¿Y usted cómo revoluciona el emprendimiento, candidato?

La “honorable” sin par del Hemiciclo tiene gente que le sigue la corriente, pero yo no creo que diga esa gente que María Corina los quiere gobernar. Sin embargo, ante las cámaras se amuñuñan a su alrededor, algunos con caras de fastidio, para promover una vaina que le ando buscando la vuelta mientras escribo, a ver si logro entender qué es la “revolución del emprendimiento” en el marco o marketing del “capitalismo popular”. Se solicitan sugerencias.

De lo que si estoy seguro es que cuando ella estaba carajita, no supo aprovechar los beneficios del Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia. No aprendió a pensar mucho o aprendió a pensar en pistoladas, con lo cual sin querer queriendo, echó abajo la tesis del Dr. Machado de que en tiempos de la cuarta se podía asimilar dichas nociones pelando bola, pues a ella no le faltaba comida en su casa en una época donde el hambre de mucha gente se matizaba con perrarina.

Esta vez noté algo extraño en su sonrisa. Mientras trataba de explicar tamaña incongruencia, apareció en su cara un dejo de desesperación, de angustia, pues tanta coba no se puede decir impunemente sin que se refleje una sinceridad subconsciente, creo yo. Entonces la expresión de sonrisa se le fue transformando y cuando finalmente dijo. “de eso se trata el capitalismo popular”, casi llora. El gordito que estaba detrás se alisaba el pelo y veía para los lados como diciendo: “qué pena”.

En el CEN de AD están los “honorables” diputados Henry, Edgar y el “cacique” Palo Pérez. Este último practica en el puching ball que Henry le instaló meses atrás a Loco Peleón para tratar su agresividad.

Acaban de ver la presentación de María. Henry sonríe, apaga el plasma y le dice a Edgar: Esta sifrina no convence ni a Juan Bimba ¿de dónde sacaría esa vaina de “revolución del emprendimiento”? Si lo hubiese puesto al revés a lo mejor cala… o todo lo contrario. Edgar pone cara de entendido en la materia y opina: Yo creo que sería contraproducente porque “emprendimiento de la revolución” tiene connotaciones de violencia; recuerda que John Goicochea prendió unos chaguaramos revolucionarios y eso suena parecido. A Henry se le congela la sonrisa, lo mira fijamente, saca un billete de 100 y le ordena: Ahorita bajas y te traes unos con leches y mini lunch. No los compres al frente, vete a la panadería que está dos cuadras bajando, que esos son los buenos.

Palo Pérez ahora hace fintas y le dice a Henry: ¡Verga aquí uno se ejercita mejor que en el Club Náutico! Pero si me ponéis una foto de Henrique pegada del puching ball seguro que noqueo a ese remardito. Henry no aguanta y les grita: ¡Carajo chico! Estoy tratando de analizar las estrategias de los otros candidatos, los traigo para acá para ver si aprenden a pensar un poquito y lo único que dicen es puras pistoladas. ¡Arrfavor, Pablo! Vete con Edgar que yo me quedo aquí solo estudiando eso de la “revolución del emprendimiento” Y pa´ que ejerciten, se me van por las escaleras.

Los dos salen con cara de adecos. Escaleras abajo Palo le suelta a Edgar: Verga yo no sé por qué Henry se enrolla con esa molleja de la revolución del emprendimiento, si yo lo entiendo clarito. El otro añade: Si, yo traté de explicarle y como que no le gustó mi… ¡Pero fijate chico – lo interrumpe Palo- Vos echáis un chirrinche en un vaso, lo revolucionas bien con el deo y pa´ dentro, hacéis eso varias veces y al rato tenéis un emprendimiento mollejuo!

Edgar se queda viéndolo atónito. Luego le dice: Mira mano, hazme un favor. Yo tengo que ir al baño. Compra tú los con leches y los mini lunch. Palo Pérez coge los reales y le dice: Ta´ bien, después te termino de explicar cómo es la verga, pero yo a mi café le voy a echar un carajillo.


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Plácido R. Delgado


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