigir, para desafiar lo establecido. Y el menos aplicado, es el de ofrecer propuestas reales y concretas. Persiste el pensamiento abstracto (uso del cerebro neocortez izquierdo) y no el pensamiento concreto (uso del cerebro neocortez derecho) que se apoya en lo creático, que produce y proyecta cosas para que la gente lo vea viable, válido y pertinente. La opinión tiende a ser reactiva y poco proactiva. Depende del tema de la agenda del momento. No existe continuidad. Esto resulta una debilidad en la opinión como ciudadanos, en una tarea de apagar fuego. Hoy más que nunca se trata de consolidar un sentipensar profundo que apueste y emplace a la solución definitiva de muchas situaciones planteadas.
Otro elemento a resaltar fue el aspecto utópico donde cada exponente se suscribe cuando da su opinión. Si observamos detenidamente las visiones y utopías que se hallan en los aporreadores encontraremos un sincretismo ideológico y otros apuestan a un puritanismo, negando incluso nuestros imaginarios históricos. Las visiones van desde el bolivarianismo, la resistencia, el humanismo y la impronta emancipadora que nos constituye como cultura histórica pasando por las ideologías eurocentricas que no sólo se presentan como modelos económicos antagónicos (como el capitalismo y el socialismo) sino que se develan como argumentos del discurso político (socialdemocracia, democracia cristiana, comunismo, entre otros). También convergen utopías culturales de la modernidad, del pensamiento latinoamericano y del mundo originario (felicidad suprema, calidad de vida, buen vivir, desarrollo, teología de la liberación) en la que se puede constatar grandes diferencias, que hace de la opinión un espacio rico de interpretaciones y de posibilidades del sentipensamiento. Por muy sencillas, complejas, antagónicas y contradictorias que sean las visiones de los articulistas es innegable que todas aportan y dan cuenta a lo que somos en profundidad, aunque pueden pasar desapercibidas en el texto, invocan a la necesidad de ser escuchados desde sus voces y miradas.
En síntesis, podría afirmar que es necesario una mayor conciencia del acto de opinar si queremos de verdad dan aportes significativos al tema de interés público que nos apasiona y tenemos mayor conocimiento pero también hacer un esfuerzo por construir desde lo que somos para superarnos a nosotros mismos.