Parecían sacados de las catacumbas del odio, reunieron un pueblo desorientado que se veía como poseídos por espíritus malignos, un pueblo que había olvidado su condición y el daño que le habían causado durante 53 años, les dañaron la fantasía, se la cambiaron por una ilusión que no llenaba sus expectativas de futuro, todo los valores y compromisos de vida se terminaban en pedirle que los ayuden en su cobardía de gritar en otras voces, no tenemos miedo, cuando en el fondo de su alma estaban aterrorizados porque el ego perdía su espacio de materializarse y se convertirían en seres normales de esos que caminan por las calles llenos de amor, y no con una enfermiza personalidad que los hace creerse por encima del verdadero pueblo.
Parecía que aquellos que los mandaron tenían miedo de representarlos, se quedaron en casa agitando bebidas espirituosa y dejaron a ese poco de locos disociados, pegando gritos incoherentes a una multitud que tenia otros intereses, que no cuajaban por falta de ideología y se fueron convirtiendo en faranduleros de autógrafos, disociados que no servían para los objetivos propuestos en principio, en algún salón de un restaurante famoso, los dueños de la fiesta apartados de la multitud, se sentaran a analizar porque siguen estando solos, por qué nadie quiere acompañarlos en sus planes golpistas, como tendrán que decir las mentiras para que les crean.
Libretos clasificados mostrados por la acuciosa defensora de la revolución abogada venezolana (aunque hable con acento gringo) Eva Golinger demostraron que los hilos de las marionetas se infiltraron hasta escenarios de traidores pagados por el imperio norteamericano, para hacer bufonadas en contra de la patria de Bolívar y que no funcionaran porque a las marionetas se le rompieron los hilos y quedaron enredados en quinta crespo.
PATRIA O MUERTE VENCEREMOS.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
