Hacer vaticinios electorales para el estado Táchira, no es tarea fácil, ni halagadora. Las variables -de diverso peso y calibre- son muchas y muy variadas. La primera que nos conseguimos -en contra del “chavismo”-, es la pésima imagen que quedó de la gestión del anterior gobernador (del chavismo). De muy ingrata recordación porque el estado quedó sumido en una especie de desamparo total. Sus carreteras, por ejemplo -todavía las peores de todo el país-, nunca estuvieron en el estado en que quedaron en esa época. Y lo peor es que ese “tema” todavía no lo ha solventado el gobierno nacional, a pesar de haberle “quitado esa responsabilidad” al gobierno regional (de oposición).
Se construyeron poquísimas viviendas, pero en contrario, muchas “iglesias” evangélicas (de la predilección del anterior gobernador).
De ese conglomerado de infraestructuras religiosas, manejado a la manera de franquicias, ofrecidas en los municipios a charlatanes de toda laya, quedó la imagen de que “eso” pesó más como negocio, que como fe religiosa, tratada de instalar compulsivamente en el imaginario de un pueblo mayoritariamente católico.
El negociado evangélico marcó el agrio sabor que quedó de aquella gestión. A manera de parodia, desaparecieron “las comisiones”, pero acudieron en sustitución ‘los diezmos’, que dizque “eran pa’ la iglesia”, iglesia controlada rigurosamente por los mismos que conducían el gobierno regional, en una simbiosis religioso-burocrática. Con esa nueva “modalidad”, diezmaron las economías de contratistas y beneficiarios de préstamos estatales, pero también las de humildes campesinos crédulos y hasta la economía de la banca pública regional (V/g. Banfoandes, banco que finalmente fue quebrado totalmente y hecho desaparecer, gracias a las “facilidades” dadas a montones de prestatarios -preferentemente ‘inclinados al culto’-, dentro del síndrome de las fusiones bancarias oficiales). Banca que fue “obligada” a otorgar donaciones milmillonarias a la fe y a la iglesia que movía y conmovía al ciudadano gobernador.
Por otra parte, el pueblo que había insurgido “chavista” (y que todavía -en gran parte- lo es...) no llegó a gobernar, ni a sentirse representado por aquel gobierno, porque el señor gobernador y los típicos oportunistas que con él gobernaron, y distinguieron a su administración, odiaron con fuerza a aquel “aluvional” movimiento político surgido de las más puras esperanzas del pueblo chavista, como lo fue el Movimiento Quinta República (MVR). Despectivamente “aluvional” pero que mientras existió jamás perdió una elección.
Después vino lo que vino. Gracias a esa pésima gestión y también a las malas consejas instaladas en Miraflores, no solamente se creó el PSUV, sino que se consolidó la continuidad de las descalificaciones y el odio hacia el MVR, para conseguirnos con una nueva des-Organización que cultivó con creces las presuntas lacras que se le adjudicaban a la antigua organización. El gobernador de aquel entonces, tomó para sí la “responsabilidad de crear el nuevo partido en el Táchira. Y lo hizo a su imagen y semejanza, como lo sugerían “las escrituras”, o lo gestó el absurdo político.
Lo “instalado” en el Táchira hizo campaña en contra del candidato, que el nuevo PSUV había escogido en unas primarias (seleccionado por segunda vez y en forma muy democrática), contribuyéndose así a la pérdida del poder en este Estado fronterizo, por apenas 4.150 votos, equivalentes a un punto porcentual.
El deterioro y la erosión del PSUV continuó (y sigo hablando del Táchira, aunque la situación tenga similitudes con otras regiones del país), porque después de aquella pérdida, siguieron premiando a los artífices y responsables directos de la derrota, y continuaron castigando (y burlando) las decisiones que en forma democrática tomaba el pueblo chavista del Táchira, siguiendo las instrucciones de Chávez (léase: en UVE’s, UBE’s, Batallones, patrullas, afines... y ahora hasta en el Polo Patriótico). En la siguiente justa electoral, en la que se jugaba la reelección indefinida del Comandante, en el Táchira el chavismo oficial perdió por 16 puntos porcentuales, es decir, más de 76 mil votos. Pero de esa “lectura” ni hablar. Ni discutir, ni debatir… No, porque de pronto podrían aparecer, ‘esplendorosamente’, los culpables.
Luego se produjo el asalto total al partido de gobierno, por parte de los corresponsables de la mala gestión y la consecuencial pérdida de la gobernación, hecho que terminó de “echarle La Cruz” (sin eufemismos) a la militancia y a los simpatizantes de la organización, que más que del PSUV, eran del chavismo… o sea, seguidores del Presidente.
Los actuales diputados regionales, que en el Consejo Legislativo hacen mayoría (por ahora), mantienen montado un sainete con el gobernador actual (de oposición), en el que el “toma-y-dame” se reduce a ‘que tú no sirves y no haces obras’, y que el otro responda que ‘cómo las hago si no me dan el dinero’. Y van los diputados a la televisión para que “alguien” les muestre “una obra de significación del gobierno regional (de oposición), como si ellos (los del oficialismo) tuviesen “algo” significativo” que mostrar… Yo creo que son los diputados regionales más costosos de todo el país. No sólo porque poco o nada producen, sino porque cobran unos sueldos, desde hace muchos años, muy superiores a los que cobraban los diputados nacionales…!
En el campo de la cacareada pero poco atacada corrupción, que es un cáncer tan malo y preocupante, como el que ahora nos angustia y nos desvela, ha sido más firme el gobernador (de oposición) del Táchira, que el PSUV o el gobierno nacional. Mientras el gobernador ha tenido cinco casos en los que ha actuado oportunamente antes de que los implicados hiciesen mayor daño, la cúpula del chavismo regional ni siquiera investiga a sus protegidos, a pesar del chaparrón de denuncias, que principalmente provienen de su propia grey.
La corrupción aparece una y otra vez, porque la cultura guzmancista y perezjimenista y adeca y copeyana, pesa mucho como “cultura” depredadora en el actuar de burócratas, mal-formados en sus propias casas y en sus partidos, quienes creen que apropiarse indebidamente de dineros públicos, o de encarecer obras por la vía del cobro de comisiones, forma parte de las prebendas “normales” del poder.
Pero haciendo justicia, en el Táchira, el gobernador (de oposición) ya botó a cuatro altos funcionarios de su administración (revisar casos de D. Ramírez, IAADLET; de L. J. Chacón, CAIMTA; de R. Montes, CAIMTA; y de D. García, de la “Fundación Táchira Grande”); más a los del desfalco a la nómina de la gobernación (que es el último caso), que no solamente los investigó, sino que los destituyó y los pasó a la Fiscalía, él, directamente. Y ya van como 14 detenidos. Pero mientras el gobernador (de oposición) los destituyó, los denunció y los pasó al Ministerio Público a través de los canales regulares, el chavismo oficial regional, puso la denuncia al cielo, por la vía del amarillismo mediático y el escándalo electorero. Hecho aparentemente “normal” cuando tenemos como escenografía un año electoral…
Cuando las denuncias proceden contra burócratas del chavismo regional, aparecen los padrinos y hasta los sub-padrinos, de las tres facciones de poder que controlan -en parcelas diferenciadas- al partido oficialista en el Táchira, y por aquello de que “no nos pisemos las mangueras”, ni siquiera las investigan.
Con los denunciantes, llámense ciudadanos (víctimas) o periodistas buscados por esos ciudadanos para canalizar las quejas, pretenden que se conviertan en activos sabuesos del SEBIN o de Inteligencia Militar, y que presenten pruebas, bla, bla, bla, para... tampoco proceder en contra de los que delinquen. En el “mejor de los casos”, los acusados son destituidos, pero nunca sabremos a ciencia cierta si tuvieron o no alguna culpa… y por eso, a veces, hasta reaparecen en otras nóminas.
Por otra parte, aquel “ronaldismo” de los primeros párrafos, quiere mantener sus enormes cuotas de poder, sin hacer cálculos sobre lo que “eso” va a significar en la debacle electoral que se les avecina, cuando se pierda la mayoría de las Alcaldías y todas las diputaciones regionales. Es como un último pataleo, o “raspao’de olla”, que pueda traducirse en el disfrute de los últimos 400 metros… o del último ‘cuarto de hora’.
Y es por eso que tampoco les interesa la candidatura de Tarek El-Aissami para el Táchira. En función de ese poder mal-entendido y evidentemente contrarrevolucionario, ya le están “haciendo el cajón”, como se lo hicieron al anterior candidato del PSUV. Andan impulsando la candidatura de Vielma Mora, porque lo sienten como más de su propia fauna (derechista y contrarrevolucionaria). Fauna que no permitió ni permitirá que la “revolución” llegue al Táchira.
Para colmar (de colmos) la estrategia electoral y contribuir a “sumar” votos, los burócratas que dirigen las empresas de servicios públicos, en particular las de agua potable y electricidad (pésimos servicios ambos), han aumentado obscenamente las tarifas. En el caso del agua, entre el 2010 y el 2011, las aumentaron en un promedio del 280 %, y acaban de montarle otro aumento -comenzando el 2012-, de entre el 100 % y el 200 % por encima del anterior exabrupto. Ya se paga más por el agua que por el servicio eléctrico, y mucho, pero mucho más, en San Cristóbal, que en ciudades grandes como Caracas.
A las penalizaciones anunciadas para aquellos quienes “desborden” el consumo eléctrico, se han sumado costos altísimos -no anunciados- por la reconexión del servicio (que ahora, en el Táchira, es de Bs. 65,oo) !!!
Pareciera que siguieran más las directrices del Fondo Monetario Internacional, que lo que machaconamente propone el Presidente Chávez. Y dejan en pañales a los mentados especuladores capitalistas del cotarro local y nacional. Creo que los sufridos tachirenses pasarán las contra-facturas, junto con sus votos, el día del juicio final.
O sea que a la calamidades de poder disponer de gasolina y gasoil en las estaciones de servicio, para lo cual han obligado a esta colectividad a colocar un dispositivo de lectura electrónica, único en el país (y por tanto discriminatorio, y por discriminatorio, inconstitucional), sólo por complacer las corruptelas de las autoridades encargadas de velar porque estos combustibles no cojan camino para la vecina Colombia...; a la desgracia que significa ahora contar con el gas doméstico, suministro que se convirtió en una verdadera tortura...; a la ligereza que ofrece Mercal, en cuanto a servir de estación de paso, a montones de bienes subsidiados que van a parar con muchas facilidades al país vecino...; y por otros “detalles” y otras “minucias”, se hace difícil vaticinar el futuro político-electoral del Táchira.
Los tramposamente empoderados del chavismo “oficial” pretenden inhabilitar al actual gobernador y candidato de la oposición, a quien le ha salido un contendor (William Méndez), el que también fue inhabilitado por un tiempo, gracias a gestiones non-sanctas cuando estuvo al frente de la alcaldía de San Cristóbal. Matemáticamente les convendría no inhabilitar a nadie, y aupar en todo caso, la otra candidatura “emergente” de la ultraderecha. Pero creo que el chavismo oficial se las verá negra. Porque el pueblo ve nítidamente que la “pega” es entre la derecha representada en ese “chavismo” oficial, y la ultraderecha representada por la oposición al gobierno nacional.
El chavismo militante, que continúa esperanzado en el Presidente y en una revolución que nunca llega, seguirá esperando...
Lástima me da con todos los esfuerzos que para mejorar la calidad de vida de los venezolanos, hace el Presidente. Lástima me da con Tarek El-Aissami, quien frente a esta panorámica tan poco auspiciosa, se presenta como un candidato “fresco”, joven, de izquierda (de los que poco hay por aquí), andino aunque no del Táchira, leal a Chávez, bendecido por él, etc.,... peeero... la manada de asesinos de votos por estos contornos, es demasiado grande… y poderosa !
Retomando para cerrar, el tema de la lucha contra la corrupción, el futuro cercano nos dirá, quién se llevará los puntos en esa batalla…
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