La Isabelica (Valencia) y la violencia, ¿y si Maduro no se va?

Esta urbanización fue concebida como zona residencial para trabajadores que alimentarían fundamentalmente a las medianas y grandes empresas que empezaban a instalarse al sur-este de Valencia a mediados de los años 60; inicialmente estuvo dotada de los servicios públicos esenciales del momento, lo que permitió marcar una diferencia notable respecto a los barrios que a sus alrededores se formaron y sus fundadores lucharon duramente por años contra gobiernos adecopeyanos, esto a pesar de ser ambos grupos de habitantes mano de obra, una calificadas y barata la otra. Con el pasar del tiempo los descendientes de los fundadores de La Isabelica y los llegados luego, estando aún los servicios públicos y un nivel de vida aceptable, como es lógico en una sociedad capitalista empezó a desarrollarse y crecer una diferencia social que los alejó de su raíz de clase obrera.

Elevado el estatus social y económico de una buena parte de la gente de La Isabelica, empieza el roce con sectores de la clase media valenciana. Reciben de esta una influencia ideológica indefinida sobre todo mental, que los hace creerse parte del status quo, imponiéndose con ello la negativa de participar en la luchas populares para mantener los niveles servicios públicos iniciales cuando desde los años 80 empezaron fuertemente a deteriorarse debido, entre otras razones, al crecimiento poblacional y comercial informal: cloacas, alumbrado público, calles y aceras, seguridad, aseo, transporte y con mucha fuerza la sociabilidad urbana, esto gracias al afianzado y pernicioso facilismo que hoy vive la una vez llamada Ciudad Satélite. En esta situación y en el vaivén de la política que caracteriza a la incrédula clase media y la conexión con los medios tecnológicos y su cultura extranjerizante, impuestas y aceptadas por los nuevos de estatus en La Isabelica no debían permitírsele parecido o confundirse con el populacho y cuestionado chavismo que los rodea en los barrios Bello Monte I, II y III, 3 de Mayo y otros cercanos del sur de la ciudad, en tal sentido, empiezan a ubicarse en la derecha que les presenta algo así como la moda del momento, convenciéndolos de participar activamente en las luchas contra el gobierno chavista en procura del Vete Ya!.

En el 2014 empiezan las guarimbas y con ellas las barricadas violentas y destructivas, mientras tanto muchos habitantes de La Isabelica, asumidos de derecha y más aún creídos de clase media tipo San Diego o El Trigal, se impregnan del incomprensivo facilismo y la inacción social que los ha distanciado de la participación en asambleas y reuniones comunales ante los graves problemas que cada día deterioran más en la urbanización, pero sí, se declaran en Resistencia y se lanzan a las calles con sus respectivas trancas, levante de alcantarillas, quema de cauchos, asfalto y transporte público y privado, derribo de árboles, postes y defensas, asaltos y saqueo a locales comerciales públicos y privados, sin importarle para nada el perjuicio que le causan a la gran mayoría, solo es importa la causa impuesta: tumbar a Nicolás Maduro.

El resultado ante aquellas acciones es alto conocido, deterioro humano y material costoso y sin precedentes, pero, lo que es peor para ellos por la frustración que les generara, Maduro siguió siendo el Presidente de la República.

Esta vez, 2017, más creídos e influenciados por la orden desesperada lanzada desde tierras del norte y europeas se la juegan, esos "aguerridos" y camuflajeados habitantes de La Isabelica, inmediatamente la cumplen y anuncian el sin retorno en su lucha por derribar al Chofer y sacarlo de Miraflores. Justifican ante ello el sacrificio de los pendejos que son apresados o peor aún, asesinados. De la misma manera arremeten con más fiereza y destrozos aterrorizando a propios y extraños. La enajenación en estos individuos es tan grave que no se dan cuenta que cada día tienen menos vítores en la urbanización y que solo se insuflan cuando desde el propio chavismo sale una voz "crítica o disidente" que los alienta desde los medios de comunicación de la derecha, por supuesto.

Para muy poca gente es un secreto la gran cantidad de dinero que rueda por esas calles incendiadas, tampoco es secreto, menos para los habitantes de La Isabelica el pago o compra de voluntades, especialmente jóvenes en esas acciones tumba gobierno, promovidas por los que tienen y disponen de los dolarizados recursos económicos, por supuesto, vistos por estos como una inversión les generaría jugosas ganancias, porque para ellos vale el sacrificio y los daños colaterales que, de acuerdo a sus predicciones el fin del chavismo está cerca, bien cerca, entonces, es nada descabellado buscar a los que atizan la candela en la urbanización y preguntarles, aja, ante todo esto quién pagará o repondrá los daños humanos y materiales producidos a La Isabelica si Nicolás Maduro no se va!? Tienen chance hasta el 30/J. para responder y si no lo hacen, de eso se encargará la historia.



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Gustavo C Vásquez


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