El Táchira sin Protector y sin Gobierno

"Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario"

Filósofo del Táchira (Fallecido)

Por los días de Navidad y Año Nuevo viajamos a los Andes venezolanos, concretamente a nuestro lar nativo, la ciudad de La Grita, capital del Municipio Jáuregui del estado Táchira.

El recorrido lo hicimos con nuestro propio vehículo - por vía terrestre - a través de autopistas y carreteras del país, desde la ciudad de Maturín, capital del estado Monagas en el oriente venezolano, hasta el estado Táchira.

Luego de atravesar doce estados (Monagas, Anzoátegui, Miranda, Distrito Federal, Aragua, Carabobo, Yaracuy, Lara, Trujillo, Zulia, Mérida y Táchira) con dos escalas, una en Caracas y otra en Barquisimeto, llegamos a nuestro terruño.

En verdad - para ser sinceros - encontramos bastante seguridad y vigilancia a todo lo largo del recorrido y con algunas excepciones, observamos algunos tramos con el mal estado de la capa asfáltica y ciertos huecos, tal vez como huella de algunas lluvias que en nuestro viaje, afortunadamente, no estuvieron presentes.

El viaje podría haber sido quizá satisfactorio en todo su recorrido, hasta encontrar los primeros obstáculos en el estado Lara, debido a la falta de gasolina que se hizo visible, luego de observar largas colas de vehículos a ambos lados de la autopista Centro- Occidental, especialmente entre las ciudades de Chivacoa (estado Yaracuy) y Barquisimeto (la capital larense).

Nuestro acierto estuvo en la previsión de cargar en la maleta del vehículo, un bidón de 20 litros de combustible, suministrados por mi hermano Iraides en Valencia, estado Carabobo.

Gracias a la experiencia de mi hermano - por largos años - como camionero (al igual que mi padre Higinio- fallecido), quien mantuvo nuestra familia, gracias a su trabajo, en este honorable oficio, nos recomendó llevar la gasolina de reserva.

En Barquisimeto dormimos una noche en una modesta posada; pero la misma resultó corta, debido a que tuvimos que madrugar (3:00 a.m.) para hacer una cola y poder así echar gasolina a nuestro vehículo.

Todo se logró gracias a la amabilidad de unos taxistas, quienes nos permitieron adelantar un puesto en la cola de una estación de servicio de la capital larense, ubicada en la Avenida Libertador a cambio de un trueque por arepas y un aromático café, que nos trajo mi esposa Carmen, a primera hora de la mañana y pudimos abastecernos de combustible.

La sorpresa estuvo siempre presente a lo largo del viaje. No obstante, la compañía de mi hermana Amelia, mi sobrina Cinthya, la vecina Melissa y la de mi esposa Carmen, nos hicieron el viaje más placentero y gracias a la previsión, llevamos para el camino agua potable, cambures, mandarinas, arepas, queso y chivo en coco, que no faltaron en toda la travesía.

El viaje transcurrió tranquilo y sin novedad por toda la vía del Sur del Lago de Maracaibo y el hermoso Valle de Motatán, hasta que dejamos muy atrás la vía Carora – Zulia en el estado Lara.

Ya en camino por la histórica carretera Panamericana, en los tramos de los estados Zulia, Trujillo, Mérida y el Táchira, observamos largas colas de vehículos (la mayoría amarrados con mecates, en señal de varios días de espera) y también apreciamos la mayoría de las estaciones de servicio de combustible, totalmente cerradas.

En El Vigía, estado Mérida - como a tres horas de La Grita, Táchira - nos aprovisionamos con el bidón de 20 litros de la reserva, lo que garantizó nuestro recorrido final hasta la tierra del Santo Cristo, donde abastecimos luego en la cola de turistas.

Allí, en El Vigía, se nos acercó un motorizado con un bidón de gasolina, el cual nos ofreció, al precio de 40 mil pesos colombianos y al cambio del día.

Ya en el Táchira - en nuestros días navideños - pudimos sentir en carne propia el viacrucis que viven los paisanos andinos. Una inflación superior a la que vive todo el país, el pago de los víveres y alimentos en moneda colombiana; sin ningún desparpajo y con la más descarada colombianización de nuestro signo monetario.

Algún paisano nos dijo en el mercado: "A La Grita y al Táchira que no cuenta con el "Protector" ni la "Gobernadora", le cayeron las siete plagas de Egipto; no hay luz. ni gasolina, ni gas, ni agua, ni transporte, ni cajeros automáticos en los bancos y para colmo, todo se paga con moneda colombiana y dólares".

En realidad no habíamos medido la magnitud de la falta de gobierno local (Alcaldía chavista de La Grita) y la estatal (Gobernadora de Oposición) y lo que es peor, tenemos un "Protector", el paisano Freddy Bernal quien sólo hace turismo por los municipios y porta muy bien su traje de combatiente contra los "paracos", pero para las cámaras de TV.

Mientras el caos se apodera del Táchira y en la frontera, las mafias colombianas hacen su agosto en los mercados de Cúcuta, muchos traficantes, amparados con la mirada cómplice de algunos militares verde oliva venezolanos, incrementan el contrabando de gasolina y de materiales estratégicos para territorio colombiano.

La verdad verdadera es que sentimos pena ajena en nuestro último viaje a la "Tierra del Santo Cristo". En el mercado vimos la compra venta de alimentos y víveres con dinero colombiano, a diestra y siniestra.

Con vendedores de verduras y hortalizas del mercado y con los "Ferieros", quienes hacen su rueda bursátil y compran las cosechas a "precio de gallina flaca" y a futuro, en pesos colombianos, tuvimos varios altercados y discusiones.

No es posible, por ejemplo, que a los paisanos les vendan en el propio pueblo más caras las verduras y hortalizas (papas, zanahorias, tomates, apios, repollo, auyamas y plátanos, etc.), con precios más caros que los marcados por los "ferieros" en Maturín, estado Monagas; luego de un viaje con sus camiones de más de 24 horas por las carreteras del país.

El Táchira es tan venezolano como los estados Apure, Zulia, Bolívar, la isla de Margarita o el Territorio del Amazonas, por ejemplo; el mismo, no merece el olvido y la desidia a la cual le han conducido los actuales gobernantes.

El Presidente Nicolás Maduro Moros debe darse una paseadita - de incognito - por las fronteras del país, para que presencie la auténtica realidad que vive el interior de Venezuela.

La verdad verdadera es que en el Táchira brilla por su ausencia "El Protector" y "La Gobernadora"; sobre todo esta última, de quien ya sabemos, superó desde hace mucho tiempo sus largas vacaciones en Miami, al igual que su famosa y eterna luna de miel.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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