Los venezolanos llamamos patilla a la sandía, fruta cuya corteza es de color verde y de apariencia fuerte; pero que, cuando se nos cae de las manos e impacta con el suelo se vuelve "añicos", dejando al descubierto su fragilidad. Pues bien, eso le pasó a la oposición en Venezuela. De tanto maniobrar y conspirar en contra del gobierno de Nicolás Maduro, dio sus últimos pasos en falso, cayó al suelo y se espatilló. Con el lamentable resultado de que nadie recoge sus despojos.
Juan Guaidó, ante la decisión adoptada el 30 de diciembre pasado por 72 miembros de la inconstitucional "Asamblea Nacional" por el presidida, de eliminarlo como autoproclamado "presidente interino", no ha podido contener su frustración. Suplicante y ahíto de dolor dijo que: "Hoy se da un salto al vacío. Hoy se capitula. La función de presidente encargado no es delegable, ni mucho menos evadible. Alguien la debe asumir, porque si no el Parlamento estaría recayendo en un autovacío".
El gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Estado, presentó un Comunicado leído por Ned Price, ante los medios de comunicación internacionales, en el cual, entre otras cosas se señala que el gobierno de Joe Biden "respeta las decisiones que ha tomado la oposición venezolana y sus instancias". Con lo cual no hicieron otra cosa que desprenderse de Juan Guaidó.
El "gobierno interino" y la fenecida asamblea nacional del 2015, desde el punto de vista político, eran las únicas instituciones que les permitían contar con el apoyo, aunque cada día menor, de algunos países satélites del gobierno estadounidense; y, aunque cada vez menos, les permitía seguir siendo un referente político nacional. Cuando Guaidó dice: "hoy se capitula", no está diciendo otra cosa que, el llamado G-4, está reconociendo que fue derrotado. Y que, al capitular, se le estaba poniendo fin al andamiaje político creado, con el fin de derrocar al Presidente Nicolás Maduro.
Pero, en el G-4, la procesión iba por dentro. A pesar de los incalculables e inimaginables recursos que le proporciona el gobierno estadounidense y sus países aliados; de los miles de millones de dólares, propiedad del pueblo venezolano, de los cuales se apropiaron; de los cuantiosos recursos que la burguesía ultraderechista venezolana le aporta, fracasaron en su objetivo de hacerse del poder nacional. Recursos cuyo manejo por parte de Juan Guaidó y Leopoldo López, máximos líderes de Voluntad Popular, generó desencuentros entre los miembros del G-4.
Allí reside la razón de la ruptura. La cual pretende ser solapada con supuestas diferencias políticas. La propuesta de enmendar el llamado Estatuto de la Transición Democrática, tenía como objetivo principal garantizar que Juan Guaidó, en su condición de "presidente interino", no pudiera seguir manejando a su antojo los recursos económicos existentes en el exterior. El "diputado" Alfonso Marquina corrobora nuestra afirmación cuando dijo que: "El gobierno interino no es la razón de ser de la lucha democrática. Fue un instrumento necesario en su momento, pero hoy estamos nombrando una comisión para la protección de los activos". No hay lugar a dudas. Ha sido la obsesión por la riqueza fácil, el amor desenfrenado por el "vil metal", lo que enfrentó a los dirigentes de los partidos de tan macabra alianza.
Los "esfuerzos" del gobierno de Joe Biden, de la Unión Europea, de la burguesía ultraderechista venezolana y del autollamado grupo de "juristas notables", con su pedimento "a todas las organizaciones políticas de oposición de iniciar un urgente proceso de dialogo, con miras a solventar todas las diferencias que les separan en esta difícil coyuntura", resultaron infructuosos.
El G-4, en su proceder, obvió la relación inseparable entre Ética y Política. Actuó sin límites, hicieron del despotismo el eje central de su proceder. Y es que, "aunque no se quiera y no se reconozca ninguna ética, jamás se puede prescindir de ella, inclusive la banda de ladrones la necesita; éstos roban y matan, pero con eso no niegan la ética, sino solamente la restringen. Para que la banda de ladrones pueda funcionar eficientemente tiene que asegurarse lealtad interna".
Es por ello que, nada, absolutamente nada, podía impedir que esa oposición, fascista, apátrida, golpista, antidemocrática y corrupta se ESPATILLARA.