¿Cómo catalogar lo sucedido en Globovisión ayer lunes, sin ser consecuente con los principios y la defensa del proceso revolucionario? Y cuando decimos consecuentes queremos decir no hacer la vista gorda ante un exabrupto político de la ultraizquierda que en vez de sumar resta.
No es la primera vez que la compatriota Lina Ron se mea fuera de tarro, ya lo ha hecho en otras ocasiones, mereciendo las críticas vituperadas del compañero presidente que, en alguna de ellas, la llamó indisciplinada y contrarrevolucionaria.
En momentos que el gobierno revolucionario, valiéndose de las leyes, trata de hacer justicia, sincerando y regularizando el espectro radioeléctrico, sin que hubiera motivo alguno y cuando el poder de convocatoria de Globovisión está en su nivel más bajo, viene la UPV anarquista, con Lina Ron al frente y protagoniza un acto delictivo, no tiene otro nombre, para darle un aire a ese canal golpista y a sus adláteres que protagonizaron inmediatamente un show mediático que ocupó los principales titulares de noticias en el exterior, en detrimento del gobierno venezolano. No podemos quedarnos simplemente en la crítica de los hechos y esperando o añorando una autocrítica de los que cometieron tamaño esperpento, no, no podemos quedarnos ahí, debemos ir más allá condenándolo resueltamente y pidiendo que las policías del estado cumplan con su deber como si de un acto delictivo del hampa común se tratara, va en ello la credulidad del gobierno venezolano y su interés por demostrar que está decididamente en contra de estos actos irresponsables, vengan de donde vengan.
El presidente Chávez, en innumerables ocasiones, ha destacado el papel jugado por grupos de la ultraizquierda en Chile, previo al golpe de estado. El carácter anarquista de estos grupos de izquierda, que no han podido desembarazarse del síndrome toma del poder por medio de la lucha armada, les ha colocado al margen del gobierno venezolano, y lejanos a los principios del nuevo socialismo del Siglo XXI amén que, con esa actitud, le hacen el juego a la contrarrevolución. Se van tanto a la izquierda que terminan en la derecha.
La actitud de las fuerzas revolucionarias debe ser de total repudio a este hecho y por parte del gobierno, como ya adelantó el ministro del interior, de condena plena y que las fuerzas judiciales actúen en correspondencia con el delito, pues de lo contrario, los medios de comunicación de la contrarrevolución especularán con una inexistente tolerancia del gobierno. Es hora de poner las cosas en su sitio.
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