Hace días, por esta misma vía, responsabilizamos a Juan Guaidó de cualquier tragedia que pudiera presentarse en nuestro país a partir de la irregular actuación política que viene evidenciando desde que inició el año, con el propósito de derrocar al Gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro. Llegamos, incluso, a endosarle directamente la carga de culpabilidad que pudiera tener si como consecuencia de su disparatado proceder, los habitantes de esta nación llegáramos a sufrir en carne propia las consecuencias de su cuestionable proceder.
Días después de aquel señalamiento no solo ratificamos lo allí expuesto, sino que el devenir de los hechos corrobora de forma irrebatible –a mi juicio-, que el diputado en desacato parece empeñado en sumar “méritos” para figurar efectivamente como el causante de situaciones como la descrita e igualmente de otras surgidas de su torpe y reprochable proceder.
Tan lamentable como ello, es que de manera acelerada el diputado itinerante (así lo llamó Jorge Rodríguez), haya develado tan bajo nivel en el ejercicio de la política. Póngale cada uno y cada una de ustedes el calificativo que desee al oleaje ¿cobardón? de negar a una cadena internacional haberse reunido con Diosdado Cabello en un encuentro solicitado por él (por Guaidó), para después decir que sí lo hizo al verse descubierto por las evidencias fílmicas que el propio Rodríguez ventiló a través de diversos medios de difusión informativa.
¿Por qué lo negó inicialmente? Confesó a Cabello que está presionado por el senador gringo Marco Rubio, por María Corina Machado, por Leopoldo López y que no quería autojuramentarse, como desgraciadamente lo hizo el 23 de enero.
¿Teme acaso por su integridad física, visto lo “peso pesado” que son las personas que citó durante el diálogo secreto? ¿por qué no lo dice públicamente? ¿por qué no los denuncia? ¿acaso tiene miedo? ¿no tiene b…para hacerlo? ¿o la verdad es que su participación en el golpe de Estado sí es a plena conciencia y tampoco tiene metras para asumirlo como tal? Su suerte como político está echada. Se la buscó él mismo, así como también se busca –lo reiteramos-, su grado de responsabilidad por cuanto pueda suceder en nuestro país.
¡Chávez vive…la lucha sigue!