Llevamos ocho años de lucha, desde la campaña electoral del 98 hasta la que nos proyecta al 3 de diciembre próximo (y hasta el 2013), llevando insultos, recibiendo la más soez denigración y siendo expuestos al escarnio sifrino por parte de la población víctima de los medios reaccionarios que utiliza este reducido grupo de venezolanos moldeados por ellos para lanzarlos como zombies a atacar todo lo que huela a chavismo, a pueblo, a lucha antiimperialista.
Nuestra trinchera ha debido soportar ataques, asesinatos de líderes y voceros populares, golpe de estado con secuestro y casi asesinato de nuestro presidente electo, paro autolesivo, guarimbas igualmente masoquistas, desconocimiento (por suerte desatendido por ridículo) de resultados referendarios, satanización de las acciones de gobierno y silencio mediático sobre los evidentes logros de estos años de gobierno revolucionario.
No escaparon ilesos del salivazo mediático los ilustres visitantes, los grupos progresistas en el mundo que estudian con afecto este experimento social humanista y las organizaciones independientes pacifistas que apoyan y alientan este proceso revolucionario porque ven en él una esperanza de salvación frente al brutal canibalismo capitalista: todos llevaron su carga de insultos promovidos por la maquinaria mediática que suplantó por implosionados a los partidos políticos tradicionales, cuya carencia de soporte ideológico y ético los mató desde adentro; nos tocó disculparnos con el mundo por el maltrato despectivo que la supuesta sociedad civil les prodigó en contradicción con la hospitalidad tradicional de nuestro pueblo llano y generoso.
En días pasados leía al mastín José Roberto Duque en su blog (Casa del Perro) elucubrando sobre esa actitud de "¿Resentido yo? Nooo" que oímos demasiadas veces en boca de los compañeros de lucha. Se sienten avergonzados, dicen o parecen preferir identificarse con la justicia social y la deuda homónima como motores de su posición revolucionaria. Algunos hablan de Cristo o de socialismo y mascullan frases sobre teorías y praxis para unirse luego al coro de apoyo a nuestro candidato, pero cuidando de poner distancia de por medio entre ellos y el resentimiento.
Y entonces uno se pregunta: ¿Qué es lo que te lleva a corregir la injusticia social? Obviamente la respuesta es el sufrimiento, directo o indirecto, que implica su existencia en nuestra sociedad, y el impulso a cambiar este estado de cosas. Y, que yo sepa, eso es resentimiento, y no me parece nada malo. Si me molestan, reviro. Y si la molestia fue mayor o se prolongó demasiado, reacciono y contraataco con más vigor. Porque estoy resentido. Sí, estoy resentido, ¿y qué? ¿Acaso eso le quita legitimidad a mi reacción?
Recordemos el 13 de Abril 2002: la gente se lanzó a la calle RESENTIDA porque le habían quitado de GOLPE e ilegítimamente su presidente, su democracia y sus esperanzas... y estaba dispuesta a recuperarlas con lo que fuera, a golpes, cabillazos, pedradas y lo que tuviera a manos. El verdadero milagro fue que la sangre no llegó al río, es más, ni siquiera se derramó. Se salvaron de esa, escuálidos cretinos, y menos mal, porque si no todavía estaríamos contando los muertos.
Ahora, el punto es: tenemos el gobierno, tenemos algo de poder (sabemos que hay un poder de facto en las cúpulas económicas que sigue vivito y conspirando a sus anchas, con el beneplácito y la ayuda del Tío Sam), entonces, ¿Porqué nos la tenemos que seguir calando? Las agresiones siguen todos los días, cuando al malponer al presidente-candidato se ofende al pueblo que lo eligió, y para ello se utiliza todo el arsenal de las operaciones sicológicas que la CIA pone a disposición de los medios de la reacción. Y ésto no sólo se lleva a cabo dentro de nuestras fronteras, sino que también involucra, y con más encono, el ámbito internacional para demonizar ante el mundo nuestro contagioso intento de emancipación para facilitar una intervención "liberadora" para "reestablecer" la aberración que los EUA llaman democracia.
Todo indica que los ataques del imperio se intensificarán en el futuro. Su poder agoniza, y requiere de una victoria para mantener su hegemonía alrededor del dólar que ya ha perdido respaldo, y para lo cual sería maravilloso contar con el oceano de reservas de hidrocarburos que yace bajo nuestro suelo. Lo demás (controlar nuestro mercado interno para colocar sus productos a través del ALCA resurrecto), sería un beneficio suplementario; pero la reelección de Chávez tumba o atrasa esa posibilidad, por lo tanto, aunque no podrán derrotarlo electoralmente, se ensañarán en atacar su popularidad nacional e internacional, y cuentan con la oposición y sus títeres para ello.
El mensaje es éste: lograr el máximo número de votos para Hugo, y además, como ya sabemos que la oposición es cobarde, que sepan que vamos a defender esos votos. Con TODO. Que no nos vengan con guarimbitas y estrilando supuestos fraudes, allí estaremos en las calles esperándolos para ponerlos en su sitio y para que no solivianten a nuestras fuerzas armadas. La paciencia tiene un límite, ya no vamos a soportar agresiones sin responderlas: esta vez vamos a dar EN la otra mejilla.
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