"El gran problema con la comunicación es que no escuchamos
para comprender, escuchamos para responder". Anónimo
Los saberes conversacionales tributan a dar aportes significativos en el acto dialógico. Hoy resulta un reto y desafío para los ciudadanos comunicarse y ser capaces de influir en las tomas de decisiones de la agenda pública a partir de expresar su voz y compartir su mirada del mundo.
En este segundo artículo está orientado a los saberes que se constituyen en la conversa, en el diálogo social, ya no de sectores privilegiados de poder establecido sino el diálogo de los saberes de los pueblos y de los sujetos históricos que conforman la sociedad, las comunidades y los colectivos que la integran. Diálogo de saberes sociopolíticos, que evoca la capacidad de comunicarnos en torno a temas de interés común, que nos genera interrogantes, que afectan nuestra vida cotidiana e institucional, que nos obliga detenernos para compartir lo que pensamos sobre ello y que tiene implicaciones en las tomas de decisiones individuales y colectivas. Todo lo hacemos desde el entendimiento y comprensión a que somos capaces. De la conciencia forjada en la observación y escucha del mundo que nos rodea.
Necesitamos comunicarnos para comprender la realidad, no como estamos acostumbrados para generar polémica, descalificaciones, discusiones estériles, atacar y destruir al otro con medias verdades, medias mentiras y también completas mentiras. Actitud defensiva y ofensiva que terminamos desgastados y envenenados y que de fondo demuestran que no queremos llegar a la propia verdad (sino imponerla a otros) y a la resolución de los problemas.
Se trata de crear una cultura del diálogo basada en el respeto, el conocimiento, el enriquecimiento desde la diversidad de miradas y voces pero también desde las necesidades, intereses y expectativas como ciudadanos, colectivos y pueblo.
Como comenté en el artículo anterior (ver: http://www.aporrea.org/medios/a190991.html ) las reflexiones que realizo están basadas en el estudio de 400 artículos sobre el tema de la Contraloría Social, el cual me permitió reconocer y visibilizar el potencial existente en los saberes sociopolíticos de quienes escriben en Aporrea.
En esta oportunidad compartiré los saberes conversacionales, pero ya no desde la perspectiva de quien escribe de modo individual, sino desde las acciones dialógicas del propio fenómeno comunicacional y que tiene un impacto y alcance colectivo. Los actos de habla son un compromiso en forma de promesa o demanda de quien expresa su sentipensar con el entorno y está conformado por aquello que dice, por la intención o finalidad concreta de quien lo dice y los efectos que el enunciado produce en una realidad concreta (Austin, 1962) por esto el que escribe, busca ser escuchado y tomado en consideración. Cuando estos actos de habla se encuentran en comunidades interpretativas, es decir, en espacios donde confluyen innumerables voces y miradas y estos interpretan su realidad y abonan al debate permanente para el cambio y transformación histórica, por ejemplo, las redes sociales, los periódicos y medios de difusión masivo, generan procesos de concienciación que alteran el curso de las cosas. “La concienciación es el proceso donde los sujetos históricos en situación histórica y en proyección reflexionan y actúan de modo permanente para crear las condiciones que promueva la justicia, la verdad, el bien común y la construcción de la conciencia colectiva. También para estar alerta a los factores que subyacen en el sistema y la estructura social, económica, cultural y política que le es negada.” (Peña, 2012)
De allí el valor y el respeto de las voces y miradas que debe tenerse por parte de quienes escuchan, incluso adversan y toman posiciones contrarias, y antagónicas a las asumidas por alguien, pues son en esos espacios de debates donde surgen las posibilidades y se crean las realidades desde el discurso que se materializan luego en prácticas sociopolíticas. Siempre y cuando forman parte de la energía colectiva que se hace conciencia.
A continuación explicó brevemente el siguiente cuadro en el que encontraran cinco tipos de acciones dialógicas que aunque son autónomas están estrechamente relacionadas unas con otras. Y la ausencia de una ellas o ponderación de una sola van a impedir que lo expresado como opinión y/o conocimiento no responda a un discurso orgánico que lleve a la acción social del tema tratado. El cual quedaría en un plano superficial que no deriva producción de conocimiento real y consistente para el cambio o transformación que necesitamos o demandamos.
Los saberes conversacionales están orientados a (1) las palabras que buscan resolver situaciones conflictivas y análisis de realidades que generan problemas; (2) a las expresiones que construyen confianza entre los responsables (personas e instituciones) y decisores para que los cambios se deriven oportunamente; (3) a los relatos que expresan las posibilidades y alternativas realizables que evocan creatividad e innovación individual y colectiva, (4) a las palabras que buscan coordinar acciones de quienes están inmersos o comprometidos en la resolución de los problemas o conflictos, y (5) a la promoción de sentidos y significados, así como la generación de direccionalidad desde marcos ideológicos y utópicos de quien escribe y en el que fundamenta sus intenciones.
Estas 5 categorías pueden no estar presentes en un artículo de opinión (es lo deseable y debe ser consciente quien escribe que así lo sea) que tenga intenciones de abonar al sentipensamiento emancipador y transformador desde la conciencia y acción política. Sin embargo, desde la ecología de saberes, no solo están presentes sino que permiten ver la riqueza y diversidad de cada punto de vista y comprender “la complejidad implicada en el entrecruzamiento de todos los acontecimientos y de las relaciones existentes entre las partes y el todo” (Currado, 2014). Para ello debemos ser capaces de escuchar a otros y valorarlos aunque no siempre estemos de acuerdo. Se trata de no negar al otro quien también busca el cambio y con su libre expresión puede influir en otros, de modo positivo o negativo, a favor o en contra de lo establecido o no.
La necesidad de asumir nuestras bases culturales en el modo de comunicarnos, es urgente conectarnos y apropiarnos con el legado lingüístico que como humanidad se ha desarrollado pues como parte de ella debemos formarnos en el acto de opinar y más cuando como ciudadanos tenemos el derecho y deber de influir en todos los temas de los asuntos públicos tanto del sector público como privado. Y para naturalizar este propósito de pronunciar libremente (sin prejuicios ni condicionamientos) la Palabra que recrea, que libera y reorganiza hacia un sentido común urge una acción deliberativamente desde la familia, la comunidad, la escuela y el trabajo para propiciar pueblos sabios y ciudadanos cohesionados en un sentipensar para acciones políticas necesarias y justas para todos.