La sorpresiva e inexplicable reunión que el pasado lunes 1 de Marzo del presente año sostuvieron los Gobernadores de los Estados Zulia, Barinas y Cojedes, Manuel Rosales, Jorge Garrido y Alberto Galindez con el designado Embajador de los EU para Venezuela James Story en Bogotá, cuya verdadera agenda no se conoce y solo se ha difundido un supuesto propósito unilateral de estos mandatarios regionales para que se reanude el Diálogo en México entre el Gobierno y la Oposición, embajador norteamericano quien por cierto a la fecha carece de la acreditación de tal función diplomática por nuestro Gobierno; lo cual podría ser en primer término una inaceptable y peligrosa usurpación de una competencia o atribución que la CRBV le atribuye con carácter exclusivo y excluyente al Presidente Nicolás Maduro Moros, de dirigir las "Relaciones Exteriores de la República y celebrar y ratificar los Tratados, Convenios y Acuerdos Internacionales" tal como dispone expresamente el ordinal 4° del artículo 236 y que en concordancia con lo previsto en el artículo 152 de nuestra Carta Magna debe "responder a los fines supremos del Estado Venezolano en ejercicio de la soberanía y de los intereses del Pueblo que se rigen por los principios de igualdad entre los Estados, libre determinación y no intervención en sus asuntos internos (...)". Pero además, esa reunión no autorizada por el Gobierno Nacional hasta prueba en contrario pudiera significar una inoportuna visita a la capital de un País y al gobierno que preside Ivan Duque que nos concibe publicamente como sus enemigos y ha propiciado en distintas incursiones y acciones promovidas por un Estado fallido y narcoterrorista que usa su principales y estratégicos espacios territoriales como bases militares de fuerzas militares extranjeras pertenecientes a USA y la OTAN; mucho menos cuando el mismísimo Ministro de Defensa Colombiano Diego Andrés Molano anuncio ejercicios militares en mares contiguo a nuestra frontera caribeña con fuerzas armadas norteamericanas que incluye por primera vez el uso de un submarino nuclear para esos ejercicios conjuntos. Sin dudas, tal reunión nunca pudo haber sido más contraria a los intereses supremos de nuestra soberanía y seguridad integral. Ese hecho supone una condenable "injerencia en nuestros asuntos internos" que bajo ningún concepto se puede ni se debe permitir lo que debe merecer un categorico repudio del propio Presidente Maduro y la solicitud de comparecencia inmediata de dichos Mandatarios para que expliquen tan anómala conducta que incluso podría calificar como delitos contra la seguridad e independencia de nuestra República y traición a la patria lo cual no nos debe extrañar dado los amplios antecedentes de personajes políticos como Manuel Rosales corresponsable de los fraudulentos negocios que Juan Guaido Marqués pacto con el Gobierno de Duque para ceder la empresa Monomeros de capital nacional venezolano. Pero además es obligante que la Asamblea Nacional inicie una exhaustiva investigación sobre esa reunión con el embajador James Story en territorio Colombiano y determine si procede o no allanarles sus inmunidades para que respondan por sus ilicitos e irresponsables actos como ejecutivos Regionales sin competencia para celebrar ese tipo de reuniones y mucho menos para usurpar atributos que solo posee constitucionalmente el Presidente de la República.