En los barrios, en las calles se escucha esta exclamación que es, a la vez, pregunta común del pueblo venezolano. Un poco de desespero y otro poco de angustia; pero mucho de alerta y arrojo de ser necesario, es también la mezcla de sentimientos que los define actualmente.
“¡Pero, hasta cuando con el mito de creer que existe una derecha democrática! ¿Por qué tratarlos con tanta sutileza?” ésta, fue quizás, la expresión que le agregaba el toque final a esta impresionante mezcla de sentimientos que hoy embarga a nuestro pueblo. Era la rabia el sentimiento predominante.
Quienes buscan y esperan de la burguesía y de sus representantes políticos una conducta distinta a la violenta, los hechos les abofetean. Es la violencia la expresión real de la lucha de clases que históricamente ha sumergido de dolor y sangre a la humanidad. Incluso, en aquellos momentos de aparente calma, la violencia ejercida por las clases dominantes ha estado disfrazada con la legalidad propia del Estado burgués, tan imperceptible que oprime el alma, la conciencia y los bolsillos de los pobres del mundo. Pues, nos referimos a las violentas leyes del Estado burgués que legitiman el orden del capital bajo el disfraz de la “democracia”.
Pero ¿Qué tipo de democracia busca la burguesía? No es necesario profundizar mucho respondiendo a esta pregunta cuya respuesta nos parece muy obvia. Simplemente bastaría con decir que la democracia burguesa es contraria a los eternos principios y preceptos universales de la “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Es absurda también, la búsqueda de equilibrios o puntos intermedios que concedan democracia a ambas clases. La democracia para el rico es la opresión del pobre. En fin, es importante entender que el socialismo no es una balanza que busca equilibrar una absurda democracia para las distintas clases, sino, el período de transición hacia la verdadera democracia, sólo posible en una sociedad sin clases.
Nuestra actual batalla posee la particularidad de no estar teñida de aquellos pretextos “religiosos, territoriales, étnicos y raciales” que han disfrazado la lucha de clases en otras sociedades y pueblos hermanos. La Revolución Bolivariana ha simplificado los actores de esta contienda: son los dueños de los Medios de Producción (Medios de Difusión de la Información); son su clase política; sus colonias mentales (los disociados) la cabeza de playa del imperialismo norteamericano sobre esta patria. La burguesía ha develado sus planes violentos y magnicidas. Queda de parte de la dirigencia revolucionaria hacer filas, firmes, junto al Comandante Chávez, y enfrentar la violencia ejercida por esta apátrida burguesía con acciones contundentes y movilizaciones populares. El Estado revolucionario debe cumplir su papel e imponer la voluntad de la mayoría.
La violencia es congénita a la burguesía, y debemos acostumbrarnos a ella, mientras ésta exista. ¡La brutal reacción nos indica que vamos bien!