Y la voracidad de sus colmillos apocalípticos, rasgarán sin clemencia las vestiduras “rojas rojitas” del hemiciclo, donde se troquelan sin cesar leyes estratégicas de gran trascendencia y última generación, en la Venezuela revolucionaria del siglo XXI.
Estos comandos mercenarios aspirantes a diputados de la Asamblea Nacional no serán mi voz, ni la voz de esa disidencia hermana que también es pueblo e importante masa humana, lastimosamente confundida y arrastrada por la turbulencia mediática de intereses particulares y foráneos.
Nuestros legionarios, aunque se disfracen de mansas y candorosas palomitas, el cinismo les brota a propulsión a chorro por todos los poros. De ganar algunos curules con sus posturas amañadas, boicotearían todo quórum que se suscite en el parlamento venezolano, no por que vaya a favor y/o en contra de determinada ley, si no porque de lo contrario sería cerrarse por si mismo el portón a sus oscuros propósitos, como es la de sacar de la escena política revolucionaria, a un fenómeno que ha explosionado de patriotismo el ambiente del cielo venezolano por casi dos décadas y que tiene nombre y apellido, se llama Hugo Rafael Chávez Frías.
Una bancada opositora que muy bien pudiera tomar firmes resoluciones a la hora de legislar, (necesaria es), no obstante su agudo olfato vasallo, solo les induce a odiar nuestra historia Patria y a la vez doblar la cerviz ante el amo del Norte, del que se necesita tener temple de acero para no sucumbir ante la arrogancia más grosera y poderosa de todos los tiempos, para resistir a semejante pela, hay que tener la cualidad y prestancia que solo alberga en sus alforjas ideológicas, un verdadero revolucionario como lo es el glorioso pueblo venezolano, que sin más chaleco antibalas que su resistencia moral, un trece de abril intempestivamente surgió de las barriadas más humildes y populares junto a su Fuerza Armada, para rescatar a su hijo y líder predilecto, que por un momento de desesperanza abrumadora casi daba por muerto, bajo la daga de los que hoy se jactan de pertenecer a una tierna generación de relevo, pero no es así, ellos son la eclosión en los huevos que ayer en loca estampida abandonó a su suerte, la jurásica cuarta republica.
Estos grupúsculos con rasgos del más puro fascismo, en medio del desgaste de muchas de sus alternativas, aunadas a sus diatribas internas, hoy de nuevo pretenden reagruparse agazapadamente, para retomar por asalto nada más y nada menos que a la Sagrada Asamblea Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela.
Somos un pueblo afortunado que nació enmantillado, tenemos en nuestras manos sendas herramientas que son: martillo madera y clavos, solo hace falta buena disposición en nuestras actitudes, para ser excelentes carpinteros y así darle el mantenimiento de rigor contra toda maliciosa polilla, a esa fina madera que adorna el hermoso Salón Elíptico y demás recintos de la Soberana Asamblea Nacional. ¡Viva! el Parlamento de todos los venezolanos.
Patria Socialismo o Muerte Venceremos…
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