¿Por qué quieren la cabeza de Diosdado?

Los mecanismos que históricamente han utilizado los laboratorios financiados por los imperialistas para desestabilizar y tumbar gobiernos que no le son afectos, siguen siendo prácticas ortodoxas y vulgares adaptadas en la mejor medida a los modernos medios de comunicación y a los sofisticados mecanismos de guerra convencional.

Sencillo, cuando quieren salir del gobierno que se les antoje acuden a las disímiles descalificaciones contra sus dirigentes, organizaciones y el mismo estado, al cual les remachan diversidad de grotescos calificativos.

Sin entrar a calificar a uno u otro gobierno o dirigente. Sin manifestar argumentos de simpatía o relación solidaria y de coincidencia ideológica o no, lo cierto es que la historia contemporánea está cargada de ejemplos. Y de manera muy especial nuestra latinoamérica, todos con desenlaces sangrientos.

Contra Venezuela la campaña ha sido feroz desde el mismo instante en que Hugo Chávez manifestó su decisión de redimir a los millones de excluidos socialmente y dar el paso de asumir la histórica deuda social que data desde el llamado “descubrimiento”, que no fue más que una cacería sanguinaria, destrucción de la cultura aborigen e imposición de extraña cultura.

Este histórico paso de la Revolución Bolivariana no lo perdonan quienes no solamente niegan la posibilidad de la inclusión social, sino de la misma vida en sus diversas manifestaciones naturales. Así son ellos. Si no la consiguen la inventan. Asumen que acabando con la vida de un líder dan el paso seguro para su permanencia en la posesión de territorios y de su materia prima, como fin primario y último de sus zarpazos criminales.

En la lista de estos desenfrenados y ambiciosos criminales están muchos líderes de la Revolución Bolivariana. Ya nos han dado algunos golpes valiéndose de sus bien pagados mercenarios. Con la muerte del Presidente Chávez, creían coronar sus propósitos de inmediato.

De allí que acudan a la aplicación de su abanico de alternativas tumbagobiernos. Guerra económica y mediática a fondo, como ocurre. Y uno que les ha dado resultado en muchas partes: la mentira. El blanco en esta oportunidad es el Presidente de la Asamblea Nacional, compatriota Diosdado Cabello. Con el remoquete de narcotraficante pretenderán aplicar el golpe final y acabar de una vez con la Revolución Bolivariana. La respuesta del pueblo venezolano y su gobierno no se ha hecho esperar: rechazamos la vil calumnia de los imperialistas. Si vienen por Diosdado, vienen por todos nosotros. Que nadie lo dude.



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Juan Azócar


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