Y tendrán que seguir desempeñando el rol de serviles apátridas, por muchos nacimientos…

La reencarnación hoy, de los traidores de ayer

Es lamentable que una buena porción de lacayos anti venezolanos se hayan dejado envenenar su conciencia y se nieguen obstinadamente a aceptar el guión de la historia. Su absurda sordera y creciente ceguera –caso de la psico-disociada oposición venezolana— rayan en lo absurdo y se empeñan obstinadamente en seguir siendo la negación de nuestro gentilicio, nuestra venezolanidad, nuestro patriotismo y de nuestro bien ganado sentido de pertenencia. Una élite proyanki que, cual nudo gordiano fue haciendo más miserable y paupérrimo a un pueblo olvidado y excluido por muchas décadas, y más rica a una fauna de cómplices y alucinados apátridas.

Los traidores de ayer –valga decir los traidores cipayos opositores venezolanos de hoy— en su ir y venir de lo material a lo inmaterial y viceversa, no les ha sido provechoso ni servido de nada (una vez desencarnados) la forzosa pasantía que todos hemos de hacer en esos perfectos mundos de luz y sabiduría (cielo y/o paraíso). Y son tan cabezas duras los mentados pitiyankis como reacios a aceptar que, cuando se cometen injusticias a conciencia, eso como contraparte tiene un elevado costo kármico que se paga aquí en la tierra y que se traduce en un calvario de dolor, calamidades y recurrentes sufrimientos. En consecuencia, esa negación de la ‘verdad’ no los hará salir del marasmo catatónico que los ha de subsumir por muchos nacimientos…

Se dice que el amor vive dando y perdonando, mientras que el egoísmo vive recibiendo y olvidando. Bien, en cuanto a esta sentencia cabe preguntarse lo siguiente: ¿No fue acaso esa la acomodaticia postura de una dirigencia criolla que se olvido de su pueblo y que con sus falsas promesas tuvo como filosofía de vida el pillaje, el cuanto hay pa’ eso, el despilfarro, la corrupción, y, lo más grave aún, el dejarse deslumbrar y sibilinamente caer en la trampa de una sociedad imperial que promueve desde los falsos valores la egolatría por el dinero y el tan mentado “American Dream”? O lo más grave, la perversa adicción de lo que de ella se deriva como lo es la droga, corrupción, crimen por encargo, trata de blancas, pornografía infantil, genocidio, mentira, manipulación mediática, cinismo, odio, violencia, prepotencia, etc., etc., etc.?

Si con este aserto no estoy diciendo la ‘verdad’ que me desmientan o que se miren en el espejo de la historia reciente que se escribe en el día a día, y que a contrapelo vive en carne propia ese decadente imperio estadounidense, quien como máxima expresión de la “protervia” se atornilló en el mundo y lanzó desde sus mefistofélicos centros de poder toda esa basura mediática consumista basada en lo fashion, fantasioso, irreal, falso y estúpido.

Con razón –parafraseando a Chávez— es dable decir que “huele a azufre” y en verdad que huele y además el Diablo anda suelto… En efecto, ese diabólico espantajo está suelto y tiene su residencia en el norte… Y quiere en su agónica muerte capitalista llevarse en los cachos a aquellos mal nacidos que lo han secundado en este engañoso “Sueño Americano”. El imperio de la maldad ha hecho bien su trabajo en la genuflexa oposición venezolana, y ha preparado durante más de 100 años a toda una grey de serviles vasallos que más que apátridas no dejan de ser grises eunucos mentales capaces de traicionar villanamente a todo un gallardo pueblo, y lo peor, traicionar a una nación, a sus instituciones legítimamente democráticas y al gentilicio de una nación que por tradición ha sido fiel a su sentido de pertenencia y al palmario ejemplo de sus ilustres próceres.

Es triste decirlo, pero el imperio norteamericano se cae a pedazos y no hay forma de que eso no arrastre consigo a ese digno pueblo estadounidense que sumisamente se dejó llevar por el engaño y la tentación de falsos líderes. Sucedió hace más de 50 años en la Alemania de Hitler y, ahora en el coloso del norte se vuelve a repetir nuevamente la triste historia de la desenfrenada codicia, el desbordado egoísmo y la desquiciada megalomanía de una élite gobernante.

Es bueno recordarlo y siempre tenerlo en cuenta que “no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague…” En consecuencia, todo lo que hagamos desde la maldad, el odio, la mentira o la manipulación, se nos ha de revertir en consecuencia por mucho más; tarde o temprano. No hay equívocos ni derecho a pataleo en esa inapelable sentencia de ‘causa y efecto’ o ‘acción y reacción’ (tercera ley de Newton).

Cabría preguntarse: ¿por qué esa percepción de homologar a los traidores de ayer con los mismos traidores de hoy? Bien, explicar esta homologación en términos espirituales no es algo que sea fácil de entender y sobre todo difícil de asimilar cuando se trata de seres grises y con muy bajos niveles de conciencia (¿?)

Por tanto si se aplica aquí el dicho “árbol que nace doblado nunca su tronco endereza…”, es dable inferir que esos grises personajes que jugaron un destacado papel de traidores al servicio del otrora imperio colonial español, hoy esos mismos personajes reencarnados en su nuevo papel de serviles vasallos del ahora imperio norteamericano –por sesudos, indivudualistas y arrogantes— vuelven de nuevo a caer en la misma trampa de ayer y vuelven a repetir la cetrina historia que caracterizó su negro pasado. ¡Creo, que ellos definitivamente, son un mal necesario!!

joseagapo@cantv.net


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Jose Agapito Ramirez


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