Moto y Metro, Yanis Varoufakis y Olof Palme

Este viernes Aristóbulo y Guillermo, gobernador de Anzoátegui y alcalde de Barcelona,  se la pasaron todo el día entre el Parque de Los Enamorados, y el conjunto de kioscos turísticos recién construido por la Gobernación de Anzoátegui en la margen izquierda del río Neverí y que será inaugurado este Sábado de Gloria. Los dos andaban solos. Sin esa sombra de adulantes y guardaespaldas que tanto brillo le quitan y  dificultan que el pueblo llano los aborde como quisiera.

         Si nuestros gobernantes se dejaran más tocar con los ojos y mirar con las manos la Revolución fuese más poderosa. Eso no es que lo decía Chávez. Lo gritaba:

“Abandonen esas oficinas con aire acondicionado. Salgan de esas camionetotas y vayan al barrio, que le gente los vea, que los toquen, que hablen con ustedes. Instalen una oficinita en una casa humilde de un barrio y despachen de allí”.

         Cuando redacto esos garabatos recuerdo la primera reunión clave del recién estrenado gobierno griego. Jeroen Dijsselbloem, presidente del eurogrupo, llegaba a Atenas para reunirse con Yanis Varoufakis, el nuevo ministro de Finanzas.  Varoufakis acudía a la reunión sin escolta y a lomos de una Yamaha de 1300 c/c. Pocas horas después, su “no reconocemos a la Troika como interlocutor” abría las portadas de medio mundo.

         Varoufakis es reacio a corbatas y muy informal. Es  comunista hasta la cacha y no es amigo de protocolos. Su presencia es común en cualquier restaurant. Suele comprar los diarios de manera personal y ojearlo en cualquier cafetería a cielo abierto.

         También recuerdo al finado Olof Palme que solía desplazarse sólo y sin guardaespaldas. El día que lo asesinaron iba al metro para regresar a casa después de haber asistido con su esposa y su hijo a una función de cine. Todo ocurrió el 28 de febrero de 1986, muy cerca de la entrada de la estación Hotorget, del Metro de Estocolmo.

         En Venezuela es harto difícil ver a los altos funcionarios de gobierno en las calles, en los espacios públicos. Sólo son vistos “dándose un baño de pueblo”cuando andan en campañas electorales. Buscando los votos.

         Fueron muchos y buenos los comentarios a favor de Aristóbulo y Guillermo. No es común ver a los gobernantes en funciones departiendo con el pueblo y compartiendo un humilde plato de comida en una humilde e improvisada mesa. No me refiero a las comilonas y visitas casa por casa que responden a una planificación de gira. Sino a las que son espontáneas y auténticas A esas que no se planifican.



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Américo Hernández


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