El adeco Henry acaba de salir de Venenovisión. Tuvo que hacer de tripas corazón para no decirle a ciertos especímenes de la supina opinática cuarto republicana, cuatro rebuscadas palabrotas ante las cámaras y el país. De pronto suena el móvil y se le sale ¡Otra llamada más! Es Ramón Guillermo que le dice: ¡Carajo Henry, tremenda punta que le lanzaste en televisión a Teodoro y al “ciudadano”! No sé a qué te refieres, le responde fastidiado ¿Te vas a hacer el loco ahora? Mira, te digo que he recibido desde distintos sectores de la MUD presiones para que dé una fecha a corto plazo para esas primarias. Hay mucha gente desbocada, Henry y yo neces… ¿Y qué crees tú, chico? Yo no tengo vocación de maestro de primaria para andar atajando a una cuerda de muchachitos malcriados que creen que la política es un relajo. Yo no me atoro y es bueno que dejes de comer cigarrón. Y a los del congresillo de Panamá, si quieren primarias primero tienen que aprender a sacar cuentas. Henry corta la llamada y comienza a revisar el twitter. Fastidiado observa que todo el mundo le pide cita para una consulta sobre las primarias y empieza a bloquearlos. Solo deja el de Gómez Sigala, quien le ha invitado varias veces a reunirse para dilucidar candidaturas. Hasta ahora se ha hecho el duro, pero ayer amenazó con reunirse con Capriles Radonski y con Lorenzo Mendoza. Qué vaina.
Llega al edificio del CEN. Cuando está por agarrar el ascensor lo sisean. Es M. C. que le dice: Henry, chico, arriba te están esperando porque no contestas el celular. Yo decidí esperarte para hacerte una consulta mientras subimos. El adeco está que revienta pero agarrado fuera de base le dice pujadito: Ta´ bien diputada, entre, pero le advierto que no quiero presiones sobre fechas, primarias ni candidaturas, ni nada de eso. M. C. continúa: Mire Diputado, por mí ni se preocupe pero arriba lo está esperando una horda de la MUD por lo que dijo esta mañana en televisión y esta vez no creo que tenga con qué salirles. En eso se tranca el ascensor. Henry contrariado llama al vigilante para que lo abra. Le dice que se paró llegando al piso del CEN. El vigilante sale y solicita ayuda de los diputados para abrirlo. Cuando logran hacerlo y ven que son Henry y M. C. apartan al vigilante y se quedan viéndolos burlones. Hiram le suelta: Así te queríamos ver, pajarito, entrampado y necesitando ayuda. J. A. B le grita: ¡Sube por las escaleras, adeco! Ismael lo mira serio y le aconseja: No está tan difícil salir de allí, es como brincar una talanquera. Luego suelta una carcajada. M. C; molesta porque nadie le para dice ¿Helouuu? Yo estoy aquí ¿Me pueden ayudar a salir? Loco Peleón pone voz de falsete y le dice ¡Muérete, pobrecita! ¡Estire el dedito, diputada que yo la jalo! Todos ríen la joda; incluso el vigilante. Andrés Velásquez le dice con un vozarrón que si no acuerda una fecha para las primarias, no los sacan. M. C. le pregunta que si está agachado. Nuevas risas; incluso del vigilante.
Henry, furibundo, taconea y les lanza ¡Bolsicletes, cabronzuelos, sicofantes del hamponato! La lucidez lucha por asirlos pero ustedes son guabinosos ¿No se dan cuenta, cuerda de imbéciles, que si hacemos las primarias pronto, cualquiera que quede de candidato se va a quemar rapidito? ¿O es que ustedes creen en esas encuestas tarifadas que dicen que el tirano de Sabaneta está palo abajo? Nuestra verdadera candidatura es el suspenso y la desestabilización, el rumor y la campaña mediática en contra del reeegimen. El que quiera auto suicidarse que haga las primarias, pero después no me vengan con llantén. Y otra cosa ¡No les doy consulta a ninguno! En ese momento el ascensor terminó de subir. Henry le dice a M. C. que se salga. Ella dice que no. El insiste. Ella también. Él amenaza: Entonces me va a escuchar. Oprime el botón de bajada y el ascensor se cierra. La horda de la MUD corre hacia las escaleras. Cuando llegan abajo consiguen a M. C. haciendo pucheros y ni rastros de Henry. Un coro pregunta ¿Qué le pasó, diputada? Ella jipea: Ese adeco desgraciado me dijo me iba a pasar como a Irene por refistolera ¿Tú has visto? Todos se ven y empiezan a consolarla.
Mientras enjuga sus lágrimas con un pañuelo pregunta ¿Ustedes saben quién es Alfaro Ucero?
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