La pregunta es un título bien sugerente. Puede ser respondida tomando en cuenta el sistema político de Venezuela y su propio proceso. Fíjense que no es cualquier ocurrencia o una forma de salir del paso, es profundamente política e intencionada. Sabemos Ud. Que me lee y yo que le escribo, lo terrible del mundo actual y los pasos de reacomodo, dados por el sistema capitalista para permanecer vigente y con aires renovados, lográndolo siempre.
Al contrario de ello, el conocido socialismo real representado por la Unión Soviética fue desapareciendo en un proceso violento y con escalas , dejando a la humanidad perpleja y mirando hacia el norte poderoso de la América, convertido en el único paradigma de los años 90 , como el modelo posible de vida. Hasta fue inspiración de un norteamericano de familia japonesa, para escribir “el fin de la historia y el último hombre”, habla de la derrota del comunismo y el triunfo de la democracia neoliberal. Pero quedó la República de Cuba, Vietnam, China, cada una de estas naciones con un modelo socialista ajustado a su propia realidad, de allí que la tesis de Fukuyama se quedó en el limbo y sin soporte histórico sustentable. Con la irrupción del joven Hugo Chávez, líder de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992, insurge el pueblo con una esperanza de transformación social en Venezuela y en el 2005, el Presidente de la República Bolivariana, se declara socialista y pone marcha el planteamiento de los consejos comunales y la nueva geometría del poder estructurado en las comunas “unidades de gestión político – administrativas con competencia territorial”….”es decir, áreas de la ciudad, conformadas por similitudes existentes en la zona”.
¿Estamos en el umbral de las comunas? La respuesta se puede dar, tomando en cuenta la realidad política y económica de Venezuela. Con la reciente alerta del Comandante Chávez, sobre la falta de espíritu comunal y la inexistencia de comunas, se evidencia que en casi 14 años, ha sido una bandera izada desde el poder constituido, generando leyes a favor de las comunas, pero sin materializar nada parecido a una comuna, solo consejos comunales deformados e infuncionales.
La práctica política se ha basado en el simple hecho reivindicativo de las comunidades, repitiéndose lo que hacían las anteriores asociaciones de vecinos, arreglar aceras, brocales, asfaltado, alumbrado eléctrico, etc. Actualmente surgen propagandas regionales de colectivos que se hacen llamar comunas, pero es pura retórica, pequeños grupos organizados que no tienen la más mínima relación con una verdadera comuna. La Comuna como poder constituyente es la esencia de la igualdad ante las arcaicas instituciones de la democracia neoliberal que nos rigen en la actual coyuntura. La gran mayoría de los funcionarios al frente de responsabilidades en cargos de relevancia, solo se han ocupado de repetir consignas y valerse de iniciativas del ejecutivo nacional, asumiendo el papel de simples representantes de algún ente del Estado. Ha sido más de lo mismo. Camaradas circulen, fue el llamado del escritor Luis Brito García en un artículo de su autoría del 18 de noviembre de 2012. Parece que seguimos la lección del “gato pardo” cambiar las cosas para que nada cambie. No es negar lo que se ha logrado, es darle sentido transformador a ese logro y hacer de las instituciones anacrónicas un instrumento para la transformación.
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