El alzheimer de Ramos Allup

Pareciera que ese proceso de cambios ocurridos en el país desde 1999 a la fecha ha trastornado la memoria de algunos actores de la política nacional, que durante la IV República fueron conspicuos jerarcas de los gobiernos del bipartidismo, que ejercía el poder de manera autocrática, haciendo uso y abuso de la mayoría parlamentaria y en otros espacios, donde la tenían y donde no, entonces aplicaban el plomo y la cabilla para imponer su ley, tal como lo hacían el inefables Augusto Malavé Villalba, Hugo Soto Socorro, José Ángel Mollegas, José González Navarro y Antonio Ríos,en el medio sindical, por nombrar algunos. Este último se engulló el Banco de los Trabajadores de Venezuela.

Estos demócratas, no tenían "colectivos violentos", sino "La Cobra Negra" organización paramilitar integrada por agentes de la DIGEPOL, del SIFA y de "dirigentes estudiantiles y obreros", que asesinaban y secuestraban a los activistas de izquierda (PCV-MIR), que hacían vida en liceos, escuelas técnicas, universidades,ligas campesinas y sindicatos.

En el ámbito parlamentario recordamos a uno que por sus melindres y morisquetas durante sus intervenciones sus compañeros le apodaban el "Pájaro loco", hoy de nuevo en lides parlamentarias y con los mismos desplantes, pero por supuesto con las garantías que jamás tuvieron los diputados y senadores de izquierda, en los años que fueron gobierno AD y COPEI. Rómulo Betancourt de un plumazo, ilegalizó a los partidos Movimiento de Izquierda Revolucionaria y Partido Comunista de Venezuela y como daño colateral, envío a todos los diputados y senadores de esas organizaciones al Cuartel San Carlos, bajo jurisdicción de los tribunales militares sin antejuicio de mérito, sin consultar a la entonces Corte Suprema de Justicia y sin ningún miramiento por derecho humano alguno. Los opositores solo tenía en vez de derecho, un "Derechito", derechito para la DIGEPOL, tenebrosa policía política de la época, heredera de la Seguridad Nacional de Pedro Estrada (SN de Marcos Pérez Jiménez), derechito para El San Carlos, La Planta, la Isla del Burro y para los TO (Teatro de operaciones) campamentos militares, para detención e interrogatorio de presos políticos, un símil de la Escuela Mecánica de la Armada Argentina durante la dictadura de Videla, porque quien entraba en aquellos TO, si salía con vida lo hacía con alguna discapacidad, como consecuencia de las criminales torturas a que era sometido, al ser declarado como "Guerrillero", por voz de cualquier jefe civil o soplón de Acción Democrática o COPEI, por lo cual el gobierno les daba una dádiva de 100 ó 500 bolívares, para que se emborracharan. y presumieran de agentes anti insurgentes. Ah, bueno acotar también, que a los TO no tenían acceso ni siquiera los congresistas que defendían los derechos humanos. Ahí están como testigos de excepción, los periodistas, Eleazar Díaz Rangel, diputado por el PCV y José Vicente Rangel, Diputado al Congreso Nacional de la época por la Vanguardia Juvenil Urredista,(Juventud de URD) en la cual compartía rol de dirección con Fabricio Ojeda, el querido y recordado Comandante Roberto o el "Catire Roberto", como le decían los campesinos de Portuguesa y Lara.

Bueno es señalar, que si ahora están siendo sometidos a juicio en la jurisdicción militar, quienes como brazo armado del fascismo han atacado instalaciones militares y asesinado o herido a miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en un contexto de brigadas de combate; en la década de los 60 y 70, cuando los jóvenes confrontábamos a los gobiernos pitiyankis de AD y COPEI, bastaba con que en nuestro poder encontraran un ejemplar del libro ¿Porque luchamos?, con prólogo de Fabricio Ojeda, El Capital de Carlos Marx, o periódicos como "Pueblo y Revolución", FALN (Órgano de la Fuerza Armada de Liberación Nacional), o cualquier otro elemento de literatura de izquierda, para que fuésemos a parar a uno de los campos de concentración, que bajo el comando del SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), de la DIGEPOL (Dirección General de Policía) y los tenebrosos batallones de cazadores, fueron creados en la IV República, paradigma de la "Democracia representativa", por los padres de la "libertad" Rómulo Bentancourt, Rafael Caldera y sus colaboradores, para defender las "instituciones democráticas" frente a la amenaza excepcional de los Frente Guerrilleros, rurales y urbanos, que solo contaban con el coraje y arrojo de sus miembros que padecían penurias en las montañas y en el ámbito urbano eran exterminados por los cuerpos de seguridad del estado burgués. Que no contaban con la sumas millonarias en dolares, que la CIA a través de la USAID, NED y otras fachadas, suministra a la Mesa de la Unidad Democrática, para acabar con la revolución bolivariana. En esa desigual lucha, la FALN y el FLN, articulaban las expropiaciones a los bancos de la burguesía a través de operaciones comando, para financiar la adquisición de armas y cubrir otras necesidades de logística de los combatientes.

En los anales de la historia de esa épica reciente, jamás encontraran de parte de quienes en una u otra forma participamos en esa lucha, Malinche, como las que abundan hoy, especialmente en la Asamblea Nacional, que con los dineros del estado venezolano se costean los gastos para ir a Washington a la ONU y a la OEA, a lamer las botas de los representantes del imperialismo, como ruego para que invadan militarmente a nuestra patria y hagan de ella una Libia, Un Iraq, un Afganistan, una Ruanda, o en fin un infierno para los mas necesitados.

En los alzados de los 60 y los 70, encontrarán mártires, desaparecidos cuyos restos todavía son buscados por sus familiares, pero jamás arrastrados vende patria. Jamás fuimos a la China, a la Unión Soviética, ni a Cuba, a pedir a sus gobiernos que nos invadieran militarmente, porque para quienes tuvimos una esperanza en la lucha armada como forma liberadora, bastaba con el apoyo moral, que nos brindaban esos camaradas.

Las FALN y el FLN, jamás se vieron involucrados en asesinatos a mansalva con francotiradores, jamás sus combatientes atacaron y quemaron preescolares, hospitales, universidades, bibliotecas, ambulancias, establecimientos de suministros de alimentos para el pueblo. En las acciones de calle, jamás utilizamos armas de fuego para asesinar y promocionar falsos positivos, jamás impedimos el transito de un enfermo hacía un centro asistencial, como si lo hacen a menudo los "pacíficos manifestantes por la libertad para elegir y defensa de la CRBV".

Hay que recordar también, que en los gobiernos de Rómulo, Caldera y Raúl Leoni, no había agua, ni gas lacrimógeno para dispersar las manifestaciones, sino: "Los disparos al aire", pero al aire de los pulmones de quienes se oponían a la subasta de la patria.

Todos esos episodios han sido borrados por el "Alzheimer " autoinducido de la memoria de Henry Ramos Allup, que ahora se rasga las vestiduras y casi le da un soponcio porque la justicia militar está conociendo de crímenes cometidos por paramilitares contra "El centinela". Se olvidó que desde su curúl de diputado por Acción Democrática, al viejo Congreso Nacional, aprobó todas las tropelías cometidas en los TO, por la DIGEPOL, por el SIFA y las desapariciones forzosas, puestos en boga por el gobierno de "El presidente bueno", Raúl Leoni, método asumido y mejorado por las dictaduras militares del Cono Sur, como punta de lanza en la "Operación Cóndor".

Ese mismo Alzheimer ha atacado la memoria de Julio Borges y de sus acólitos en la MUD. También ha hecho diana en José Miguel Vivanco, que ataca a Venezuela a través de la fachada de la CIA, HWR, olvidando su pasado de colaborador de la DINA de Pinochet, del innombrable Secretario General de la OEA, de los voceros del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de tantos sicarios internacionales que disparan contra nuestro país, producto del contagio con el Alzheimer de Ramos Allup.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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