Si no se cambia el modelo cultural, es imposible una REVOLUCIÓN VERDADERA y jamás se podrá demoler el modelo que se nos ha impuesto. Ignacio Ramonet en un artículo titulado: “Un delicioso despotismo”, afirma que “se domina mejor si el dominado permanece inconsciente…” La dominación no se basa únicamente en la supremacía del uso de la fuerza; la dominación cultural es un arma que actúa a largo plazo, pero mucho más útil al Imperio que su poderío militar y económico. La intervención cultural imperialista es y ha sido una herramienta de dominación cotidiana que opera permanentemente tan solo con encender la radio, la televisión, o leer la prensa.
Todo lo concerniente al hombre-mujer, en su conjunto humano y social tiene que ver esencialmente con sus valores, su arraigo, su identidad, su sentido de pertenencia, sus tradiciones, su idiosincrasia, su arquitectura social, sus expresiones artísticas; en fin, todo ello implica la consolidación de su CULTURA. En consecuencia, el Estado debe ser garante en el suministro de los elementos que fortalezcan su naturaleza y dignidad de pueblo soberano.
En la medida que un pueblo permita el despojo de sus valores, en esa misma medida, es más fácil dominarlo e igualmente despojarlo de su soberanía. La actual coyuntura histórica que vive nuestro país, en el marco del proceso de cambio o transformación política, social y económica, no puede y no debe dejar de lado todo lo que implica su razón de ser histórica y cultural.
Dicho proceso nos permite darle consistencia al Hecho Cultural, en consecuencia, se plantea la recuperación de los espacios perdidos durante los últimos veinticinco años de despojo y aniquilamiento de la identidad, trastocada y defenestrada impunemente en gran medida por los medios de comunicación en su rol perverso, siendo la televisión el instrumento principal de alienación, y son los canales RCTV y Venevisión cabecillas televisuales que han desbaratado precisamente su razón de ser como pueblo creador.
Sale RCTV del aire, ¡Gloria a Dios! Pero debe salir del aire también Venevisión, ya no por razones políticas verbigracia el canal de Bárcenas, sino por algo peor: por razones morales, por irrespetar constantemente la conciencia y la salud mental de este pueblo representado en millones de niños, jóvenes y adolescentes, principales bombardeados por tanta basura cultural que, desde la planificación maquiavélica elaborada en pre-producción y en manos de los sodomitas “productores” de la inmoral programación, envenenan la conducta de nuestro relevo generacional. Debemos emplazar al estado para que aplique con justicia la Ley Resorte -o sencillamente la ley- al canal de los Cisneros; o se ajustan a la ética, al respeto, difundiendo una programación digna, o se le aplican las medidas y correctivos necesarios hasta agotar todo recurso legal, de lo contrario, amerita ahora, no el cese de una concesión sino el CIERRE DEFINITIVO.
La cultura dominante es una industria que moviliza miles de millones de dólares y que coloniza el espíritu de los habitantes que pueblan el subdesarrollo tercermundista. Debemos detener la hegemonía cultural e ideológica impuesta de manera sistemática por el stablishmen del Uncle Sam. Si no hay cambio en el modelo cultural, no habrá cambio en los modelos de desarrollo. Debemos romper las estructuras de dominación cultural y desalojar el esquema mental que nos impusieron, recuperar los valores, atesorar la identidad, replantear el sentido de pertenencia (colectivo), revalorizar las tradiciones, volver a nuestras expresiones artísticas, reencontramos con el ambiente y amar la ecología; definitivamente: RECUPERAR LA PATRIA.
El pueblo será definitivamente libre cuando logre perpetuar su memoria histórica y pueda consolidar su identidad nacional, y con ello, la reafirmación de nuestra soberanía en el marco de una verdadera REVOLUCIÓN CULTURAL.
Por todas estas razones es necesario asumir y mantener una posición política ante el hecho transformador desde el Estado. Entendiendo que somos un país soberano, con un proceso revolucionario de cambio; con una doctrina bolivariana y con un Proyecto de país atesorado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
“Si la revolución no es cultural estamos condenados a repetir el mismo esquema de dominación” Carlos Lanz.
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