¡Adelante, Carreño, tú puedes!

Ante la ola de violencia que la oposición quiere implantar en Venezuela, empleando la fuerza estudiantil como ariete contra el Gobierno, ha habido una actitud firme por parte del Ejecutivo en el empleo de la fuerza, a diferencia de tiempos idos. Si viviéramos en tiempos de Cap, Lusinchi, Luis Herrera o Caldera, en los dos días que llevamos de “manifestaciones estudiantiles” ya tuviéramos, por lo menos, más de un “muertito” de los que esperan los “líderes democráticos” opositores para acusar al “rrrrrégimen” de asesino y excusa para “encender la pradera”.

Ha habido una actitud verdaderamente democrática –dejar manifestar—por parte del Gobierno, sin que la policía, la Guardia Nacional o el Ejército hayan sido utilizados para reprimir. La primera sólo ha sido empleada para la natural custodia de lugares públicos o para observar, desde lejos, el desarrollo de marchas y protestas, siempre a la defensiva, evitando choques innecesarios que lleven agua al molino opositor.

Esto hay que aplaudírselo al presidente Chávez y a su ministro del Interior y Justicia, Pedro Carreño, quienes han manejado sabiamente las piezas de este ajedrez, sin caer en la vulgar trampa a que los “luchadores por la democracia”, “defensores de la libertad de expresión”, han querido llevarlo.

El cese de la concesión a Rctv sólo es la excusa utilizada para engañar a una minúscula parte de un pueblo –antes amas de casa y ahora estudiantes—y llevarlo a lo que ellos suponen “un matadero” y ganar la bandera que exhibirían ante el mundo para lograr apoyo de las oscuras fuerzas del imperialismo y sus secuaces en su lucha para desestabilizar y eventualmente derrocar al Gobierno.

Han reiniciado las guarimbas y los tiradores agazapados. Los medios cipayos siguen el juego de Marcel Granier al pretender confundir los intereses de un poderoso grupo económico con los del pueblo llano, explotando de éste último sus sentimientos con cursilerías ramplonas, como recordar que sólo por Rctv podía ver Radio Rochela o los teleculebrones llorosos. Subvertir el orden es, en realidad, el fondo oscuro.

Chávez y Carreño han sabido capear este temporal con la firmeza propia de quien tiene la razón, cuanta con apoyo del pueblo y está con la ley. Interpretaron cabalmente que los venezolanos –la mayoría—sólo queremos trabajar y echar pa’lante, no defender intereses de grupos económicos o políticos que hasta ayer nomás nos dieron la espalda.

Pero, ojo, deben estar atentos a algo de lo que poco se ha dicho: la presencia de paramilitares colombianos en Venezuela, ingrediente peligroso en este sancocho en que la oposición quiere convertir el país. Los “paras” son gente sin escrúpulos que por dinero matan hasta a su madre. Y dinero es lo que tienen de sobra sus contratantes, es decir, la oligarquía que intenta recuperar sus derechos a la rebatiña del Estado. A esto debe estar atento el ministro Carreño, quien, hasta ahora, ha demostrado sabiduría en el manejo de los escarceos que quieren convertir en conflicto los viudos de la IV República.


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