Esta apátrida y contumaz oposición pretende llevar a término en un futuro no muy lejano, aventuras golpistas y desestabilizadoras que ya perpetraron antes. Alguna vez dije que luego de dejar la presidencia de Colombia, Varito 82, especie de Hitler tropical, era más peligroso para Venezuela en cuanto deslastrado del marco legal inherente a su cargo pues quedaba como simple príncipe narco terrorista, listo para atacar nuestro proceso sin mucho protocolo diplomático. Recientemente dijo “Me faltó tiempo” refiriéndose a violar nuestra soberanía como hizo en Sucumbíos, Ecuador. Conociendo sus métodos y su explícita cobardía, creo que le faltaron bolas.
Desde Colombia llegó, supuestamente de forma ilegal, un ex marine con entradas en casi todos los países del Medio Oriente donde Washington ha desarrollado guerras preventivas en la última década. Así lo demuestra el pasaporte que se le incautó. Se reconstruye información a partir de un cuaderno que trató de destruir y resulta que contiene coordenadas de nuestro territorio ¿Qué vino a hacer aquí un elemento con tal entrenamiento militar y con esa información? A partir de allí y de cara a lo que nos dice el pasado opositor pueden inferirse varias hipótesis al respecto. Todavía está fresco el recuerdo de Finca Daktari; la reacción opositora: Burlarse y/o hacerse los locos. Lo mismo que hicieron luego de la susodicha reunión Uribe- López y otras más con representantes de la derecha criolla y lo mismo que ahora hacen frente a tan belicosas declaraciones.
Se une a esto un extraño suceso (lamentablemente común en el estado Carabobo) de una aeronave con matrícula maltesa que despega del aeropuerto internacional Arturo Michelena, de madrugada, sin permiso y sin luces. Al parecer trasportaba droga y ahora se llevan a cabo las investigaciones ¿Quiénes bajaron? ¿Todos volvieron a subir? ¿Está involucrado el gobierno regional de Carabobo? ¿Hay relación entre ambos hechos? ¿Cómo llegó esa supuesta droga hasta dicho aeropuerto? ¿Se buscaba inculpar a nuestro Gobierno de narcotraficante con el apoyo de medios nacionales e internacionales?
Hace poco se impulsó la matriz de que un acontecimiento sorpresivo, próximo a las votaciones del 7 O y que “Chávez no pudiera solucionar rápido”, daría un vuelco a la tendencia electoral en Venezuela. Algo como el mal llamado “efecto Atocha” que cambió por completo el panorama electoral en España, dándole el triunfo a Rajoy y que tiene hundidos a sus nacionales en una espantosa crisis neoliberal ¿Recuerdan las explosiones en la embajada de España y el Consulado de Colombia, ocurridas en Caracas en 2003? ¿Otro episodio del pasado por volver?
Julio Andrés Borges, golpista y motolito de postín, declaró que “a los chavistas tenemos que enamorarlos”. Lamentable expresión, pero más lamentable es que no falte alguien de tintes rojizos que quiera interpretar o hilvanar una exegesis sobre las probabilidades de tal antinomia. En el pasado no ha sido el amor sino el miedo el arma utilizada por la derecha para contrarrestar los avances del proceso. Eso ocurrió cuando fuimos a votar la Reforma Constitucional. La oposición, sin embargo, nos está mintiendo muy mal. Sus representantes están conscientes de eso y fundamentalmente esa es la razón de su desesperación. El Pueblo no tiene miedo pero mucha gente de la clase media aún lo tiene en los tuétanos. Dice José Sant Roz, con razón: “La clase media cree que quejarse de todo es luchar”. Esas quejas son producto de los miedos que la mediática golpista inocula. El mayor truco consiste en hacerlos defender a quienes los plagan de miedo. A ese sector apela la oposición para desestabilizar constantemente, allí prospera la disociación psicótica.
Su candidato es la mentira en pasta y tal “atributo” no pudo ser ocultado con éxito por el marketing burgués. Atraer a los indecisos y a los desilusionados no será suficiente para ganarle a Chávez. Por eso apelarán al plan B del cual tenemos amargos recuerdos: Células mercenarias y cuerpos policiales dispuestos a masacrar al Pueblo, desconocimiento del CNE y resultados electorales, Lockout de Fedecámaras y sus acólitos, disociados tomando sedes oficiales y haciendo guarimbas, meritóctratas saboteando operaciones en plantas industriales, bombas y atentados, intentos de magnicidio, pérdidas millonarias producto de todo lo anterior, impunidad y mega plastas judiciales.
Ciertamente no somos Siria o Libia. Pero nuestra Patria es el mayor portento energético del planeta. Al calor de este escrito, unos 600 medios en todo el mundo manipulan y distorsionan los acontecimientos en Damasco y Aleppo. Lo mismo que hacen aquí. Detrás está el imperio yankee, pujando para que el pasado adeco-copeyano vuelva.
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