A otro perro con ese hueso

      El balance que pudiéramos hacer ahora, cuando comienza el 2015,  nos dibuja un panorama de retos para la Revolución Bolivariana. No hay otra palabra que englobe el gran compromiso que tenemos por delante todos los venezolanos, identificados o no con este proceso de cambios que iniciamos a partir de la toma de posesión del Presidente Chávez.

     Retos para   seguir confrontando y vencer una plaga que   surgió exactamente con el advenimiento  del gobierno revolucionario y que, lamentablemente, no hemos podido derrotar de manera definitiva,  por los poderosos tentáculos que  la oxigenan desde el exterior.

     Lo que ha sucedido a lo largo de estos 15 años, tal como se ha dicho,   tiene  nombre y calificación de desestabilización y golpe continuado.  Ensayo tras ensayo, la oposición radical y fascista  parece haberse dado cuenta de la necesidad de rescatar algunos elementos de la vía golpista tradicional.  Cuando  no encuentran el  apoyo popular y militar, indudablemente que acuden a otras fases del mismo proceso desestabilizador. Eso es precisamente lo que decidieron hacer en Venezuela.

     También se dieron cuenta que no les han dado resultado las guarimbas al estilo terrorista que aplicaron en los años anteriores y que acentuaron con el advenimiento del Presidente Maduro, con el lamentable saldo de  muertes, heridos y  daños a instituciones públicas. Posiblemente, lo único que lamenten sea el encarcelamiento de algunos de sus dirigentes,  señalados como responsables intelectuales y materiales de los hechos señalados.

    De manera que desde hace buen rato,  ante la evidente falta del apoyo militar y popular,  optaron por entregar  la acción política a los ideólogos extranjeros.  Seguramente, éstos les dijeron que ante su incapacidad para ganar elecciones, les dejaran en sus manos  el quehacer para salir de la Revolución Bolivariana por la vía de la profundización de la guerra económica y mediática,  que ahora se manifiesta por la vía del terror sicológico que pretenden provocar en la población venezolana.

    De manera que no es casualidad cuanto ocurre en nuestro país. No hay secretos. No hay nada nuevo. Los laboratorios de la contrarevolución  se afincan  para seguir haciéndonos daño en una economía  que durante los últimos años se  nutre de la renta petrolera.  A la par, los medios con todas sus variantes han pretendido generar zozobra en nuestro pueblo.

     Como no hay secretos, y todos conocemos la actuación de la oposición anticonstitucional y  su docilidad ante los órdenes imperialistas, la  Venezuela democrática, Bolivariana,  chavista y patriótica  está obligada a mantener en alto las banderas de la dignidad, la soberanía  y el irrestricto apoyo y confianza  al  gobierno  popular y revolucionario  que preside el compatriota Nicolás Maduro. A esta oposición suicida  y a sus asesores hay que decirles: a otro perro con ese hueso.



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Juan Azocar


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