Poder Popular y Comunicación

La construcción de un nuevo estado que es por lo que 7 millones de venezolanos votamos el pasado 3 de diciembre resulta una tarea titánica que debe mover las simientes del complejo mundo de las ideas y de los componentes culturales de 26 millones de conciudadanos en un territorio sufrido de desconsuelo mediático e invisibilidad popular.

Por un lado la oposición de 4 millones contrarios al proyecto bolivariano y otros cuatro millones que quieren saber por donde y como pegan los vientos de cambio y que evidentemente se encuentran ubicados en el círculo de los indiferentes, confundidos o adoloridos de la enfermedad matricial de l adesconfianza que los medios privados se han ocupado de sembrar durante todos estos años, contando los años de antes de la asunción de Chávez al poder, es la primera fase que nos toca evaluar.

Por otro lado una dirigencia multifacética cuya vanguardia tiene la claridad meridiana de llevar a pulso un proceso político convulsionado por los intereses del gran mercado capital, cuyos líderes han jugado a la aventura y siguen llevando trancazos históricos por su incapacidad de reaccionar razonablemente, permite entender que no se trata de esperar el sol para que el socialismo se instale en Venezuela de la noche a la mañana.

La creación de 18 mil Consejos Comunales, algunos de los cuales no están funcionando y otros con severas dolencias conceptuales orgánicas, permiten encontrar un terreno virgen para construir desde las bases populares de diverso origen ideológico, pero con los padecimientos sociales generales de todos, una nueva estructura societaria de conciencia política que debe tomar algo de tiempo, dependiendo de la capacidad del estado para incentivar en estas estructuras sociales la suficiente comprensión de las alternativas que tienen los pueblos para desarrollarse, asistir a sus necesidades e incluso luchar contra la muerte que ha sido el paradigma del modelo de sociedad de mercado capitalista al desplazar grandes masas humanas a la miseria y la exclusión social.

Por ello la consigna “socialismo o muerte” que en términos metafóricos seria “vida o muerte”, “socialismo o capitalismo” como efectivamente la realidad de ambos ámbitos traduce literalmente entre escoger el camino del socialismo que es la resurrección social, la esperanza, la salud, la educación, el estudio, el conocimiento, el bienestar, la felicidad, la libertad, el crecimiento de la economía en función de los excluidos, o todo lo contrario que representa la experiencia que nos ha demostrado el capitalismo por todos estos años: guerras, muerte, pobreza, desaliento, desesperanza, destrucción de la humanidad, contaminación ambiental, inseguridad etc.

Reconstruir el imaginario colectivo desde el poder comunal.

La experiencia venezolana vista desde la perspectiva internacional resulta muy atractiva, sin embargo cuando nos adentramos para descubrir los detalles de nuestra propia circunstancia encontramos una compleja y dialéctica madeja de situaciones que nos compromete a evaluar desde el fondo los problemas que enfrentan el proceso social venezolano. Uno de ellos y de mayor importancia es la ausencia de conocimientos, la falta del recurso del método y por supuesto la ausencia de fundamentos ideológicos en muchas instancias y entre ellas las más importantes los consejos comunales y las entidades de comunicación comunitarias que despliegan una novedosa manera de interactuar con las comunidades desde la proyección de la cultura local.

De manera que el estado venezolano en control de todos los recursos económicos del territorio, con una jurisprudencia comprometida con la causa social en vías de profundas reformas sustanciales de nuestras leyes y con el expuesto propósito de construir una republica socialista, tiene entonces la altísima responsabilidad de ser coherente y sistemático en su accionar político.

Al estado le toca ahora asumir la revisión de la superestructura cultural a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación, en fin el componente ideológico que ha tratado de dominar para beneficio de pequeños y poderosos grupos económicos a las grandes mayorías y que se expresó el 3 de diciembre de 2006 con los 8 millones de venezolanos sesgados por la disociación psicótica, la indiferencia y el desconsuelo.

Es entonces desde el ámbito local con los propios recursos de la comunicación comunitaria con el registro del contacto directo desde la experiencia matria, eso es la matriz cultural local popular con el apoyo del gobierno revolucionario como se subvertirá el modelo impuesto por el mercado a través de sus medios de comunicación, de allí la importancia que representa la claridad de los líderes de redes de comunicación comunitaria en este objetivo estratégico trascendental que se conoce como el poder popular.

La dispersión de propósitos, el chantaje disfrazado, la división orgánica y la dilapidación de los recursos humanos y materiales resulta un acto contrario que afectará directamente la asunción del pueblo a los mecanismo de poder, y ello es que los consejos comunales, a través de sus dirigencias claras en conciencia asuman el rol de administradores de las radios comunitarias, las televisoras comunitarias y el periódico comunal mediante el liderazgo de asambleas constituyentes para desde allí generar un cambio conductual de la población hacia derroteros que dignifiquen su estatus de vida, en la salud, la seguridad, el reconocimiento de los valores culturales locales y nacionales, la educación popular en fin el modelo de reivindicación social de los venezolanos eso es el socialismo venezolano.

Lo alternativo

En otra instancia los medios alternativos que en esta fase asumen roles cada vez más importantes y protagónicos no sólo desde la posición de trinchera comunicacional donde siempre han estado, sino en la incorporación de sus miembros a los consejos comunales locales para desde allí dar y abrir discusiones en esta lucha por ofrecer contenidos edificantes en la líneas de acción de estos órganos sociales del poder popular, pero que también tengan resonancia en los medios de comunicación del cual son parte.

Es decir pasar de una posición defensiva en el cuarto cerrado con la luz roja de alerta a abrir la puerta al poder popular para que este asuma su rol de primer actor en la escena política, sin que el estado intervenga sino que la propia comunidad se exprese y actué en acto de apoderarse de sus propios medios con sus propios medios y con m el apoyo del gobierno revolucionario.


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Aldemaro Barrios Romero


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