Los sucrenses, y de manera especial quienes vivimos en Cumaná, tenemos mucha expectativa por el significado y la trascendencia que tendrá para esta ciudad cumplir 500 años de su fundación. Hablamos de finales de 1515 como fecha referencial de la llegada de los colonizadores españoles con su carga invasora y misión evangelizadora.
Dominicos, franciscanos y toda una tropa bien apertrechada arribaron con sus barcos a la desembocadura del Manzanares, para dar comienzo a lo que luego se convertiría en dominio a troche y moche de sus tranquilos habitantes.
Así, entre fundaciones y refundaciones, guerras, terremotos y reconstrucciones está aquí, siempre a esta orilla caribeña y soleada como ninguna, la sultana del rio Manzanares, que por cierto en estas últimas semanas ha recibido el cariño del Alcalde David Velásquez, abriendo su cauce para beneplácito de quienes a diario transitamos por sus puentes.
Cada esquina, calle y plaza de esta ciudad tiene mucho que decir, al igual que un San Luis que por siempre será un saco de recuerdos. Reconstruir todas estas vivencias es un verdadero placer para quienes la palpamos y sentimos todos los días. Con sus tantos problemas? Claro que sí. Para miles se trata de un amor y un encariñamiento verdadero. Amor que se convierte en fuerza para luchar y mantener un pensamiento constructivo.
Entonces, caminar sus calles. Entrar y reconocer en cada casa y habitación que por allí correteó aquel niño que paso a la historia llamándose Toñito. Que un poquito más acá existió la motivación de nuestro gran poeta Andrés Eloy Blanco. Y que a la otra cuadra también daba sus pininos otro de la trascendencia poética como lo fue José A. Ramos Sucre y que más arriba por la Calle La Ermita, el bardo José Agustín se convertía en una llovizna de poemas para la ciudad que amó hasta el último suspiro.
Por supuesto que es un buen momento para reconstruir historias, personajes y leyendas en una ciudad inagotable. Ustedes saben muy bien que las ciudades de puertos se convierten en el tránsito y hospedaje de todo tipo de personajes. La calle Larga, hoy Avenida Bermúdez, cobija infinidad de recuerdos. Desde Puerto Sucre hasta el Puente Guzmán Blanco corrió la sangre libertaria aquel 11 de agosto de 1929 con el desembarco del “Falke” para derrocar al tirano J.V. Gómez y sumar la muerte del estudiante Armando Zuloaga Blanco y el General Ramón Delgado Chalbaud, entre otros.
Y mucho más acá, comenzando la Bermúdez, y hasta hace pocos años existió un Bar llamado El Dólar. Dice la historia local que allí estuvo echándose unos tragos el propio Ernest Heminway, connotado poeta norteamericano que estaba residenciado en Cuba. ¡Qué bueno sería reecontrarse con el autor de “El viejo y el mar”, allí al pie de Puerto Sucre, para que nos contara sus andanzas. Seguramente, ésta será una de las sorpresas que nos traen los 500 años de Cumaná. Un verdadero reecuentro con un pasado glorioso y un dichoso porvenir.