Es extraño sentir lo que siento, es casi una muerte, o morir en la esencia, una parte de ti, la que habla de tu patria está herida. Han volteado mi bandera, ahora según los hechos, la parte roja está hacia arriba, le cambiaron el lugar, ese es el mayor delito, modificar un símbolo patrio, que sirva ahora de estímulo para producir la muerte. El único color que quedó estable es el azul, porque no pueden destruir nuestros sueños, la conciencia profunda de los pueblos. El rojo hacia arriba es sangre derramada de Venezolanos, un llamado para subvertir el orden, las cornetas es una señal que se da de intervención, ¿de quien?, estemos pendientes ahora más que nunca de los signos, las cornetas me hacen referencias a las que sonaban durante la segunda guerra mundial, es un llamado al caos, a la muerte.
La patria es un concepto concreto y abstracto, permanece en mí, siento el dolor de la tierra, gime como un niño huérfano sin alimento. Sus montañas, valles y riquezas naturales han sido escupidas y pateadas por unos pseudo Venezolanos, no podemos decir que son ignorantes, ellos si saben lo que hacen cuando voltean un símbolo patrio.
Hoy estoy mal, no puedo explicar lo que siento, verdaderamente la patria es el hombre, lo dijo Alí Primera, al estar mal la Patria, está mal el ciudadano y en peligro. Este acto supremo de violación y estupidez no pasa simplemente volteándola ahora nuevamente, porque ella tiene una parte emotiva, sensible y además sigue siendo agredida. La patria es un ser viviente, los Chamanes lo saben, ellos la invocan y se inclinan a la tierra. Pero es que nuestros Yanomami, Wayu lo hacen desde hace tiempo. Todo viene de ella, todo va hacia ella.
Ningún problema político ameritaba semejante aberración. Nada es más importante que la Patria, sus símbolos, el respeto hacia ellos, estamos hablando de cosas sagradas, lo que nuestros ancestros sabían, Pachamama, nuestra madre tierra, ese ser que hace crecer las plantas y renueva la naturaleza. Ningún Venezolano puede estar por encima de sus símbolos, creyéndose superiores, buscando solo sus riquezas para un grupo de privilegiados, atropellando a los demás grupos humanos, que los consideran inferiores, queriendo arrebatarnos nuestra soberanía, haciendo cualquier acto, incluso el más aberrante, ofender a Pachamama, la patria y sus símbolos. El Estado debe tomar medidas, ¿es tan grande la ignorancia de las clases Medias Venezolanas? ¿Es tan grande la ignorancia de los padres de los jóvenes Universitarios, que no les dicen nada? ¿Son tan torpes que no ven el peligro en que nos meten a todos por un acto tan ruin y salvaje?
Nuestros ancestros, nuestros abuelos, todos los venezolanos y extranjeros que lucharon por esta Patria, están ahora mismo en el umbral entre la vida y la muerte, no pueden hablar, pero están horrorizados por esta barbarie, por este llamamiento a la muerte, al asesinato político, a la intervención de EEUU. Después del ataque de la jauría, cuando todo vuelva a la normalidad, voltearemos nuevamente nuestra bandera en un acto sagrado con sus Chamanes, con los genios de la tierra, con el pueblo, ese pueblo inteligente que nunca voltearía mi bandera.