La decisión oportuna de Henri Falcón al incorporarse a las presidenciales de mayo 2018, ha sacudido los ya agrietados cimientos de la edificación que responde al apelativo de MUD. El lenguaje empleado por la derecha, para criticar el comportamiento de uno de sus dirigentes, está cargado de un gran resentimiento, el cual no deja espacio para el intercambio de ideas. La intolerancia y el rencor de quienes rechazan el pensamiento abierto, explica por qué la oposición sigue con el San Benito de los fracasos sucesivos en las numerosas contiendas electorales, que han tenido lugar en la vida pública nacional. Más aún, cuándo intentan maquillar a la MUD cambiándole las siglas por Frente Amplio. Deberían identificarse mejor como el Frente de la Mezquindad ya que, se ajusta más al comportamiento egoísta y personalista de quienes aparecen como sus representantes.
No es de extrañar que, en los laboratorios de guerra sucia, la derecha obcecada enfile una campaña de linchamiento virtual, en contra del antiguo alcalde del municipio Iribarren en Lara.
Digo esto, porque los cavernícolas locales y sus cómplices foráneos, usan desde tiempos inmemoriales el chantaje como arma política. Recurren a esta modalidad mafiosa, no sólo contra sus adversarios sino también, la emplean contra sus propios partidarios.
Hace veinte años, inventaron que los únicos que podían gobernar al país eran ellos, los doctores y que los zarrapastrosos, el pueblo, no tenía derecho a regir su propio destino. Exaltaron la meritocracia en PDVSA, que puso la torta al atravesar en el lago de Maracaibo al otrora tanquero Pilín León, con el sólo y perverso propósito de causar un incendio de proporciones colosales. Siempre amenazando y fomentando el desorden. Haciendo suya la frase del absolutismo francés, en boca de Luis XIV « después de mí, el diluvio». Hasta ahora, la MUD no ha contribuido en la formación de una oposición, donde la renovación de los cuadros políticos y de los principios programáticos de las agrupaciones partidistas, sean temas prioritarios en la agenda social y política.
Volviendo a Henri Falcón a quien le reconocemos la gallardía, entereza y criterio propio al decidir su participación en las presidenciales, su posición deja al descubierto el lado obscuro de la derecha, quien nunca ha creído en democracia ni en libertades. Siempre los acecha el camino del atajo criminal y por supuesto, del chantaje. No les interesa la construcción del país. Qué paradoja! Ellos, que practican el chantaje son a su vez chantajeados por sus propios cómplices.
La jugada para dejar solo al gobierno en la carrera presidencia, les fracasó. Con fina astucia política, los cuadros revolucionarios desbarataron la maniobra de la derecha, aplicando los acuerdos discutidos en las reuniones de República Dominicana y reforzando con ello, la flexibilización del calendario electoral. Una muestra más que el chavismo, cree firmemente en el diálogo como un camino pata lograr La Paz. La oposición sigue sin agenda social y planteando salidas económicas que pasen por el FMI y el BM, con sus recetas que nos recuerdan amargas etapas ya superadas.
Esta manera de vilipendiar a uno de sus partidarios demuestra que, a la oposición venezolana le falta aún recorrer un largo trecho en la búsqueda de la madurez política. Es una meta ardua. Siempre y cuando pueda deslastrarse de males crónicos cómo el chantaje.