Al principio y mucho tiempo después, hubo una época en que nuestra ingenua mirada no alcanzaba a ver más allá que la acera del frente y de repente surgió el milagro, que como un rayo fulminó nuestras limitaciones visuales, que ignoraban la gama de colores de un universo comunicaciónal de dimensiones desconocidas hasta entonces. Y en lo sucesivo nacía la prensa escrita, la radio y la televisión, poco tiempo después se abre camino la era cibernética y a pocos pasos emerge como un boomerang el Internet, única herramienta de redes interconectadas a escala mundial, nada se le puede equiparar. Es Internet semejante a una colosal montaña dactiloscópica de avanzada tecnología, que reseñará hoy y a futuro toda huella humana nacida y por nacer.
Es el Internet
un potro salvaje que escapó de nuestras manos y galopando va a paso
agigantado sin bridas por entre los pastizales virtuales en busca del
amor sempiterno, con deseo supremo de ser manso y noble con el apuesto
jinete que le dé caricias y arrullos, que entienda que su portal
didáctico
de franca ventana al mundo, no es una pequeña aldea desglosada de la
gran urbe con un chisme a la vuelta de la esquina, es algo más, es
el pozo de los deseos donde se arrojan como dádivas las mentiras y
las verdades, pero cada una con una contundente y certera repuesta a
flor de piel, cuando el deseo expreso así lo requiera.
Allí no existe
la primera figura del actor, allí todos somos protagonistas, pero
eso no quita que aquellos que hacemos vida de internauta en las
redes interlazadas de alcance global, estemos exentos de una buena cuota
de responsabilidad de orden jurídico, en una de esas actitudes
antiéticas
que rompe todo protocolo moral en la comunidad cibernética.
Se especula
sobre un supuesto sensor, mordaza o filtro a Internet dentro de la
jurisdicción
soberana de parte de nuestro gobierno revolucionario, de materializarse
sería un craso error. Esta medida para nada favorece a nuestro proceso
y más que sumar resta. Sumemos pues Internet y revolución para que
a la postre cantemos doble boche. No obstante autocráticos y cautelosos
debemos ser cuando hurguemos en la red, porque una imprudencia de parte
nuestra podría convertirse en una falta de valores que hieren
susceptibilidades,
causando un diluvio de sentimientos encontrados, en un proyecto en
el cual se trata de encausar una práctica idealista de igualdad y
respeto.
Los que hacen
de Internet una trinchera hostil para disparar con saña a la revolución
les decimos con firmeza, que al recargar de nuevo sus cartuchos para
una nueva tanda de ataques, antes de que se ponga el Sol sobre el
horizonte
azul revolucionario, se habrían fundido junto al plomo de la desfachatez
y la mentira. Por todos los dioses, no permitiremos que nos ganen esta
partida, pues sabemos de antemano que estos hermanos antagónicos, su
único propósito alterno es que venga papá imperio del Norte y al
igual que muchachitos peleones nos de la nalgadita de rigor, de esa
que es radical ultraderechista y con voz de ultratumba nos diga:
teterito
y a dormir cada uno a su cunita incierta, que aquí el que manda soy
Yo.
Dijo un filósofo: La ingenuidad de los ignorantes tiene parte decisiva en la confusión. Fin de la cita.
Al pueblo venezolano nadie le quitará su gloria, posee el mejor antivirus, su lealtad.
Patria Socialismo o Muerte Venceremos.