Ese desespero y rabia que siente la oligarquía no es otro, que el sentirse desplazados del poder que ostentaron durante la falsa democracia de los últimos 50 años, y que no era nada distinto del control hegemónico que sus antecesores oligarcas habían mantenido durante los siglos XIX y XX. Son la misma clase de gente que se creían los dueños de Venezuela, hicieron y desasieron del poder para su beneficio personal y grupal, muchos de ellos atrincherados en organizaciones como Fedecamaras, Conindustria, Federación campesina, CTV, Fedenaga y otras, eran éstas las fachadas que utilizaban sus personeros para imponerle al gobierno de turno los candidatos a ocupar las instituciones del Estado, a través de las cuales ellos manejaban su cuota de poder y por ende su acceso a la repartición de la torta económica del País, esta minoría del pueblo venezolano llegaron a controlar por muchos años el Banco Central de Venezuela, la Justicia y hasta la Banca Estatal.
Muchos de ellos ganaderos de ciudad, recibieron grandes préstamos que nunca pagaron y que lo que menos hicieron fue invertir en el campo ya que casi todo el dinero que recibían lo dedicaron a la compra de apartamentos y propiedades en las ciudades y hasta vehículos último modelo. Este comportamiento de la burguesía tiene una explicación en el concepto de la burguesía y su dependencia estructural, que muy acertadamente ese gran escritor Federico García Brito refiere en su libro de Historia Económica Social de Venezuela (Tomo III) lo siguiente:” En el cuadro de la dependencia estructural se constata el fortalecimiento de la burguesía venezolana, en todas sus capas y estratos. Se fortalece la capa denominada (desde el punto de vista funcional) burguesía asociada, y la capa calificada de burguesía nacional.
Las capas tradicionales de la burguesía venezolana (la burguesía comercial importadora, rentista y prestamista, etc.) son superadas en fuerza económica y significación social por las nuevas capas de la burguesía que se forman en el contexto de la penetración imperialista, primero, y de la dependencia estructural de los monopolios norteamericanos, en nuestro tiempo. La burguesía venezolana adopta el modelo norteamericano de desarrollo. La mentalidad del especulador criollo se asocia a los inversionistas extranacionales y “algo de los beneficios obtenidos “queda en casa”, es decir en manos de la oligarquía financiera nativa, que invierte solamente el nombre y la sumisión. Es la lógica y la moral al estilo del capitalismo dependiente. La burguesía comercial y rentista- comerciantes en especies, comerciantes en valores y dinero- es la más antigua capa de la burguesía venezolana, pero no es en la actualidad, la más importante, ni la más poderosa. Calificados sectores mercantilistas y rentistas evolucionaron y continúan evolucionando hacia otras actividades, como las financieras,, industriales, construcción y agropecuarias, con criterio capitalista-inversionista.
La evolución no es definitiva, en efecto. El espirito de especulación, el espíritu sórdido, mercantil y rentista, se proyecta en la “personalidad colectiva” de las capas de la burguesía que se forman directamente conectadas con los monopolios extranacionales. Si, burguesía financiera, bancaria, industrial y agraria a un alto nivel, pero en el fondo, subjetivamente, burguesía comercial-rentista, importadora y peculadora. Es la ganancia fácil y mínima las posibilidades de fracaso. Las capas más poderosas y representativas de la burguesía venezolana, en la actualidad, tienen su origen: 1)En el capital comercial acumulado en actividades mercantiles, especulaciones en bienes raíces, tierra, usura, rentistas en general, 2) En el peculado y especulaciones a la sombra de las instituciones del Estado; 3) En la política de sustitución de importaciones, que es en realidad, una forma disimulada del antiguo sistema de importaciones; 4) En el apoyo financiero del estado venezolano; ese apoyo se manifiesta en el sistema de crédito industrial; 5) La asociación económica de esas capas de la burguesía con los monopolios norteamericanos”. Hoy día pudiéramos agregar una nueva casta, como esa que se formó a la sombra de PDVSA y que quiso hacer de nuestra principal industria un estado paralelo, se hicieron llamar meritócratas (Gente del petróleo) y que llegaron al extremo de importar todo lo que necesitaban para el funcionamiento de las oficinas. Luego escribe Federico Brito Figueroa en la misma obra:¡Cuándo, en qué momento histórico se configuran estos grupos económicos en Venezuela? Concretamente después del golpe militar del 18 de octubre de 1945. Luego esos grupos económicos se fortalecen durante la dictadura militar, en la década 1948-1958, reaccionan contra sus antiguos protectores y participan en el “festín de Baltasar”.
Multiplican sus capitales en sus relaciones con los prohombres de la dictadura, reciben comisiones, obtienen prebendas, peculan, aconsejan la política de nuevas concesiones petroleras y, finalmente, se asocian a los monopolios norteamericanos. En la década siguiente, esos grupos económicos reaccionan contra la dictadura militar, abjuran de los “regímenes de fuerza” y militan bajo las banderas de la “democracia representativa” para apoderarse, como en efecto se apoderan, de las instituciones financieras del estado. Es la “edad de oro” de las capas opulentas de la burguesía venezolana, porque, precisamente, desde las elevadas esferas de los gobiernos de turno se difunde y se aplica, de modo consciente el modelo norteamericano de desarrollo, hasta el punto que los supremos intereses de la nación y el Estado se identifican con los intereses de los grupos plutocráticos y los apetitos de los monopolios norteamericanos. Es la hora de la traición nacional. El mismo autor hace mención a los grupos económicos nacionales que controlan el capital en Venezuela: Vollmer-Zuloaga, Banco Unión, Mendoza, Boulton, Polar; Delfino, Phelps, Tamayo, Neuman, Domínguez, Sosa Rodríguez, que controlan el 14 % del capital existente en el País, en este momento se refiere a la década del 80. Entonces se tiene que estar claro, que se trata de una redefinición del Estado Venezolano, con una transformación profunda de sus instituciones, hacia la búsqueda del socialismo, comenzando por la derrota del latifundio en todos los sentidos y de los monopolios y formas especulativas y usureras.
Ese es todo el peo de la burguesía, es un grupo oligárquico que se resiste a perder todas sus posiciones mal habidas, en contra de las mayorías que busca la justicia y que reclama los excesos de la plusvalía que le fueron arrebatado y los obligaron a vivir en cordones de miseria y excluidos de derechos fundamentales como la salud, la educación y la vivienda digna. Por eso hoy día, todos los que decimos estar con este proceso revolucionario y con CHAVEZ, no debemos actuar a medias tintas, la denuncia y el desenmascaramiento de la actuación de la derecha debe ser permanente, no debe haber espacio para la tregua porque el enemigo es uno sólo y actúa desde el norte con su departamento de estado, la CIA, sus embajadas y los sumisos de vende patria y piti yanquis. Entonces, tenemos que estar claros, que los mecanismos de dominación del imperio a través de los años son varios y diversos, que mucha razón han tenido nuestros mártires, como POR EJEMPLO, FABRICIO OJEDA, que habiendo sido uno de los principales hombres de la JUNTA PATRIOTICA QUE LIDERO LA CAIDA DE PEREZ JIMNEZ, dejo a un lado las ideas del reformismo para radicalizar su lucha, porque sabía perfectamente que el gobierno de Rómulo Betancourt, lo que buscaba era atornillar más el País a los intereses del norte. Conclusión final, es que esa oligarquía, esa burguesía, perdón, también esa clase media alta que se siente oligarca, que perdieron su dominio, su control del poder y que gobernaron el País como grupo minoritario, en contra de las mayorías, se les acabó el pan de piquito y por eso sueñan con volver al pasado, de ahí su desespero, su odio y su rencor, y que hagan lo que hagan no volverán.